Ser mujer es difícil y aún lo es más en situaciones de crisis. No es que sea mucho más fácil para los hombres en situación de hambruna, sequía extrema o guerra, pero ellas, en general, son las que peor lo pasan. También ocurre en el día a día de las familias más 'normales'; sobre sus hombros cae el peso del cuidado de la familia. Ellas, protectoras de la Tierra y de la familia, son a las que más afecta la crisis climática.

Lorena Cobas, responsable de emergencias de UNICEF España, lamenta que hay muchos ejemplos de conflictos en los que la mujer se lleva la peor parte. Casos como el de Sudán, que llevan más de un año de violencia, o el Nigeria, en la que grupos armados secuestraron cientos mujeres y niñas de forma sistemática son solo algunos ejemplos.

"La crisis de larga duración, como por ejemplo Siria, también lleva a un aumento del matrimonio infantil", dice Cobas. Los casos más comunes son hambre, muerte, violaciones y emparejamientos no deseados.

Aun así, la responsable de UNICEF explica que las familias normalmente buscan el bien de las niñas. No es habitual que las familias den a las niñas por enriquecimiento personal o por repudiarlas, lo que pasa es que cuando llevan tanto tiempo de conflicto ya no tienen recursos para vivir. Se asumen estas estrategias de supervivencia que son negativas, a corto y largo plazo, pero la ven como única alternativa para mantenerse.

Las niñas, cuenta Cobas, tienen asumido el rol de cuidar la familia. Por eso, en situaciones de hambruna y escasez de alimentos, ellas son las que se quedan con porción más pequeña. Esto provoca que tengan una peor alimentación y a su vez caigan enfermas.

"En el caso de la escolarización, las familias suelen elegir que los niños sigan yendo porque creen que tienen más posibilidades", explica Cobas. Y añade: "Las mujeres niñas asumen el papel de tareas del hogar. Es decir, esto hace que lleven el peso real de mantener con vida a las familias". 

Hay que tener en cuenta que estas sociedades tienen las funciones de género muy arraigadas en las dinámicas sociales. Tanto las de las mujeres como de los hombres. Ellos también tienen otro tipo de responsabilidades. "Son asunciones sociales que tienen que deconstruir para conseguir el cambio", remata Cobas.

Problema global

La diferencia de funciones por género es un asunto global. Mientras sean diferentes seguirá habiendo unas tareas sociales asociadas comúnmente a uno u otro género. En pro de la igualdad no es la diferencia de tareas, sino que todos puedan asumir cualquiera de ellas.

ONU Mujeres publicaba recientemente un informe analizando este problema aplicable a todo el mundo, centrado en el sudeste asiático, una zona que se ve especialmente afectada por el calentamiento global

Países como Indonesia, Filipinas o Samoa, en vías de desarrollo, son un ejemplo de como afecta la división de responsabilidades dependiendo del género. El reporte destaca que son ellas quien, en general, están en situaciones socioeconómicas más vulnerables y acaban en situaciones más perjudicadas a los efectos del cambio climático.

Análisis de género en el impacto del cambio climático

En un escenario sin cambio climático, el PIB $197,3 billones para 2050. Sin embargo, en el escenario de "Peor Cambio Climático", el PIB caería a $173.4 billones y afectaría de forma desproporcionada a las mujeres y niñas.

La igualdad de género también se vería afectada. En ese escenario extremo, las desigualdades se acervarían por necesidad. Esto hace más necesarias que nunca las medidas de mitigación y adaptación con un enfoque el sur global.

Los efectos del cambio climático ya se han notado. En 2015, un informe de la ONU apuntó que la inseguridad alimentaria afectó más a las mujeres (29.1%) que a los hombres (26.8%), y en ese "peor" escenario habrá 16 millones más de mujeres que de hombres en 2030.

La principal razón que nombra la ONU Mujeres es la falta de equidad en la toma de decisiones, que a la vez que la relega a posiciones minusvaloradas las posiciona en poco más que cuidadoras de la casa. A pesar de ser las garantes de la continuidad de la familia, muchas veces su opinión no se tiene en cuenta

El cambio climático afecta negativamente la agricultura, lo que incrementa la inseguridad alimentaria, impactando desproporcionadamente a mujeres y niñas. Las investigaciones muestran un aumento en la violencia de género, matrimonios forzados, y complicaciones de salud materna debido a desastres naturales. Además, se espera que la migración por el cambio climático exacerbe las desigualdades.

Una mujer hindú preparando la comida iStock

Sin intervenciones por parte de los países desarrollados, el cambio climático enfrentaría a 57 millones de mujeres del sudeste asiático a la inseguridad alimentaria. En los peores escenarios que contempla la ONU, la pobreza extrema femenina podría aumentar un 17% para 2030.

Las consecuencias son impredecibles, aunque la mayoría de los estudios no prevén un futuro halagüeño para las comunidades más desfavorecidas, y aún peor para las mujeres y niñas. La ayuda internacional es cada vez más urgente y necesaria para ayudar al sur global a florecer, y hacer frente a los desafíos que supondrán los eventos climáticos cada vez más extremos.