Conocidas por sus paisajes volcánicos, sus paradisiacas playas y su clima tropical, las islas canarias son conocidas en todo el mundo. Sin embargo, no todos conocen que este archipiélago español, ubicado en el océano Atlántico, aguarda una historia fascinante sobre su formación y un importante papel en el conjunto de las islas. 

Fuerteventura y Lanzarote concretamente, dos de las islas más orientales del archipiélago canario, comparten un pasado común, que se remonta a hace aproximadamente 40 millones de años, durante el Mioceno, formando una única tierra, una isla llamada Mahan

En esta etapa geológica, que forma parte del Neógeno, comenzó la formación de un gran edificio insular submarino que emergió para formar una única y vasta isla conocida por este nombre. Esta isla, hoy inexistente, comprendía lo que ahora conocemos como Fuerteventura y Lanzarote.

Según el Gobierno de Canarias y diversas fuentes científicas, Mahan existió en una era donde los niveles del mar eran significativamente más bajos, facilitando su emergencia y existencia.

Pero, tal y como detalla el perfil de Twitter @FenixCanarias, dedicado a la difusión de curiosidades sobre el medio natural en las islas canarias, resalta que Mahan permaneció emergida hasta hace unos 20.000 años, durante el Pleistoceno tardío, cuando el nivel del mar era 120 metros más bajo que el actual. Información que es corroborada por estudios geológicos que señalan la presencia de una plataforma marina común que unía ambas islas antes de su separación.

La separación de Mahan

La separación de Fuerteventura y Lanzarote es un fenómeno que ha sido motivo de estudio debido a la involucración de movimientos tectónicos, actividad volcánica y cambios climáticos.

Durante millones de años, la actividad volcánica en las Canarias fue moldeando la geografía del archipiélago, siendo las sucesivas erupciones y el flujo de lava las que contribuyen a la elevación y expansión de la isla original de Mahan.

Playa de Papagayo, en Lanzarote. iStock

Con el tiempo, los movimientos tectónicos y las fuerzas erosivas comenzaron a alterar su paisaje. Hace aproximadamente 18.000 años, el incremento del nivel del mar, impulsado por el derretimiento de los glaciares al final de la última Edad de Hielo, sumergió partes significativas de la isla. Este proceso, combinado con la erosión continua, fragmentó Mahan, separando finalmente a Fuerteventura y Lanzarote por el estrecho de La Bocayna, una franja de mar de unos 13 kilómetros de ancho.

La geografía moderna: dos islas distintas pero conectadas

Hoy en día, Fuerteventura y Lanzarote, aunque separadas, muestran evidencias de su origen común. Ambas islas comparten una geografía árida y volcánica que las distingue del verde exuberante de otras islas canarias como La Palma o Tenerife.

Fuerteventura es famosa por sus extensas playas de arena dorada y fuertes vientos, ideales para deportes acuáticos como el surf. La playa de Cofete, por ejemplo, con sus 12 kilómetros de longitud, es una de las más impresionantes de España.

Fotografía aérea de El Golfo, en Lanzarote. iStock

Por otro lado, Lanzarote destaca por sus playas de arena blanca y aguas turquesas, como la popular playa del Papagayo. El Parque Nacional de Timanfaya, con sus paisajes volcánicos y el Charco de los Clicos, un lago verde esmeralda, son visitas obligadas para cualquier turista.

A pesar de su separación física, hay propuestas para conectar nuevamente a Fuerteventura y Lanzarote, esta vez de manera artificial. La idea de construir un puente que una ambas islas ha sido discutida como una forma de mejorar la comunicación y el transporte entre ellas. Una conexión no solo tendría beneficios económicos y logísticos, sino que también simbolizaría la reunificación de dos tierras que alguna vez fueron una sola.

Lago volcánico de El Golfo, Lanzarote. iStock

Lo que no cabe duda es de que, una vez más, la fuerza de la naturaleza es más poderosa que cualquier otra, y la historia del origen de Fuerteventura y Lanzarote es testimonio de ello. Desde su origen como la gran isla de Mahan hasta su separación y desarrollo individual, estas islas ofrecen una ventana al pasado geológico de la Tierra.

Hoy, aunque separadas, Fuerteventura y Lanzarote continúan fascinando a científicos y turistas por igual, manteniendo viva la memoria de su antiguo vínculo. Visitar estas islas es no solo un viaje a un paraíso tropical, sino también una oportunidad para explorar una de las historias geológicas más interesantes del Atlántico en particular, y del mundo en general.