El pasado mes de julio, la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, presentaba sus guías políticas renovadas para enfrentarse a su nuevo mandato. Ahora, a pocos días de conocerse quiénes serán sus nuevos comisarios, especialmente en carteras clave como Acción por el Clima, analizamos sus nuevos planes para la Unión

Si en su primer mandato la Comisión Von der Leyen puso como prioridad la creación de un Pacto Verde Europeo, en el periodo 2024-2029 deberá asentar la transición ecológica de la Unión. Sobre todo si quiere hacer honor a las palabras que dijo durante su discurso de investidura el pasado 18 de julio.

"[Los jóvenes] nunca nos lo perdonarán si no estamos a la altura del desafío", aseguró, haciendo referencia al reto que supone la emergencia climática. "No es solo cuestión de competitividad, sino de justicia intergeneracional. Los jóvenes lo merecen", indicó.

Sin embargo, sus nuevas 'orientaciones políticas', como su gabinete ha llamado al documento en el que plantea su hoja de ruta para los próximos cinco años, no convencen a todos. 

Jorgo Riss, director de Greenpeace en la UE, lamenta la "falta de concreción" de la nueva agenda política de Von der Leyen. Aunque celebra que "no se tire por la borda" el Green Deal, recalca que carece de "iniciativas nuevas sustanciales" y de "la coherencia que tenían las propuestas de su primer mandato". 

Asimismo, Riss critica el plan económico de la presidenta de la Comisión Europea por "ignorar los cada vez más frágiles cimientos ecológicos de los que dependen el empleo y la actividad económica". Porque, remarca: "No va a mejorar el bienestar de los europeos". 

Su agenda, dice el director de la oenegé ecologista, está "marcada por las huellas de los intereses de las grandes empresas". Además, se muestra tajante: "Solo provocará una competición neocolonial por los recursos mayor, al igual que más contaminación y explotación de las personas y los ecosistemas". 

Por su parte, desde WWF celebran "el compromiso de la presidenta Von der Leyen de reforzar el cumplimiento y la aplicación" de las directrices políticas ligadas al Pacto Verde Europeo. Eso sí, la oenegé ecologista asegura que, a pesar de que el nuevo programa de la Comisión "enumera algunas iniciativas" que reclamaban, "a menudo se quedan cortas en cuanto a ambición o contenido".

La directora de la Oficina Política Europea de WWF, Ester Asin, incide en un comunicado en que "es evidente que la mayoría de los diputados al Parlamento Europeo apoyan la transición justa y ecológica". Y lamenta que esta dirección clara de Europa no se haya "reforzado más en el programa de la presidenta".

Asin rompe una lanza por los que serán los nuevos comisarios que estarán encargados de "fortalecer y aclarar los compromisos, a menudo vagos, expuestos por Von der Leyen". Pero ¿cuáles son esas medidas 'vagas' que deben asentarse en las próximas semanas, con el arranque del nuevo curso parlamentario?

Plan europeo de prosperidad

La hoja de ruta de Von der Leyen arranca con un plan de prosperidad que lleva de apellido la palabra 'sostenible' y va de la mano de un Pacto Industrial Limpio para, según el propio texto, "descarbonizar y reducir los precios de la energía". La presidenta del Ejecutivo comunitario recalca la necesidad de poner en marcha este último "para industrias competitivas y empleos de calidad" durante los primeros cien días del mandato.

Por tanto, este será uno de los primeros pasos que dé esta Comisión Von der Leyen 2.0 en cuanto eche a andar definitivamente. "Nos centraremos plenamente en apoyar y crear las condiciones adecuadas para que las empresas alcancen nuestros objetivos comunes, simplificando, invirtiendo y garantizando el acceso a suministros energéticos y materias primas baratos, sostenibles y seguros". Eso sí, en su plan no especifica cuáles son esas "condiciones adecuadas". 

Lo que sí menciona es que será el inicio del camino "hacia el objetivo de reducir las emisiones en un 90% para 2040", algo que Von der Leyen pretende "consagrar" en una Ley Europea del Clima. También, asegura, presentarán una Ley del Acelerador de Descarbonización Industrial para "apoyar a las industrias y las empresas a lo largo de la transición".

