Las playas son uno de los atractivos más populares de España, tanto para los residentes como para los turistas. Incluso con la llegada de septiembre, millones de españoles marchan a sus lugares costeros favoritos, mientras otros muchos deshacen sus maletas. Aquellos que se van, presumen de poder tomarse una cerveza mirando al mar, mientras que los pequeños se entretienen con castillos y agujeros en la arena.
Este último comportamiento es bastante habitual, no solo entre niños, sino también entre miles de adultos que se unen a este momento de ocio, se entierran entre ellos o compiten a ver quién hace el hueco más hondo. Lo que parece una actividad inocente, ha terminado por ser un motivo de preocupación en los últimos años.
Aunque parezca que cavar un agujero en la playa es inofensivo, los datos revelan que es más probable morir asfixiado en la arena que por un ataque de tiburón. De hecho, en Estados Unidos, un estudio del New England Journal of Medicine encontró que entre tres y cinco niños perdían la vida en el país cada año mientras cavan un hoyo en la playa, mientras otros resultan gravemente heridos y necesitan RCP para sobrevivir.
Cavar agujeros en la playa y sus riesgos
Según un artículo publicado en The Conversation, el problema está en el comportamiento de la arena cuando se acumula en montones y se crean pendientes formadas por múltiples partes móviles. Cuando estas montañas se derrumban, puede caer encima de una persona, sepultándola por completo y asfixiándola en cuestión de minutos.
La arena, al ser un material suelto y no cohesionado, puede desplomarse fácilmente sin previo aviso. En otras palabras, cuando un agujero es cavado lo suficientemente profundo, las paredes pueden derrumbarse repentinamente, atrapando a quienes estén dentro.
Esto puede provocar asfixia, ya que la arena tiende a compactarse rápidamente cuando se desploma, lo que dificulta los intentos de escapar o ser rescatado. Ha habido incidentes en los que niños y adultos han quedado atrapados bajo montones de arena, y en algunos casos, estas situaciones han resultado fatales debido a la dificultad para extraer a la persona a tiempo.
Además del riesgo directo para las personas, cavar agujeros en la playa también plantea peligros para otras personas que transitan por la zona, especialmente durante la noche o cuando el agujero no es visible. Muchas veces, los hoyos cavados no son rellenados correctamente, lo que deja huecos en la superficie que pueden pasar desapercibidos.
Este tipo de actividad no solo es un riesgo para las personas, sino que es un gran desafío para el equipo de emergencia. En el caso de tener que rescatar a alguien, al intentar retirar la arena para liberar a la víctima, el agujero va a seguir derrumbándose bajo el peso de los rescatistas y se volverá a llenar de arena.
No solo juega en contra la arena, sino también el tiempo. El servicio de emergencias solo tiene entre tres y cinco minutos para salvar a una persona atrapada en un agujero de arena antes de que se asfixie.
Es cierto que este tipo de actividades son una de las más codiciadas por niños y visitantes, por este motivo, los expertos recomiendan nunca cavar un hoyo más profundo que la altura de las rodillas de la persona más baja del grupo, "siendo 0,6 metros la profundidad máxima", indican.
Además de los peligros personales, los agujeros cavados cerca de la línea de marea pueden representar un riesgo adicional relacionado con las corrientes y las mareas. Un hoyo cavado cerca del agua puede llenarse rápidamente con la subida de la marea, lo que convierte una simple excavación en una trampa para quienes estén cerca o dentro del agujero en ese momento.