En el verano de 2024, miles de medusas han llegado a las playas catalanas. De forma general, España ha visto un incremento muy considerable de estos ejemplares; sin embargo, la Costa Brava no solo ha sido una de las más perjudicadas, sino de las que más ha sufrido sus consecuencias. 

Entre mayo y agosto de este 2024, cerca de 7.500 personas consultaron a un médico por picaduras urticantes de medusa en las playas de 28 municipios de Barcelona, Girona y Tarragona, sumando los arenales vigilados por la Cruz Roja. Una cifra que equivale a un aumento del 41% respecto al año pasado.

Si bien la mayoría de las medusas aparecidas en la costa catalana pertenecen a especies inofensivas, como las de tipo huevo frito o las conocidas como aguamar, otras como las carabelas portuguesas están provocando no solo el cierre de grandes y populares playas, sino picaduras graves y dolorosas.

No obstante, las carabelas portuguesas no han sido las únicas que han invadido las playas de España. Según la Fundación IO en el litoral español existen más de 200 tipos de medusas, y aunque no todas sean venenosas, sus tentáculos poseen células urticantes, por lo que una picadura puede llegar a ser muy dolorosa. 

La gravedad de una picadura de medusa va a depender de la especie de la que se trate, así como de la cantidad de veneno inyectado, de la edad y peso de la persona y de la zona afectada; sin embargo, casi siempre va a traer síntomas y, en ocasiones, la prohibición del baño en el lugar.

En julio de este año se han cerrado dos playas de Tarragona tras el descubrimiento de carabelas portuguesas y según MedusApp, una aplicación que publica un mapa actualizado en tiempo real de la presencia de estos ejemplares, se han reportado varios cientos cada día.

El propio Ministerio de Sanidad ha avisado este año acerca del incremento de la llegada de poblaciones de medusas a diferentes playas de España, pero la advertencia ha traspasado las fronteras y ya los medios extranjeros están avisando sobre las medusas en las playas españolas y más concretamente, de la Costa Brava.

Un aumento 'imparable' de medusas

La presencia de las medusas aumenta cada año. En los últimos veranos sus poblaciones han ido a más, especialmente en lo que se refiere a la costa mediterránea. El motivo no es más que el mismo que lleva avisando la comunidad científica durante años: el cambio climático.

"Todas las investigaciones muestran que los números son cíclicos y que algunos años las medusas son mucho más numerosas que en otros; sin embargo, lo que estamos viendo en la Costa Brava es que los ciclos se están acortando. El ciclo de años con abundantes medusas se está acortando en algunas especies de ocho o diez años a solo dos", explica Macarena Marambio, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona, a The Guardian. 

Un 'camino' de medusas 'huevo frito' en las playas del Mar Menor en Los Urrutias. Mónica Inglés.

La investigadora señaló al medio citado la crisis climática como elemento clave. Las medusas son especies que se adaptan bien a aguas más cálidas, y a medida que la temperatura del mar sube, su ciclo de vida se acelera, favoreciendo una reproducción más rápida y en mayor número.

En 2023 ya los datos eran preocupantes. Las aguas de mares y océanos que rodean a España registraron valores muy altos y la temperatura en zonas costeras alcanzó los 24,6 grados, un dato sin precedentes, para estas fechas desde 1940. Este aumento no solo trae consigo medusas, sino otro tipo de animales como cetáceos o peces como los tiburones.

La investigadora habla sobre la posibilidad de que aparezcan nuevos depredadores: "Por ahora, sabemos que el aumento de las temperaturas del mar favorece la proliferación de medusas, pero no sabemos qué ocurrirá si las temperaturas aumentan aún más", explica Marambio.

Otro de los motivos por los que estos animales están más presentes que nunca es la sobrepesca, que ha reducido significativamente las poblaciones de depredadores naturales de las medusas, como las tortugas marinas y ciertos peces.

La disminución de estas especies ha desequilibrado el ecosistema, permitiendo que las medusas crezcan sin un control natural que limite su expansión. Esta sobrepesca también afecta a especies competidoras de las medusas, lo que deja más recursos alimentarios disponibles para ellas, facilitando aún más su proliferación.

El cambio en las corrientes marinas también juega un papel en la concentración de medusas en ciertas áreas, como la Costa Brava. Las corrientes arrastran enjambres de medusas hacia la costa, acumulándose en las playas y zonas de baño.

Además de la crisis climática y la sobrepesca, los expertos destacan la construcción de escolleras o rompeolas, puertos, playas artificiales y marinas. La actividad humana reduce la calidad del agua y las medusas son de las pocas especies que pueden prosperar en zonas como el puerto de Barcelona.

Los expertos no saben qué va a ocurrir, pero temen que esto pueda llegar a un nivel en el que las playas de España sean inhabitables.  Josep Maria Gili, compañero de Marambio en el instituto, afirma a The Guardian: "No hay una solución a corto plazo porque es una cuestión climática. Tendremos que acostumbrarnos a compartir nuestras playas con las medusas".