El número de afectados por el virus del Nilo no deja de crecer. España ya suma 17 casos y tres fallecidos en la provincia de Sevilla, pero el resto de Europa no tiene una suerte mayor. En Grecia, a 31 de julio, alcanzaban los 31 infectados y, en Italia, 25. Seguido, aunque en menor medida, por Austria (2), Serbia (2), Francia (1) y Rumanía (1), tal como indica el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés). 

Tan solo entre el 1 y el 8 de agosto, la Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía ha detectado la presencia de 10 nuevos afectados. Tres en Dos Hermanas, cuatro en Coria del Río, uno de La Puebla del Río, otro de Sevilla y uno de Navarra que se encontraba en Utrera. 

Pero, ¿qué es el virus del Nilo Occidental (VNO)? Se trata de una enfermedad emergente en Europa, cuyo vector principal son los mosquitos del género Culex. Aunque originario de África, parece haber encontrado en el clima cálido y húmedo del sur europeo, en concreto, en territorios como Andalucía, un hogar ideal para su propagación. 

Su peligro se encuentra en que puede causar encefalitis, una inflamación del cerebro que puede ser mortal, especialmente en personas mayores o en aquellas con sistemas inmunitarios debilitados. Porque, a pesar de que la mayoría de las infecciones en humanos son asintomáticas, alrededor del 20% de las personas desarrollan desde fiebre y dolores de cabeza hasta convulsiones y parálisis. Incluso, en los casos más graves, puede llevar a la muerte. 

Murciélagos como armas

Ante esta amenaza, las autoridades locales de Coria del Río han buscado soluciones innovadoras para controlar la población de mosquitos de manera efectiva y sostenible. Entre ellas, la instalación de cajas refugio para murciélagos, depredadores naturales de mosquitos. 

Los estudios han demostrado que tan un solo murciélago puede consumir hasta 3.000 insectos en una sola noche, lo que los convierte en aliados cruciales en la lucha contra este tipo de enfermedades. Por eso, desde 2021, el Ayuntamiento de Coria del Río ha instalado alrededor de 130 de estas cajas en diferentes puntos del municipio con el objetivo de aumentar la población de estos mamíferos. 

Equipos luchan contra el virus del Nilo Occidental. EFE

Sin embargo, tal como indica el alcalde de Coria del Río, Modesto González, en declaraciones para La Sexta, esta iniciativa "no es la única que llevamos a cabo. Las torres nido es algo especial, pero en muchos parques hay nidos para distintos tipos de aves". Símbolo de ello son las 10 cajas para vencejos que han colocado en el municipio, un pájaro capaz de comer hasta 1.000 insectos diarios. 

El objetivo es claro: reducir la población de mosquitos y, con ello, el riesgo de transmisión del virus. Un ideal para el que, además, han puesto en marcha un proyecto de lo más ambicioso: la construcción de la 'Torre de la Biodiversidad', una estructura de 12 metros de altura instalada en el Parque Adolfo Cantalejo de Coria del Río. 

Torre de la Biodiversidad, Coria del Río. EFE

Esta iniciativa, diseñada por los empresarios Diego Alves y Ángeles Mora y donada al Ayuntamiento, está equipada con 150 nidos para aves y un espacio que, en su base, puede albergar hasta 300 murciélagos. Se estima que, gracias a ella, se podrían eliminar hasta un millón de mosquitos al día. 

Por qué Europa

Fue detectado por primera vez en Uganda en 1937 y, a pesar de que durante décadas se consideró una enfermedad confinada a África, el cambio climático ha facilitado su expansión a otras partes del mundo. Así, a finales del siglo XX llegaba a Europa y, a principios del XXI, a España. 

En ese contexto, la región de Andalucía, con su vasta red de humedales, se ha convertido en el hábitat perfecto para los mosquitos transmisores. Ejemplo de ello es Coria del Río, donde recientemente ha fallecido una mujer de 87 años a causa de esta picadura. Y es que la proximidad de esta localidad con el Guadalquivir ha hecho de ella un punto crítico para la proliferación de los insectos. 

Además, el aumento de temperaturas y la disminución de las lluvias —un 15% menos en los últimos años—, han exacerbado la situación, permitiendo que los mosquitos se reproduzcan en grandes cantidades y, con ello, se facilite la propagación del virus.