Este pasado miércoles 21 de agosto, los visitantes que acudieron a la playa de L'Arenal de L'Hospitalet de l'Infant vieron su objetivo de bañarse impedido por una bandera roja, después de que el vigilante de un puesto de hinchables alertase de la presencia de un cocodrilo en la misma orilla.

El trabajador aseguró que había visto un cocodrilo de poco más de 1,5 metros nadando cerca de los hinchables y que, incluso, en la arena había un rastro que podría coincidir con el de este reptil. El avistamiento obligó a la Policía Local de Vandellòs i l’Hospitalet, agentes rurales y socorristas de la zona a prohibir el baño e izar la bandera roja.

Como indica el protocolo, el rastreo por el lugar continuó hasta determinar que el cocodrilo no estaba en la zona, así como tampoco la descripción del rastro que indicó el trabajador. Sin embargo, y a pesar de no haber encontrado indicios del animal, la bandera roja quedó izada hasta las 10 horas, que se cambió por la amarilla por precaución.

Los equipos de rescate y la Policía Local de Vandellòs se mantuvieron en alerta ante la posibilidad de que el avistamiento hubiese sido real, así como ante la probabilidad de su aparición. Desde Protección Civil informaron que únicamente contaban con el testimonio del testigo, y que nadie más había reportado su presencia en la playa de L'Hospitalet de l'Infant.

A pesar de que la información sea imposible de creer para visitantes y bañistas, lo cierto es que la playa de L'Hospitalet de l'Infant cuenta con un historial muy amplio de animales 'salvajes' en la zona y, recientemente, se encontró una cría de caimán en el río Besós de Barcelona. Datos que hicieron saltar la voz de alarma entre los expertos y profesionales, que se vieron obligados a rastrear la zona.

¿Es posible un cocodrilo en una playa de España?

Aunque parezca sorprendente, los cocodrilos de agua salada existen. Conocidos como cocodrilos marinos o Crocodylus porosus, son los reptiles más grandes del mundo y son nativos de regiones costeras del sudeste asiático, el norte de Australia, y algunas áreas de la India y las islas del Pacífico.

A diferencia de otras especies, los cocodrilos marinos tienen la capacidad de vivir tanto en agua dulce como en agua salada, lo que les permite moverse entre ríos, estuarios y el océano. Su habilidad para tolerar la salinidad del agua es una adaptación que les ha permitido colonizar una amplia gama de hábitats, e incluso nadar largas distancias en el mar abierto.

Sin embargo, y a pesar de su adaptabilidad, la aparición de un cocodrilo marino en la playa de L'Hospitalet de l'Infant, en Barcelona, sería un evento extremadamente improbable, ya que su distribución natural está muy alejada de Europa, y no existen poblaciones de cocodrilos marinos en el Mediterráneo.

Por este motivo, la hipótesis que se maneja —igual que con el caimán del río Besós— es que alguien haya adquirido ilegalmente al animal como mascota. Cada día hay más personas compran animales salvajes, a pesar de que lo prohíbe la reciente Ley de Bienestar Animal. 

En algunos casos, cuando los dueños de estos animales se dan cuenta de que no pueden manejar el tamaño, el comportamiento o las necesidades del cocodrilo, deciden abandonarlo en un lugar remoto, como una playa o un río, con la esperanza de que sobreviva por su cuenta.

Sin embargo, se cree que el avistamiento ha podido ser un error. En primer lugar, la distribución natural de los cocodrilos se limita a regiones tropicales y subtropicales de África, Asia, América, y Australia

Además, el clima y el ecosistema de la costa de Barcelona no son adecuados para la supervivencia de un cocodrilo. Estos reptiles son ectotérmicos, lo que significa que dependen del calor externo para regular su temperatura corporal, y necesitan ambientes cálidos para sobrevivir. Las aguas del Mediterráneo, especialmente en las costas españolas, son significativamente más frías de lo que un cocodrilo requiere para mantener su actividad metabólica.

Si bien hay muchos casos documentados de cocodrilos que han sido liberados ilegalmente por sus propietarios o, incluso, que han escapado de zoológicos, estos incidentes son extremadamente raros y generalmente no resultan en cocodrilos viviendo en libertad durante mucho tiempo como para alcanzar 1,5 metros, ya que las condiciones no son propicias para su supervivencia.