El mundo está viviendo un deterioro acelerado y constante. Sin nosotros darnos cuenta, el cambio climático, la contaminación del aire y la temperatura de los mares está alterando por completo la vida que conocemos. Julio de 2023 fue, por ejemplo, el mes más caluroso de la historia y la NASA ya está advirtiendo sobre las ciudades que serán inhabitables para el 2050.
Todos estos problemas tienen un responsable: el ser humano. Debido a la contaminación y la falta de conciencia para cuidar el medio ambiente, estamos provocando que el mundo se deteriore cada vez más. No solo somos los culpables, sino que, incluso, somos el motivo por el cual el mundo se está acabando.
Según un estudio de tres científicos de la Universidad de Harvard, el 13 de noviembre del año 2026 será el fin del mundo. El análisis, que se realizó en 1960, calculó matemáticamente el día exacto e, incluso, el motivo: la sobrepoblación mundial.
La sobrepoblación, la razón del fin del mundo
El 15 de noviembre de 2022, según los demógrafos de la División de Población de las Naciones Unidas, nació la persona número 8.000 millones del planeta. Esa cifra es una estimación, ya que no existe un censo en tiempo real de todas las personas que viven en la Tierra en cada momento, lo que significa que hay un margen de error.
Ya desde 1970, existía la creencia de que había demasiados humanos para la cantidad de recursos naturales del planeta. En la actualidad, la población mundial sigue aumentando a un ritmo anual impresionante (unos 80 millones al año) y los científicos han alertado sobre las consecuencias.
El físico Heinz von Foerster, junto a Patricia Mora y Lawrence Amiot, presentó un modelo matemático que sugería que el crecimiento exponencial de la población llevaría al colapso de la civilización para el 13 de noviembre de 2026. Para aquella época la fecha era lejana; sin embargo, hoy en día está muy cerca.
La predicción de los científicos se basaba en la idea de que la población seguiría creciendo a un ritmo insostenible. El análisis argumentó que el incremento en el número de personas generaría una serie de problemas, desde la producción de alimentos hasta el acceso a recursos naturales, por lo que el colapso sería inevitable.
"Nuestros tataranietos no se morirán de hambre, pero serán exprimidos hasta la muerte. Ese día, la población humana se acercará al infinito si crece como ha crecido en los últimos dos milenios", sintetizaron los especialistas del estudio publicado en la revista Science.
A pesar de los estudios matemáticos y el alcance que pueda tener esta teoría basada en la numerología, otros científicos pusieron en duda este cálculo debido a que se basaron en parámetros de hace 60 años, algo que hace pensar que sea inviable el hecho de poner una fecha del fin del mundo.
Las consecuencias de la sobrepoblación
La sobrepoblación es un fenómeno que surge cuando el número de habitantes en un determinado lugar supera la capacidad de ese entorno para soportarlos de manera sostenible. Esta situación puede desencadenar una serie de problemas graves que amenazan la estabilidad de las sociedades y del planeta en general.
Los expertos afirman que esto ha sucedido todos los años desde 1970, y que cada año sucesivo se ha vuelto más y más perjudicial. De hecho, en 2017, más de 15.000 científicos de todo el mundo lanzaron la advertencia a la humanidad sobre los problemas de la sobrepoblación.
Hoy en día, la Tierra alberga a más de 8.000 millones de personas; sin embargo, según las Naciones Unidas, en 2100 la población va camino de alcanzar los 10.800 millones, suponiendo que la fertilidad disminuya de forma constante en muchos países.
En la actualidad, con 8.000 millones de personas, un tercio de los recursos del planeta han sido consumidos y de lo que queda, casi dos tercios están degradados por la sobreexplotación humana, advierte un informe respaldado por 1.360 científicos de 95 países. Lo cual hace dudar sobre los próximos años.
A medida que la población crece, la demanda de alimentos, agua, energía y otros recursos también aumenta. Esta demanda puede llevar a la sobreexplotación de los recursos disponibles, agotando fuentes de agua dulce, reduciendo la biodiversidad y causando deforestación.
Además, la sobrepoblación a menudo resulta en una mayor producción de desechos y contaminación. Con más personas, la generación de residuos sólidos y emisiones de gases contaminantes se incrementa, contribuyendo al cambio climático y a la degradación de los ecosistemas.
Este deterioro ambiental tiene efectos secundarios que afectan la salud humana, incluyendo enfermedades respiratorias y problemas relacionados con el agua y el suelo contaminados. No obstante, y por algún motivo, la esperanza de vida cada vez es mayor.
Otro aspecto preocupante es el impacto en la calidad de vida. La sobrepoblación puede llevar a la congestión urbana, aumentando el tráfico y reduciendo la calidad del aire. Sin tener en cuenta que los sistemas de salud y educación pueden verse desbordados, disminuyendo su eficacia y accesibilidad.
Las ciudades y pueblos pueden enfrentarse a problemas de vivienda, con la construcción de viviendas a menudo en áreas ecológicamente sensibles, lo que agrava aún más los problemas ambientales.