El 25 de diciembre de 2021 el Comité Científico del Plan Pevolca dio por finalizada la erupción del volcán de La Palma después de casi tres meses de movimiento, durante los cuales la lava arrasó más de 1.300 viviendas y 370 hectáreas de cultivo. Fue la primera vez que la Tierra expulsó fuego después de 50 años en silencio.

El 19 de septiembre se cumplirán tres años desde que la isla de La Palma se recupera del acontecimiento, así como todas las familias que se vieron afectadas por la catástrofe. Desde entonces, científicos, expertos y habitantes tienen más presente que nunca el volcán, incluso cuando se activa por "procesos normales y naturales".

Este martes 13 de agosto, el Cabildo de La Palma ha activado el protocolo del Plan de Emergencias Insular en algunos puntos de la isla por la presencia de picos puntuales en la medición de gases en algunos lugares de Puerto Naos. Darwin Rodríguez, consejero de Emergencias, ha destacado que se trata de "procesos normales y naturales" que cuentan con el seguimiento del Comité Científico.

A pesar de la activación del protocolo, en ningún caso ha sido necesaria la evacuación de personas, sino que los bomberos han intervenido en 46 viviendas para asesorar a los propietarios sobre la necesidad de ventilar las casas. Actualmente, hay 1.156 medidores instalados en interiores y 194 en lugares públicos que permiten recopilar datos sobre gases y facilitar el acceso a viviendas con niveles de 700 ppm o menos.

Rodríguez ha subrayado también que la activación del protocolo demuestra que los sistemas empleados en estas zonas funcionan correctamente. De esta manera, los servicios de emergencias podrán realizar un seguimiento adecuado y actuar en caso de que fuera necesario.

Cuáles son los riesgos de los gases volcánicos

Lo cierto es que estos gases volcánicos llevan presentes en la isla desde su erupción, en mayor o en menor medida. Específicamente en Puerto Naos, cuyo núcleo turístico quedó en zona de exclusión desde la erupción y poco a poco está comenzado a 'revivir'. De hecho, en junio d este mismo año, el presidente del Cabildo señaló que se siguen dando pasos para facilitar los accesos a las viviendas que sigan registrando 700 ppm o menos.

No obstante, la calidad del aire se sigue viendo perjudicada aún en la actualidad.  Durante la erupción en septiembre de 2021, se liberaron grandes cantidades de dióxido de azufre (SO₂), dióxido de carbono (CO₂) y otros gases volcánicos, que han llevado a hoy martes activar un nuevo protocolo de seguridad.

El volcán de Cumbre Vieja La Palma. Reuters.

El dióxido de azufre y el dióxido de carbono son los gases más preocupantes. El primero de ellos puede causar irritación en las vías respiratorias, problemas pulmonares y en los ojos, y en concentraciones más altas puede ser letal. Además, este gas contribuye a la formación de lluvia ácida, que puede dañar cultivos, bosques y cuerpos de agua.

El dióxido de carbono, aunque no es tóxico en pequeñas cantidades, puede desplazar el oxígeno en áreas cerradas o mal ventiladas, creando un riesgo de asfixia, un dato que prioriza el aviso de los expertos en La Palma por ventilar los espacios.

Según un reportaje publicado en el diario El País en 2023, dos años después de la erupción, en zonas no ventiladas como garajes, se registraban concentraciones de hasta 500.000 ppm.

Respirar aire que contenga más de un 3% de CO₂ puede provocar rápidamente dolores de cabeza, mareos, aumento del ritmo cardíaco y dificultades respiratorias. En niveles de mezcla superiores al 15% aproximadamente, el dióxido de carbono provoca rápidamente la pérdida de conciencia.

En el caso del protocolo activado en Puerto Naos, las cifras registradas no suponen riesgo para las personas, al constatarse cifras que incluso podrían darse como normales en lugares sin ventilación en cualquier otro punto fuera de los afectados por la erupción volcánica; sin embargo, cualquier precaución es poca teniendo en cuenta los riesgos de estos gases.