En Galicia llueve mucho y hay eucaliptos. Eso es algo que sabe bien Ana Corredoira, ganadera ecológica en la aldea de A Cernada, perteneciente al municipio de Palas del Rei (Vigo). Lo que otrora era un paisaje idílico de hierba, laderas y bosques, ahora, según Corredoira, se ha convertido en un monocultivo intensivo de eucaliptos, que provoca la erosión del suelo.
"Cuando cogí las riendas de la granja, el problema se oía, pero no era algo tan inminente. Ahora, si ves la foto aérea de mi aldea, nuestros pastizales, nuestras tierras están rodeadas de eucaliptos", dice la ganadera.
Desde que en los años 50 se descubrió que a través de un proceso industrial para la cocción de sulfato de las astillas del eucalipto se producía mucha celulosa, se empezó a plantar este árbol. Crecía relativamente rápido y salía rentable, especialmente para propietarios que tenían un terreno en desuso.
Más adelante, los suelos cambiarían su uso de producción alimentaria a silvicultura y su el cultivo de eucaliptos aumentaría hasta convertirse en un problema ambiental, tanto que la Xunta estableció una moratoria en la apertura de nuevas plantaciones de eucaliptos.
El impacto en la tierra
Desde el fallecimiento de su padre en 2014, Corredoira y su hermano llevan la granja. Él había sido pionero en los años 80 por buscar un modelo ligado a la tierra que cerrase el círculo desde esta al consumidor.
En la cooperativa As Vacas da Ulloa, donde comercializan su leche ecológica Sen Mais, piensan que el modelo de producción de alimentos debe tener un impacto positivo en el territorio. Es decir, que haga un uso racional de los recursos y promueva la conservación de la biodiversidad que les rodea.
Tienen 58 vacas lecheras y 100 cabezas en total. Para ella, el campo se compone de una línea muy fina que separa la vida familiar y el trabajo, pero es el estilo que ella ha elegido y donde quiere criar a su hija de ocho meses.
"Si he decidido quedarme aquí, ha sido precisamente porque, más allá de la promoción profesional, busco calidad de vida", asegura. Y eso es algo que ahora se ve amenazado por la posible instalación de una gran fábrica de celulosa en el municipio de Palas del Rei.
Esto es solo un símbolo de un problema mucho más profundo, y que no atañe únicamente a Galicia, sino también a otras comunidades como Asturias y País Vasco, o Portugal, que están en la misma coyuntura. Afecta a tres niveles: medioambiental, salud de las personas e impacto socioeconómico en una zona que está ligada al sector primario y al Camino de Santiago.
Tanto es así que los gallegos impulsaron una moratoria de nuevas plantaciones de eucaliptos hasta 2025. Sin embargo, el Inventario Forestal Continuo de Galicia, una herramienta del Plan Forestal de la Xunta, demuestra que han seguido creciendo.
Inversión de 1.000 millones
En toda moneda hay dos caras. Y en esta, la empresa lusa Altri está impulsando la parte económica con una fábrica de celulosa. El proyecto supone una inversión de 1.000 millones de euros: un 25% capital privado, otro 50% de deuda y un 25% (250 millones de euros) de fondos públicos.
En ese sentido, Sofía Jorge, la responsable de Sostenibilidad y miembro del consejo ejecutivo de la empresa, decía en el III Foro Económico Español La Galicia que viene, organizado por EL ESPAÑOL que esto serviría para "situar Galicia en el nuevo mapa de la industria". Resaltaba, además, los beneficios económicos de este proyecto.
Jorge recalcó que esta es una forma de cerrar el círculo, ya que la nueva fábrica se suministraría con las plantaciones ya existentes. "Va a permitir producir una fibra textil a partir de madera de bosques gallegos", aseguraba en el simposio. Y mencionó la creación de empleo, que será la mayor inversión en Galicia en los últimos 50 años.
Las autorizaciones todavía están a la espera del informe de impacto ambiental que se esperan para 2025. Además, fuentes de la Consellería de Economía e Industria indican que si el informe no es favorable, no se hará la fábrica.
Mientras, los activistas siguen haciendo campaña con una demostración de fuerza. 300 barcos navegaron por la ría de Arousa para recibir al Artic Sunrise de Greenpeace. Y es que, según los ecologistas, la fábrica pretende usar hasta 46 millones de litros de agua diarios del río Ulla, lo cual equivale al consumo de toda la provincia de Lugo. También advierten que se verterán al río hasta 30 millones de litros de aguas residuales contaminadas cada día.
Altri se compromete a los sistemas de depuración, y dice que las aguas volverán limpias a su cauce. La empresa también recuerda que la fábrica solo ocupará 112 hectáreas, de las 366 que tiene la finca en total. Se plantarán un "cinturón verde" de 61 ha., y el resto se dejará en su estado actual.
Demonización del eucalipto
El eucalipto es un árbol invasor australiano adaptado a las condiciones de su origen que afecta a su entorno. Pero, desde que se descubrió su potencial económico, se ha propagado por todo el mundo desplazando especies autóctonas.
Pedro Alonso Iglesias, biólogo de la Universidad de Santiago, que participó en la mesa forestal de la que salió el plan, explica que las intenciones de esos programas son la explotación sostenible de los recursos: "Se contempla el monte como un espacio segregado de sus funciones de origen que son también la social y recreativa, cultural, paisajística, etcétera. No solo se contempla el monte como un espacio de producción económica".
Además, hace hincapié en su papel en la propagación de fuegos, ya que están mejor preparados para reproducirse después, imponiéndose sobre las demás especies de alrededor. Estos árboles alcanzan alturas elevadas, y sus hojas y cortezas son altamente inflamables. Además, Alonso explica que, cuando el follaje cae, forma un "suelo esponjoso y aireado" perfecto para el fuego.
Por otro lado, habla también de una "guerra química". Estas especies pemiten, a través de las raíces alelopáticas, el crecimiento de otras especies. Lo que hace difícil que, una vez que se plantan eucaliptos, se puedan plantar otros árboles.
Aun así, Altri asegura que no necesitarán nuevas plantaciones para su fábrica. Miguel Silveira, miembro del Consejo de Administración y director de Altri Foresta, explica que se proveerán de la madera que ya se está creando: "La producción anual es de 6,8 millones de metros cúbicos anuales. Según datos públicos, se cortan anualmente cerca de 4,3 millones de metros cúbicos, quedando alrededor de 2,5 millones por valorizar. El proyecto necesitará 1,2".
Y recalca que toda su producción vendrá de bosques certificados: "Estamos seguros de que la llegada del proyecto impulsará la gestión activa y la certificación de las plantaciones, lo que contribuirá sin duda a generar valor".
El problema, para los activistas, es la ordenación del territorio y el cambio del uso del suelo. Donde había terreno agrario, ahora hay eucaliptos. Por su parte, Ana Corredeira asegura que ella con sus vacas hace más bien al medio que una plantación de monocultivo intensivo de una especie invasora; y la implantación de la fábrica de Altri promueve ese modelo. "Nuestro territorio tiene necesidades, tiene demandas que están pendientes de cubrir, pero desde luego un proyecto de esta naturaleza no cubre esas necesidades", se queja.