El destino es caprichoso. Lo podemos comprobar en múltiples situaciones de nuestro día a día, pero también en el modo en el que la humanidad está conectada entre sí. Un claro ejemplo lo tenemos en el protagonista de nuestra fascinante historia: un ave de una belleza singular que solo habita en dos regiones del mundo.
El rabilargo ibérico (Cyanopica), comúnmente conocido también como mohíno o rabúo, es un ave mucho más grácil que cualquier otra de la familia de los córvidos. Su plumaje, con un sutil degradado de colores cremosos y azulados, la convierte en una especie de gran belleza y mayor enigma que lo rodea.
No solo es la gracia de este pájaro lo que hace que haya sido motivo de estudio por la ornitología. El rabilargo se encuentra únicamente en dos partes del mundo: el oeste de la península ibérica y en el Extremo Oriente, en Japón. Una distancia de más de 9.000 kilómetros que desconcierta a los expertos desde hace décadas. O eso se ha pensado a lo largo de muchos años.
El enigma geográfico resuelto
Durante mucho tiempo, la presencia del rabilargo ibérico, tanto en España como en Japón, ha sido un auténtico misterio. ¿Cómo podía un ave habitar en dos áreas tan distantes sin ninguna población intermedia en Asia Central?
La solución a este enigma vino de la mano de la paleontología. En las cuevas de Gorham, en Gibraltar, se descubrieron fósiles de rabilargo que datan de hace más de 40.000 años, demostrando que esta especie ya estaba presente en la península ibérica mucho antes de lo que se pensaba.
Este descubrimiento fue crucial para entender la historia evolutiva de la especie. La investigación genética revelaba así que el rabilargo ibérico (Cyanopica cooki) y el rabilargo asiático (Cyanopica cyanus) son en realidad dos especies distintas.
El hallazgo se basa en el análisis de ADN mitocondrial, que mostró una divergencia que ocurrió hace aproximadamente uno o dos millones de años, aclarando que la especie asiática se encuentra en Siberia, Mongolia, China y Japón, mientras que la ibérica se limita a la zona oriental de la península, Extremadura, Andalucía y Portugal.
Un comportamiento que maravilla
Una de las características que más fascina a los expertos del rabilargo es su extraordinario comportamiento social, especialmente, su práctica de la cría cooperativa. En ella, los padres reciben ayuda de otros miembros del grupo para cuidar y alimentar a sus crías. Este fenómeno es raro entre las aves, habiéndose comparado con ciertos comportamientos observados en humanos y primates.
Para los biólogos, la cría cooperativa del rabilargo supone una gran incógnita para los biólogos. Según la teoría de la selección por parentesco, los individuos ayudan a sus parientes cercanos para asegurar que sus genes se transmitan a la siguiente generación.
Sin embargo, en el caso del rabilargo, muchas veces los ayudantes no están emparentados con los padres de las crías. Una posible explicación es que los machos jóvenes utilizan esta ayuda para ganar prestigio social y aumentar sus posibilidades de reproducción futura.
Una especie protegida
A principios del siglo XX, el rabilargo era considerado una especie cinegética en España y podía ser cazado legalmente. Sin embargo, en 1981, fue catalogado como especie protegida, por lo que su caza está totalmente prohibida para preservar su conservación.
El rabilargo prefiere los paisajes abiertos, como las dehesas con encinas, evitando los bosques densos. Su dieta es variada y cambia según la disponibilidad de alimentos. Principalmente, se alimenta de invertebrados como hormigas, aunque también consume cereales, frutas como higos, uvas, aceitunas y bellotas, e incluso carroña cuando tiene oportunidad.
La historia evolutiva de esta especie puede conocerse en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) de Madrid. Este alberga un diorama excepcional de rabilargos, creado por el naturalista José María Benedito, en 1911, convirtiéndose en una obra maestra de taxidermia que ha perdurado en el tiempo, capturando la belleza y el comportamiento de estas aves en su hábitat natural.