La reciente erupción del volcán Sundhnúksgígar, situado en la península de Reykjanes, Islandia, ha generado una nube de dióxido de azufre (SO₂) que se desplaza peligrosamente por toda Europa. Una nube tóxica, originada por la actividad volcánica, que ya ha alcanzado varias provincias del norte de España, poniendo en alerta a las autoridades y a la población por los posibles efectos adversos para la salud.
El dióxido de azufre es un gas incoloro que se libera durante las erupciones volcánicas, así como en la combustión de carbón y petróleo. Aunque no es visible a simple vista, se caracteriza por un fuerte olor, similar al de los huevos podridos. En este caso, la nube de SO₂ generada por la erupción del volcán ha comenzado a afectar la calidad del aire en varios países europeos, incluyendo Reino Unido, Francia, y ahora España.
Según los expertos, las concentraciones más altas de este gas se han registrado en las comunidades autónomas de Galicia, Cantabria, Asturias, Castilla y León, y el País Vasco. Se espera que la nube continúe su desplazamiento hacia Cataluña, especialmente hacia los Pirineos, antes de comenzar a diluirse en la atmósfera en los próximos días.
Impacto en la salud
El dióxido de azufre es un compuesto que puede tener serios efectos en la salud, especialmente en personas con problemas respiratorios preexistentes como el asma. La inhalación de SO₂ puede causar síntomas como dolor de garganta, tos, secreción nasal, ardor en los ojos, opresión en el pecho y dificultad para respirar.
Así lo afirma el profesor Simon Carn, de la Universidad Tecnológica de Michigan, "las personas con asma y otros problemas respiratorios son especialmente vulnerables y pueden experimentar síntomas incluso con exposiciones de muy bajo nivel".
Además, la exposición al SO₂ puede provocar irritación en la piel, causando enrojecimiento y, en casos extremos, ampollas. Aunque las concentraciones terrestres de este gas en España no se consideran peligrosas para la mayoría de la población, sí es posible que algunas personas perciban un leve olor a azufre y experimenten ligeras molestias.
La erupción del Sundhnúksgígar
El Sundhnúksgígar ha entrado en erupción por sexta vez desde diciembre del 2023. La reciente actividad volcánica comenzó después de una intensa serie de pequeños terremotos, lo que llevó a la apertura de una fisura de 3,9 kilómetros de longitud en la península de Reykjanes.
Esta zona volcánica había permanecido inactiva durante 800 años, pero desde principios de 2020 ha mostrado una reactivación significativa, con el magma emergiendo en 2021 y nueve erupciones ocurridas desde entonces.
Las imágenes de la erupción muestran un flujo de lava avanzando rápidamente, lo que ha obligado a evacuar a cerca de 4.000 residentes de la localidad de Grindavik, situada en el suroeste de Islandia.
A pesar de la espectacularidad de estas erupciones, las autoridades islandesas aseguran que el riesgo inmediato para la población local es bajo. Sin embargo, el impacto de la nube de SO₂ en Europa subraya la capacidad de estos fenómenos naturales para afectar a regiones mucho más allá de sus zonas de origen.
Monitoreo y pronóstico de la nube de azufre
La nube de dióxido de azufre ha sido monitorizada en tiempo real por varios centros meteorológicos, incluyendo el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (ECMWF) y el portal checo Windy. Estos organismos han mapeado la trayectoria de la nube, mostrando cómo ha cruzado Europa, desde Islandia hasta llegar a España. Según los pronósticos, la nube cubrirá la península ibérica hasta esta semana, cuando se espera que comience a disiparse.
Aunque la nube de SO₂ puede causar incomodidad en algunas personas, las autoridades han asegurado que las concentraciones en la superficie terrestre son relativamente bajas y no representan un peligro grave para la salud pública. Sin embargo, se recomienda a las personas con condiciones respiratorias que eviten la exposición prolongada al aire libre durante los próximos días, especialmente en las regiones más afectadas.
No obstante, la situación destaca la importancia de estar preparados y de seguir las recomendaciones de las autoridades en caso de exposición a este tipo de contaminantes.