Familia de linces ibéricos al anochecer.

Familia de linces ibéricos al anochecer. iStock

Historias

El lince ibérico no es el único: especies en peligro de extinción que están siendo repobladas en España

La fauna española representa el 50% de la europea, por lo que su protección y conservación es de suma importancia. 

26 septiembre, 2024 12:27

España puede presumir de ser uno de los países del mundo con mayor biodiversidad, albergando una increíble variedad de especies de flora y fauna. Sin embargo, y a pesar de que la evolución y, principalmente, el ser humano, se está encargando de poner en peligro algunos de ellos, se están llevando a cabo esfuerzos significativos para repoblar y proteger estas especies, garantizando la supervivencia y preservación de nuestro ecosistema. 

Proteger y repoblar las especies en peligro de extinción de nuestro país es una compleja tarea que conlleva medios, esfuerzos y la cooperación de múltiples actores, incluyendo gobiernos y organizaciones no gubernamentales. Ya hay muestras evidentes de que muchas de estas especies protegidas están comenzando a recuperar sus poblaciones

El lince ibérico es uno de los animales en peligro de extinción que, gracias a esta labor, está consiguiendo recuperar su status en el ecosistema español, pero no es el único. Con un compromiso continuo, medidas efectivas y una concienciación plena por parte la población civil, es posible salvar a los reyes de nuestra biodiversidad por el bien de todos. 

El lince ibérico

Este 'lindo gatito' es una de las especies protegidas más estimadas de España y, a su vez, uno de los felinos más amenazados del planeta. Se conocen cuatro especies diferentes de linces. Mientras que tres de ellas (el lince canadiense, el lince rojo o bobcat, procedente de Estados Unidos, y el lince euroasiático o boreal, de Europa y Asia) gozan de una excelente salud, el lince ibérico, sin embargo, se encuentra en peligro.

La población del lince ibérico (Lynx pardinus) ha llegado a reducirse hasta los 404 ejemplares, hasta 2018, cuando se estimó una población de 600 ejemplares en libertad, distribuidas generalmente por Andalucía, los Montes de Toledo e incluso por el sur de la Comunidad de Madrid.

Su recuperación fue un verdadero milagro, puesto que se consideraba una especie muy difícil de recuperar debido al declive de su hábitat (generalmente el monte mediterráneo, en altitudes entre los 400-1300 metros y en Doñana, al nivel del mar); pero también por el deterioro de su principal fuente de alimentación, los conejos. 

La cigüeña negra

La majestuosidad de esta ave la ha convertido en toda una leyenda. Asociada antiguamente a la mala suerte, todo lo contrario que a su parienta, la cigüeña blanca. La cigüeña negra (Ciconia nigra), se crían en un extensísimo terreno que abarca medio mundo: desde Portugal hasta China

De carácter tímido y por su preferencia a vivir en bosques y montañas, la cigüeña negra está incluida en el Libro Rojo de las aves de España, en la categoría de "Vulnerable", además de formar parte del Catálogo Nacional de Especies Amenazadas en la sección de "En peligro de extinción". 

Cigüeña negra en el agua.

Cigüeña negra en el agua. iStock

No obstante, la población de cigüeñas negras está aumentando en todo el continente europeo. Tan solo en Alemania, en menos de 40 años, el número de parejas de esta especie aumentó de 25 a 500. Aunque en invierno emigran hasta África, parte de la población se queda en la península ibérica gracias a los inviernos cálidos de esta. 

El oso pardo

Protagonistas de cuentos y leyendas, el oso pardo sigue formando parte de la historia más auténtica de nuestro país. Se calcula que en España hay unos 332 ejemplares de osos pardos (Gypaetus barbatus) en libertad, habitando sobre todo los sistemas montañosos más agrestes, lejos de la presencia del ser humano, en la cordillera Cantábrica y los Pirineos. 

Su principal amenaza reside en el pequeño tamaño de sus poblaciones. Esto imposibilita su capacidad reproductora y variedad genética, como suele ocurrir con otras muchas especies.

Oso pardo en su hábitat.

Oso pardo en su hábitat. iStock

No solo es 'culpa' de este oso que no haya tantos ejemplares en nuestro país. Gran parte de responsabilidad de que sea una de las especies que más atención requiere la tiene el ser humano, debido a la usurpación de su hábitat y la caza ilegal.  

El quebrantahuesos

No hay más que ver su cara para saber que esta ave de presa es una de las más majestuosas, y la de mayor envergadura, con las que contamos en España y en toda Europa. El nombre de quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) hace referencia al hábito que tiene para lanzar huesos desde una altura considerable para romperlos y poder así comer su tuétano. 

Gracias a la monitorización de la población de quebrantahuesos en España, se han podido conocer las causas de la mortalidad de esta especie. Esta ha sufrido significativamente por el uso de cebos envenenados, caza furtiva y otras amenazas humanas, como el cableado eléctrico, que han hecho que su población se viera mermada. 

Quebrantahuesos con un hueso en el pico.

Quebrantahuesos con un hueso en el pico. iStock

A pesar de estos desafíos, la población de quebrantahuesos en el Pirineo Aragonés ha mostrado un notable incremento, pasando de 15 territorios ocupados en 1988 a 67 en 2017. 

El urogallo

El urogallo cantábrico (Tetrao urogallus cantabricus) enfrenta una situación crítica, con menos de 500 ejemplares restantes. A pesar de una estrategia nacional de conservación desde 2004, la especie sigue en declive debido a la fragmentación de su hábitat y otros factores.

Está catalogado como especie en peligro de extinción crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Desde 1982, ha desaparecido el 60% de su población debido a diferentes causas como su baja tasa de reproducción, las elevadas densidades de competidores, los depredadores, la calidad del hábitat y el cambio climático.

Urogallo en su hábitat.

Urogallo en su hábitat. iStock

Son múltiples los esfuerzos que están realizando esfuerzos para restaurar y proteger sus hábitats naturales, así como para controlar las poblaciones de competidores y depredadores.