"Esta iniciativa canalizará la inversión en infraestructuras y en la industria, en particular en los sectores de gran consumo de energía. Apoyará los mercados pioneros europeos de desarrollo, producción y difusión en la industria de tecnologías limpias, y ayudará a acelerar los procesos relativos a la planificación, la licitación y la concesión de permisos. Debemos reducir las facturas energéticas de las empresas y los hogares", indica el texto con las directrices para esta nueva legislatura. 

Economía circular y resiliente

Una vez más, la Comisión Europea, con la alemana al mando, busca asentar las bases de la economía circular en la Unión. Y lo hará, dice, con una ley específica que "contribuirá a crear una demanda de materiales secundarios en el mercado y un mercado único de residuos, en particular en relación con las materias primas fundamentales". 

La circularidad de la economía se integra dentro del plan Von der Leyen para que la prosperidad europea sea sostenible. Sin embargo, sus intenciones no se materializan en propuestas concretas para llevar a cabo esa transformación total de la industria europea. 

Como advierte Asin, de WWF, "nuestra economía y nuestras industrias necesitan una transformación fundamental, pero el excesivo interés por simplificar la legislación vigente puede abrir la puerta a que los negacionistas del clima y los antiambientalistas desechen normas ambientales esenciales que protegen a los ciudadanos".

De ahí que las oenegés coloquen el punto de mira en cómo se va a conjugar la simplificación burocrática y legislativa que propone Von der Leyen con el radical cambio que necesita llevarse a cabo de manera casi inmediata para adaptar la UE a la nueva realidad climática.

Adaptación al cambio climático

Seguridad alimentaria, agua y naturaleza. Ese sería el gran bloque que hace que muchos activistas y oenegés arqueen las cejas, pues lo consideran insuficiente para abordar el complejo reto al que se enfrenta la humanidad y cuyo abordaje Europa pretende liderar. En poco más de dos páginas, la hoja de ruta de Von der Leyen zanja uno de los quebraderos de cabeza que se debatirá el próximo noviembre en la cumbre del clima de Bakú

"Los signos del colapso ambiental están a nuestro alrededor: fenómenos meteorológicos extremos, pérdida de biodiversidad y deterioro de los ecosistemas. No se trata de escenarios futuros abstractos; están ocurriendo ahora", recuerda la directora de la Oficina Política Europea de WWF. Asin insiste en que la actuación debe ser "rápida y significativa" para que todos los esfuerzos (y promesas) no queden en papel mojado. 

Y es que, explica, "de lo contrario no hará más que perpetuar el statu quo, aumentando aún más los costes de la inacción en materia de clima y naturaleza". En su hoja de ruta, Von der Leyen dedica apenas una página a la adaptación climática. En ella, poco desgrana este desafío ingente. 

La presidenta de la CE pone sobre la mesa —o sobre el papel, más bien— un plan europeo de adaptación al cambio climático, dice que "con el fin de apoyar a los Estados miembros, especialmente en materia de preparación y planificación, y garantizar que se lleven a cabo periódicamente evaluaciones de riesgos con base científica". Sin embargo, escasean los ejemplos o pistas sobre cuáles serán las decisiones más urgentes en este sentido. 

También habla de una estrategia europea de resiliencia hídrica para "garantizar que las fuentes se gestionan adecuadamente, que se aborda la escasez y que mejoramos la ventaja innovadora competitiva de nuestra industria del agua y adoptamos un enfoque de economía circular". Como parte de este plan, explica, la UE pretende liderar "los esfuerzos para ayudar a mitigar y prevenir el estrés hídrico agudo en todo el mundo".

Sin embargo, como denuncian desde las oenegés, esta parte de la hoja de ruta en concreto —esencial para abordar los próximos años del planeta— carece de concreción y se podría calificar más de abstracta que de otra cosa.

Habla aquí también de soberanía alimentaria, agricultura, de un pacto europeo de los océanos y de la necesidad de proteger la naturaleza, pero sin desgranar o matizar cómo se desarrollará.