Son bien conocidas las islas paradisiacas de Tailandia. Una en particular, Isla Maya, en las islas Phi Phi, donde se grabó la película La Playa, protagonizada por Leonardo DiCaprio (2000).

Fue durante un tiempo el punto caliente de turistas amantes de la naturaleza y sitios idílicos. Tanto que en un momento la isla murió de éxito y la naturaleza con ella. Así es el impacto del turismo masivo.

En la película, los personajes occidentales caen rendidos ante la belleza del lugar. Una bahía de agua turquesa llena de vida con peces coloridos, tiburones de nado lento y majestuoso, con un agua que lengüetea una orilla de arena fina y blanca. Unas palmeras aquí y allá. La bahía estaba cerrada por dos altas paredes de piedra caliza cubierta de verde vegetación.

Si hubieran ido en 2015, cuando la isla recibía hasta 8.000 visitantes al día, seguramente hubieran salido corriendo. Se contaban cientos de lanchas rápidas de tres y cuatro motores atracados en la orilla y unas cuantas con el ancla echada en mitad de la ensenada.





La playa Maya está en la isla Phi Phi Leh que pertenece al archipiélago Phi Phi, junto con la isla Phi Phi Don, que es la única habitada y había encontrado en esos paisajes únicos su gallina de huevos de oro. Por todos lados había turistas paseando y buscando el mejor encuadre para la foto, otros con las gafas de buceo y los escarpines listos para sumergirse en la magia submarina. 

Aunque esto, como la leyenda del Golem que creció demasiado, se puede volver difícil de gestionar. Por el impacto de miles de pies andando en los corales, se necesitó implantar un programa de recuperación. 

El programa

En 2018, las autoridades cerraron esa playa al turismo descontrolado. Thon Thamrongnawasawat, profesor de ecología marina en la Universidad de Kasetsart (Bangkok), quien participó en el diseño del programa de conservación, explicó a la prensa local la nueva estrategia que buscaba impulsar un turismo sostenible que fuera compatible con el medioambiente y las fuentes naturales. "Hemos elegido las islas de Phi Phi como modelo porque era un sitio absolutamente devastado. Hace algunos años, solo quedaba el 5% de los arrecifes de coral y solo un punto para que los turistas dieran de comer a los peces". 

Al ver la degradación de los ecosistemas causados por el aluvión de turistas decidieron prohibir su acceso. Primero, en 2018 lo hicieron durante los meses de verano y desde el fin de la pandemia, cediendo ante la presión de las empresas turísticas, redujeron los meses de cierre a agosto y septiembre y el resto mantienen el aforo limitado a 300 personas a la hora. 

Es encontrar un equilibrio difícil entre conservación y economía. El turismo es un sector clave en Tailandia, que cuenta el 12% del PIB. El año pasado llegaron a los 30 millones de visitantes. Por eso intentan que con este tipo de acciones legales la naturaleza pueda volver a florecer. 

Le programa se ha centrado en dos aspectos fundamentales: los corales y los tiburones. Los escualos son los superdepredadores, apex predator, de los océanos. Los que están en el pico de la cadena alimenticia y gestionan toda la cadena trófica hacia abajo. Los grandes carnívoros, como los lobos en los montes, los tiburones, controlan la expansión de las poblaciones de peces más abajo. Y los corales, por otro lado, las sustentan y dan cobijo.  

Metavee Chuangcharoendee y su equipo preparan una trampeo fotográfico Jorge Silva Reuters

La presencia masiva de turistas destrozaba el entorno. Hoy, ponen multas de hasta 5.000 bat (131 euros) para los que se adentren mucho en el mar. También está limitado el acceso al resto de la isla para los senderistas, y es una zona donde está estrictamente prohibido fumar.

La bahía de la isla Phi Phi Leh es un conocido criadero de tiburones de punta negra. Bajo las restricciones, los visitantes, no pueden bañarse en el agua o hacer esnórquel. Metavee Chuangcharoendee trabaja en Maya Shark Watch Project buscando la recuperación de los tiburones, cuenta que el pico fue 161 individuos en noviembre 2021, justo durante la pandemia.

"Esperamos que con estas restricciones, podamos mitigar las perturbaciones a los tiburones. Esta investigación valdrá para encontrar la mejor manera de que el turismo y el medio ambiente coexistan", cuenta Chuangcharoendee. 

Episodios de blanqueamiento

Los corales son los ecosistemas vivos más grandes del mundo. Los investigadores del proyecto instalaron hasta 30.000 piezas artificiales para apoyar su crecimiento en las islas Phi Phi, con un alto porcentaje de supervivencia.

Sin embargo, la amenaza es similar en otros parques naturales del país. Actualmente, hay una docena de islas con las playas cerradas a los turistas bajo riesgo de sufrir blanqueamiento de sus corales; entre otras, Kai Island, Bat Bay, Poda Island o Pu Ya Bay.

Bahía Maya en Phi Phi Leh recibe miles de visitantes iStock

Pero esto no es solo problema del sudeste asiático. Como contamos anteriormente en ENCLAVE ODS, los expertos advirtieron de nuevo que las temperaturas marinas récords amenazan la Gran Barrera de Coral. Los episodios de blanqueamiento en el arrecife australiano ha sido recurrentes y han afectado al 73% de los corales. 

Los corales son uno de los puntos calientes de la biodiversidad marina, son seres vivos muy sensibles a la subida de temperaturas del mar. Según el servicio climático Copernicus, la temperatura media global de los océanos ha vuelto a batir récord por encima de los 21 °C y se está acidificando al absorber los excesos de CO₂.