Una línea imaginaria divide el mundo en dos, en el corazón del archipiélago malayo, al sudeste asiático. No se ve en ningún mapa común, pero su impacto es inmenso, marcando una frontera biogeográfica que separa dos ecosistemas radicalmente distintos.
Esta barrera, conocida como la Línea de Wallace, es un fenómeno natural que continúa siendo un enigma para los científicos, y que debe su nombre al naturalista británico Alfred Russel Wallace.
Se trata de una demarcación que atraviesa el archipiélago indonesio, dividiendo Asia de Oceanía. Este límite invisible pasa entre las islas de Bali y Lombok, continuando hacia el este entre Borneo y las Célebes, cruzando el estrecho de Macasar y pasando al sur de Filipinas.
Al norte de esta línea, la fauna es típicamente asiática, con especies como elefantes, tigres y rinocerontes. Al sur, es australásica, dominada por canguros, marsupiales y roedores. "Las especies de un lado no se atreven a cruzar al otro, como si una barrera invisible las detuviera", aseguraba su descubridor
Sorprende que, a día de hoy, esta barrera imperceptible al ojo humano continúe siendo un desafío para la ciencia y para las propias especies, tanto terrestres como acuáticas, incapaces de atravesarla.
El origen de la Línea de Wallace
A pesar de la cercanía geográfica entre las islas, la diferencia entre los ecosistemas a cada lado de la línea es asombrosa. Como señalaba Wallace en sus escritos, ante la incredulidad que le suponía que tanto las especies de un lado como del otro no se atrevan a cruzar esa división invisible, lo llevó a desarrollar una de las teorías más importantes de la biogeografía, subrayando la influencia de las barreras naturales en la distribución de las especies.
La existencia de la Línea de Wallace se remonta a las glaciaciones del cuaternario, hace más de 2,5 millones de años. Durante estas épocas, el nivel del mar era mucho más bajo, y muchas áreas que hoy están sumergidas eran tierra firme.
Sin embargo, la Fosa de Wallace, una profunda sima submarina, actuó como una barrera natural, impidiendo que las especies terrestres cruzaran de un lado a otro. Como resultado, cada región desarrolló su propia flora y fauna, siguiendo caminos evolutivos separados.
Esta fosa, que no supera los 100 kilómetros de longitud, marca el lugar donde chocan las placas tectónicas de la Sonda con las de Banda y Timor. Esta configuración tectónica ha influido en la formación de corrientes marinas divergentes que, a su vez, han reforzado la separación biogeográfica.
Un enigma para la ciencia
A pesar de los avances en la ciencia, la Línea de Wallace sigue siendo un misterio en muchos aspectos. Los científicos aún no comprenden completamente por qué algunas especies no han logrado cruzar esta barrera, a pesar de que otras lo han hecho en menor medida.
"Es un enigma que desafía nuestras nociones sobre la dispersión de especies y la evolución", comenta un experto en biogeografía.
Aunque también plantea preguntas sobre la adaptación y la evolución de las especies en la Tierra. ¿Por qué algunas especies han prosperado en un lado de la línea mientras que otras no lo han hecho? ¿Qué factores específicos han impedido que ciertas especies crucen esta frontera?
La influencia de Wallace
Alfred Russel Wallace, aunque menos conocido que Charles Darwin, es una figura clave en la historia de la biología. Su trabajo en el archipiélago malayo no solo reveló la existencia de esta línea biogeográfica, sino que también contribuyó significativamente a la teoría de la evolución por selección natural. De hecho, se dice que fue su correspondencia con Darwin la que llevó a este último a publicar su obra más famosa, "El origen de las especies".
Wallace fue pionero en la biogeografía, la ciencia que estudia la distribución de los seres vivos en el espacio y el tiempo. Sus mapas y observaciones siguen siendo fundamentales en el campo, y la Línea de Wallace es uno de sus legados más perdurables. Como Wallace escribió en una de sus cartas a Darwin, "la naturaleza es mucho más compleja y misteriosa de lo que podemos imaginar".
Hoy en día, la Línea de Wallace no solo es un tema de interés para los biólogos, sino también para los conservacionistas. Las diferencias ecológicas a ambos lados de la línea subrayan la importancia de proteger la biodiversidad en estas zonas. Con la creciente amenaza del cambio climático y la destrucción de hábitats, comprender y preservar estas barreras naturales se ha vuelto más crucial que nunca.