La crisis climática es real: está aquí y no podemos permitirnos ignorarla. En los últimos años, el mundo entero ha sido testigo de un alarmante aumento de las temperaturas. Sin ir más lejos, el pasado domingo se registró el día más caluroso de la historia, según datos preliminares del Servicio de Cambio Climático Copernicus. Un récord de temperatura que no solo subraya la gravedad del cambio climático, sino que también nos advierte de las peligrosas consecuencias que enfrentaremos si no tomamos medidas urgentes.

El día más caluroso de la historia hasta la fecha fue el pasado domingo, día 28 de julio de 2024. La temperatura media global del aire en la superficie alcanzó los 17,09 °C (62,76 °F), superando ligeramente el récord anterior de 17,08 °C (62,74 °F) establecido el 6 de julio del pasado año.

Aunque a simple la vista la diferencia puede parecer mínima, los científicos advierten que este incremento es estadísticamente significativo, representando un paso más hacia un territorio climático desconocido y peligroso.

Carlo Buontempo, director de Copernicus, expresó su asombro ante la rápida escalada de las temperaturas: "Estamos en un territorio verdaderamente inexplorado y, a medida que el clima siga calentándose, es probable que veamos nuevos récords en los próximos meses y años".

Este aumento de temperatura ha desencadenado una serie de sucesos climáticos extremos, desde incendios forestales hasta olas de calor que afectan la salud pública y los ecosistemas. Hechos que cada vez van tomando mayor relevancia y consecuencias más devastadoras para el conjunto del planeta. 

Consecuencias globales del calor extremo

El impacto del calor extremo se siente en todo el mundo. En España, la reciente ola de calor ha sido especialmente devastadora, con temperaturas que superaron los 43 °C en varios municipios. El Granado, en Huelva, registró la temperatura más alta del año con 45,6 °C, situándose como el epicentro del calor extremo en la península ibérica. Un  fenómeno que no es aislado y refleja una tendencia preocupante hacia condiciones climáticas más severas y frecuentes.

Zeke Hausfather, científico climático en Berkeley Earth, afirmó que estos récords son una señal inquietante de lo que está por venir. "Después de 13 meses consecutivos de temperaturas récord, es aún más probable que 2024 supere a 2023 como el año más cálido registrado".

Mujer acalorada echándose agua por encima. iStock

La frecuencia y la intensidad de estos eventos climáticos extremos están aumentando, poniendo a prueba la resiliencia de nuestras infraestructuras y sistemas de salud. No olvidemos que el calor extremo tiene consecuencias directas y severas con la propia humanidad.

Las olas de calor aumentan la mortalidad, especialmente entre las poblaciones vulnerables, como los ancianos y los niños. Además, las temperaturas elevadas también exacerban las enfermedades respiratorias y cardiovasculares, pudiendo causar golpes de calor y deshidratación.

Bosque incendiándose. iStock

Las salas de emergencia y las unidades de cuidados intensivos están cada vez más saturadas durante las olas de calor que se suceden cada verano, evidenciando la necesidad de mejorar las estrategias de mitigación y respuesta.

Por otro lado, el calentamiento global intensifica los incendios forestales que, además de terminar con cientos de ecosistemas, destruyen hogares y hasta vidas humanas. Las altas temperaturas secan la vegetación, creando condiciones ideales para la propagación más rápida y descontrolada del fuego, liberando a su vez grandes cantidades de carbono a la atmósfera, contribuyendo aún más al cambio climático en un ciclo vicioso.

La urgencia de la acción climática

El profesor Peter Thorne, coautor de un informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), enfatizó que si no logramos alcanzar rápidamente las emisiones netas cero, los récords actuales de temperatura podrían considerarse "anómalamente fríos" en el futuro.

"Estamos aún menos preparados para lo que está por venir", advirtió Thorne, subrayando la necesidad de acciones inmediatas y decisivas para frenar el calentamiento global.

Termómetro de la ciudad marcando una alta temperatura. iStock

A pesar de los esfuerzos globales para reducir las emisiones, el ritmo del cambio es insuficiente. Las políticas y las acciones individuales deben ser más ambiciosas. Esto incluye la transición a fuentes de energía renovable, la mejora de la eficiencia energética, la reforestación y la protección de los ecosistemas naturales.

El reciente récord de temperatura es un claro recordatorio de la gravedad del cambio climático y sus impactos. Solo a través de un esfuerzo colectivo y sostenido podemos mitigar los efectos del cambio climático y proteger nuestro planeta para las futuras generaciones.