"Se murió de un infarto a los 40". Eso, desgraciadamente, es demasiado común escucharlo. Las enfermedades cardiovasculares, que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos, afectan al 25% de la población española y son la principal causa de fallecimiento a nivel mundial. En España, según la OMS. En Europa, 1 de cada 5 muertes prematuras están causadas por enfermedades cardiovasculares.
Aunque la incidencia es mayor en los hombres también es algo que afecta a las mujeres, especialmente después de los 55 años. Este fenómeno se ha relacionado con el efecto protector que ejercen las hormonas femeninas, después de la menopausia y al final las cifras tienden a igualarse. Según el Dr. Gonzalo Navarrete, cardiólogo de la Policlínica Guipuzkoa: "Todas las enfermedades cardiovasculares aumentan con la edad, siendo en la edad más avanzada cuando es más prevalente".
Aun así, la magia de la genética también tiene peso, y en esos casos, los eventos cardiovasculares pueden aparecer mucho más temprano. Estos eventos pueden ser de muchos tipos y no necesariamente infartos fatales; por ejemplo, micro infartos, arritmias, o hipertensión.
Que aunque puedan parecer más leves, tienen consecuencias a largo plazo al deteriorarse los órganos y los tejidos. Estos se pueden dar antes de los 45 años en hombres y antes de los 55 años en mujeres.
En cualquier caso no es un problema sólo de edad. Si estas enfermedades se dan entre los 30 y los 40 años son mucho más devastadoras, pero los avances médicos progresan y en general pueden ayudar a llevar una vida 'normal'.
El Dr. Navarrete se muestra bastante optimista en que se pueda recuperar el estilo de vida anterior, aunque con adaptaciones y el tratamiento farmacológico adecuado.
Pone el ejemplo del stent, una pequeña prótesis que se implanta a través de un cateterismo en la arteria coronaria obstruida mejorando el flujo sanguíneo, aunque puede llevar aparejado, además, una medicación. Al ser un cuerpo extraño en el organismo, "Es necesario prescribir medicamentos antiagregantes durante los primeros meses para evitar la formación de coágulos, asegurando que el stent no sea “rechazado” por el cuerpo".
Otras recomendaciones
Por otro lado, el Dr. Navarrete habla de los fármacos, como las estatinas que son fundamentales para "mantener unos niveles de colesterol más bajos que en la población general". Y recomienda: "comenzar o reanudar la actividad física moderada es fundamental en la rehabilitación cardíaca" Eso sí, recuerda seguir el consejo de profesionales: "La decisión sobre cuándo empezar y qué nivel de intensidad es adecuado debe ser tomada junto al cardiólogo, teniendo en cuenta diferentes factores clínicos de cada paciente".
También la inteligencia artificial y la digitalización de los tratamientos juegan aquí un papel en la mejora de los pacientes. Ha habido grandes avances en la imagen cardiovascular con herramientas como el escáner de arterias coronarias y la resonancia magnética cardíaca que proporcionan imágenes de alta resolución facilitando diagnósticos más precisos y una mejor planificación del tratamiento.
Además, los marcapasos y desfibriladores automáticos implantables modernos están equipados con tecnología avanzada para monitorear el ritmo cardíaco y administrar impulsos eléctricos o descargas cuando es necesario, mejorando el manejo de arritmias.
Consejos para prevenir
A veces, es inevitable que el corazón decida pararse, saltar o hacer un cerrar las válvulas, pero hay recomendaciones que ayudan evitarlo. Los expertos recomiendan siempre llevar una dieta sana, basada en frutas y verduras, baja en carnes rojas y grasas saturadas.
También el doctor Navarrete advierte contra la vida pasiva: "El sedentarismo es un factor de riesgo muy importante en la población y en la sociedad". Y continúa: "Sabemos que la realización de ejercicio físico previene las enfermedades cardiovasculares, incluso independientemente del peso que tenga el paciente. Por eso es muy importante incidir en la importancia que tiene la realización de ejercicio físico a diario".
En la misma línea, añade: "Que es crucial abandonar hábitos nocivos como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol, trabajar en la reducción del estrés y la ansiedad, e incorporar la actividad física moderada". Es primordial conocer los factores de riesgos y los síntomas que pueden disparar las alarmas. A la mínima señal, acudir a los profesionales que proporcionarán recomendaciones específicas y personalizadas.