Una sola patata, cruzando el Atlántico, llevó a la polilla guatemalteca a las Islas Canarias en 1999. En 2015, cruzó a la Península y desde entonces ha costado miles de euros a agricultores de Galicia y Asturias, sin que esté claro cómo viajó exactamente. Una plaga vegetal invasora entró, seguramente, de la forma más inocente posible. Estamos concienciados con no comerciar con animales exóticos, pero no tanto con las plantas, aunque a veces el daño que pueden hacer sea mucho mayor.
"Bastó con que alguien se trajese una patata que contenga una larva de esta polilla para que infectase toda una plantación", explica Elsa Wert, jefa de la sección técnica de Sanidad Vegetal del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) a ENCLAVE ODS | EL ESPAÑOL. "Al ser una plaga nueva, llegó a un hábitat en el que no tenía depredadores naturales, ni los humanos estábamos acostumbrados a tratar con ella. Así que podía campar a sus anchas, reproduciéndose con la mayor facilidad".
El MAPA participa este verano en la campaña #PlantHealth4Life, presente en 22 países de la Unión Europea (UE) y coordinada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), una agencia de la propia UE creada en 2002. El objetivo es advertir a la ciudadanía sobre el papel que juegan los particulares en la propagación de plaga, a través de actos tan cotidianos como los viajes o las compras de plantas exóticas.
Wert es clara: "si en épocas como el verano viajas a algún país exótico y nos encaprichamos de una planta, porque es preciosa o porque somos aficionados a la jardinería o tenemos un huerto doméstico… la recomendación es no comprarlo allí". Y lo explica "Una variedad de tomate, una flor… No sabemos si en esa materia vegetal que vemos como un souvenir viene un organismo nocivo, con el riesgo de que en nuestro ecosistema no tenga depredadores naturales y se expanda a sus anchas".
La experta considera que a veces el público en general no es consciente de que "una plaga tiene un impacto económico, social y ambiental muy importante".
Una recomendación
Así que las recomendaciones son tajantes: "no te lo traigas". Si tanto nos ha gustado esa especie, "cuando llegues a tu casa busca si algún operador de dentro de la Unión Europea vende ese tipo de variedades de plantas. Al realizar esa compra, por ejemplo, por internet, si es dentro de la Unión Europea, es obligatorio que venga con lo que se llama el pasaporte fitosanitario".
Un documento que "te garantiza que esa planta, esa semilla, ese material vegetal, cumple con la normativa europea y está libre de lo que se llaman las plagas cuarentenarias". Incluso si el vendedor es extracomunitario, "tiene que venir con un certificado fitosanitario, que es el que acredita que esa planta cumple con los requisitos europeos de entrada. Habrá pasado un control en las aduanas, etc".
La polilla guatemalteca es una de las principales plagas en los cultivos de patata de América Central y del Sur, pero no es la única que ha viajado fuera de su ecosistema para hacerse notar en España. Otro ejemplo es la bacteria Xylella fastidiosa, conocida por muchos agricultores de nuestro país. Sin cura conocida, también de origen americano, mata especies de árboles como el olivo, el almendro o la vid, con el impacto económico que ya conocemos.
Wert añade “otro ejemplo que estamos poniendo en la campaña, y que afortunadamente aún no está presente en Europa”. Se trata del HLB o Huanglongbing, también conocido como citrus greening (“enverdecimiento”) o dragón amarillo. Una plaga “que afecta sobre todo a los cítricos y de origen chino, que cuando entró en los Estados Unidos provocó millones de dólares en pérdidas. No tiene cura, así que si entrase en España, las consecuencias para toda la franja mediterránea, donde estos cultivos son tan comunes y tienen tanto peso económico, serían catastróficas”.
Europa territorio único
Si la UE da menos ‘miedo’ que otros territorios es por una cuestión más burocrática que de variedad de ecosistemas. Es considerada un único territorio, pero con excepciones, ya que es imposible que no existan plagas dentro de ella. Así que cuando una zona dentro de la UE está afectada por una enfermedad vegetal y otra no, esta última pasa a ser zona protegida. “Por ejemplo, hay una plaga que afecta fundamentalmente al manzano. Para poder llevar esquejes de una zona que sí que tiene esa plaga a la otra protegida, tiene que pasar una serie de controles fitosanitarios exhaustivos”, dice Wert.
La campaña, además, recuerda que el cambio climático, con el aumento de temperaturas y la variación en los patrones de precipitaciones, también se ha convertido en un factor influyente a la hora de crear condiciones favorables para la propagación de plagas y enfermedades vegetales.
Por eso la UE ha publicado una lista de 20 plagas de cuarentena. Se quiere, así, dar prioridad a las medidas de prevención por ser las más eficaces para evitar plagas destructivas que pueden llegar a afectar a la seguridad alimentaria, la economía y el medioambiente.
Además, el programa #PlantHealth4Life también tiene otros dos públicos objetivos, como son las personas aficionadas a la jardinería y las familias preocupadas por la alimentación, el medioambiente y la agricultura, pues son dos tipos de población que también pueden contribuir a proteger la sanidad vegetal europea.