El pasado 19 de agosto, el yate de lujo Bayesian se hundió frente a Santa Flavia, al este de Palermo, cuando un tornado impactó el noroeste de Sicilia. La embarcación, que medía 56 metros de largo y pesaba alrededor de 474 toneladas, se sumergió a poca distancia de Porticello, uno de los 13 puertos deportivos más cercanos a la capital de la isla más grande del Mediterráneo.
Con 22 personas a bordo, al menos una de ellas ha perdido la vida y hasta el día de hoy, otras seis están desaparecidas, entre ellos Mike Lynch, conocido como el 'Bill Gates británico'. Mientras que la búsqueda continúa, hay quienes tras este suceso han aumentado todavía más su fobia al mar, especialmente, aquellos que navegan con habitualidad que no pueden frenar los cambios temporales a los que nos enfrentamos cada vez con más frecuencia.
De todo el mar Mediterráneo, una de las zonas más peligrosas está precisamente en España, donde los restos naufragados a lo largo de la historia se han transformado en arrecifes artificiales desde el momento de su hundimiento. Tantos han sido los barcos que han acabado en el fondo de cabo de Palos, que hoy en día hay quien lo conoce como 'cementerio submarino'.
Un 'cementerio' en cabo de Palos
Cabo de Palos, ubicado en la costa del Mediterráneo, en la Región de Murcia, es conocido por ser un lugar emblemático para el buceo, que se ve complementado por una trágica historia marítima. La zona ganó especial popularidad al vivir el 'Titanic español', con el naufragio del Sirio, un transatlántico italiano que naufragó en el año 1906, donde oficialmente perdieron la vida 242 personas.
Los restos del Sirio se encuentran actualmente en la zona a poca profundidad. Sin embargo, desde la declaración de la Reserva Marina de Cabo de Palos e Islas Hormigas en 1995 es necesario el permiso de la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno de la Región de Murcia para bucear en la zona.
Añadido a este, en el fondo de Cabo de Palos reposan los restos de más de 50 naufragios, como El carbonero, El minerva o el Isla Gomera. Todos ellos sirven en la actualidad como un laberinto infranqueable donde peces tres colas, castañuelas, bogas y langostas encuentran refugio y, además, una zona especial para cientos de buceadores.
Las razones de estos naufragios son diversas, pero muchas se deben a la peligrosidad del entorno. Cabo de Palos es conocido por sus aguas traicioneras, donde las corrientes y los arrecifes hacen que la navegación sea especialmente complicada.
Durante siglos, numerosos barcos, desde antiguos navíos mercantes hasta modernos buques de guerra, han caído ante las difíciles condiciones, dejando tras de sí un rastro de naufragios que hoy en día es explorado por buceadores y arqueólogos marinos, sobre todo debido a su excelente estado de conservación gracias a la baja temperatura y la salinidad del agua.
Además de las condiciones naturales adversas, los conflictos bélicos también han contribuido a este trágico recuento de naufragios. Durante las Guerras Mundiales, la zona fue escenario de enfrentamientos y ataques que resultaron en la pérdida de muchos barcos.
También hay numerosos buques hundidos accidentalmente (por colisión con los bajos) que realizaban rutas con pasaje desde Italia hacia las Américas y otros tantos hundidos deliberadamente para crear arrecifes artificiales. Todo ello añadido a aquellos que todavía el ojo humano no ha podido contemplar.