A lo largo de la historia, ha habido todo tipo de técnicas para mejorar la calidad del agua, como hervirla o pasarla por un filtro hasta usar pastillas potabilizadoras de cloro o yodo. Como elemento base para la vida que es, su disponibilidad es esencial, sobre todo en situaciones límite, como catástrofes naturales o desastres. Porque sin agua no hay vida.
En los casos de emergencia y rescate, los equipos llevan almacenada la cantidad suficiente como para ser autosuficientes durante un tiempo. Las complicaciones llegan cuando las misiones se alargan en el tiempo y además se quiere dejar un legado sostenible.
Íñigo Vila, director de emergencias de Cruz Roja España, explica que para ellos, en las misiones internacionales, el acceso de agua es una prioridad. Porque, recuerda, "son los primeros auxilios de la salud".
"Tener acceso a agua potable evita que la población tenga otras necesidades relacionadas con enfermedades, por tanto, es uno de los ejes prioritarios", insiste. Y explica que, para operaciones en el extranjero, tienen estandarizada la metodología y equipo en las diferentes ramas de Cruz Roja y Media Luna Roja de todo el mundo. Eso les permite trabajar con equipos internacionales, y compartir material y personal, ya que, en muchas ocasiones, hacen misiones conjuntas, como la última en Brasil, tras las inundaciones en el sur del país.
Cuando el equipo accede por primera vez a una zona devastada por un huracán, un terremoto o cualquier otro desastre natural, lo primero que hace es asegurar el acceso al agua potable. Usan todos los métodos de los que disponen, desde pastillas, filtros o potabilizadoras. "La unidad de agua y saneamiento que podemos desplegar, capta, trata y almacena hasta 220.000 litros al día con un nivel de potabilización muy alta", asegura Vila.
Dice que pueden potabilizar el agua de dos calidades. Una "no mata", pero puede ser algo turbia y tener un olor y un sabor extraño. La otra es de mucha mayor calidad. Además, tiene un mayor tratamiento y se usa, por ejemplo, en centros sanitarios donde se necesita una mejor composición para el tratamiento de enfermos.
Y es que, según la OMS, cerca de un millón de personas al año mueren por culpa de las enfermedades diarreicas contraídas por un consumo de agua insalubre. De hecho, el 80% de las enfermedades infecciosas se transmiten a través del agua.
Programa Wash
Cruz Roja y Media Luna Roja le dan una importancia principal al acceso al agua potable y que las poblaciones cuenten con una red de saneamiento adecuada y resistente. Con eventos extremos como tormentas, huracanes o inundaciones, las infraestructuras de las ciudades se ven en serio riesgo. También las zonas rurales en países del sur global tienen un sistema, muchas veces, insuficiente para el abastecimiento de la población.
Con el programa Wash, Cruz Roja ayuda a construir infraestructuras, como pozos y un sistema de canalización. Pero también, y no menos importante, promueve la educación y la promoción de la higiene.
"Trabajamos mucho con la comunidad para recuperar las fuentes de agua limpia en caso de que hayan sido dañadas por una catástrofe y que entiendan qué pueden beber y por qué", indica Vila. Wash tiene 96 proyectos en más de 20 países, y en todos ellos, la oenegé quiere dejar un legado permanente para conseguir el empoderamiento de las comunidades.
En un contexto de crisis climática, donde los eventos extremos son cada vez más recurrentes y peligrosos, el riesgo cero no existe. Todas las instalaciones, especialmente en países en vías de desarrollo donde las construcciones son más precarias, están riesgo de inundaciones, vientos o terremotos.
Y, como dice Vila, no es realista construir alcantarillados, presas o fuentes para situaciones extremas. Por eso, explica, hay que trabajar en una horquilla de probabilidades según el entorno.
A pequeña escala
También, y de forma mucho más cercana, en España se corre el riesgo de tener acceso a agua contaminada, como fue el ejemplo del pueblo de Córdoba que ha pasado un año sin poder usar el agua del grifo para consumo humano. Así mucha gente desconfía del agua del grifo, según un reciente estudio de la OCU, el 41% de los españoles no la beben.
Hay diferentes técnicas y métodos para mejorar su calidad. Como contó INVERTIA | EL ESPAÑOL, una empresa española ha patentado una botella potabilizadora que inyecta ozono en el agua y elimina el 99,999% de virus y bacterias. El CEO y fundador de Ozeanic, José Ramón Campos explica a este vertical que su sistema no requiere filtros, ya que el ozono actúa directamente sobre los contaminantes. Esto permite que los individuos puedan usarla en excursiones al campo o en viajes al extranjero.
Pero también, dice Campos, su tecnología se podría aplicar a situaciones de emergencia. Con ella, se reduciría, explica, "la dependencia de recursos externos para conseguir agua embotellada que puede ser difícil" durante las crisis.