La avispa asiática, conocida científicamente como Vespa velutina, es una especie invasora originaria del sudeste asiático que ha logrado expandirse por Europa en las últimas décadas. Este pequeño insecto ha tenido una expansión notable en España desde 2010, en la provincia de Navarra. Se cree que llegó a través de la frontera con Francia, donde ya estaba presente desde 2004.

Este insecto, perteneciente a la familia de los véspidos, se distingue por su tamaño relativamente grande, llegando a medir entre 2,5 y 3 centímetros de longitud, con las reinas alcanzando incluso los 3,5 centímetros. 

Su coloración la hace fácilmente identificable: tiene un cuerpo mayormente oscuro, casi negro, con la parte final del abdomen de color amarillo, y patas de color marrón en su parte superior que se vuelven amarillas en la parte inferior. Sus alas son de un tono marrón oscuro que también le otorga un aspecto muy peculiar.

La Vespa velutina es un depredador voraz de otros insectos, especialmente de las abejas melíferas, lo que ha causado serias preocupaciones para la apicultura y la biodiversidad en las regiones donde ha sido introducida.

Atacan a las abejas frente a las colmenas, esperando pacientemente para capturar a las que entran o salen, lo que provoca una disminución en la actividad de estos ejemplares y, a la larga, la debilitación y posible colapso de la colmena, que son fundamentales para el ecosistema.

La Vespa velutina es muy adaptable y se ha extendido rápidamente por Europa, en gran parte gracias a la falta de depredadores naturales que controlen su población en estos nuevos entornos. Fue detectada por primera vez en Francia en 2004, probablemente introducida accidentalmente en un cargamento de cerámica proveniente de China.

Desde entonces, ha colonizado muchas partes de Europa, incluyendo España, Portugal, Italia, Alemania y otros países. Su capacidad de expansión se ve favorecida por su hábito de volar largas distancias y por la capacidad de las reinas de establecer nuevos nidos con gran facilidad.

Los peligros de la avispa asiática

Su presencia en el país ha crecido de manera alarmante, estableciéndose sobre todo en el norte y noroeste de la península, afectando comunidades como Galicia, Asturias, Cantabria, el País Vasco, Navarra y Cataluña, áreas que presentan un clima y un entorno favorables para la expansión y proliferación del insecto.

En cuanto a los peligros que representa la Vespa velutina para los seres humanos, es importante tener en cuenta que, si bien no es más agresiva que otras especies de avispas de manera general, sí puede ser muy peligrosa si se siente amenazada.

Avispa. Istock.

Al pisar o aplastar a una Vespa velutina, esta puede liberar feromonas que alertan al resto de la colonia, lo que puede desencadenar un ataque en grupo. Las avispas asiáticas son conocidas por ser muy defensivas, especialmente en las cercanías de sus nidos, y pueden perseguir al intruso a lo largo de varios metros si perciben una amenaza.

Sus picaduras son muy dolorosas y pueden provocar reacciones alérgicas severas en algunas personas, incluso en casos extremos, un shock anafiláctico que puede poner en riesgo la vida si no se recibe atención médica de inmediato.

Una picadura de la Vespa velutina puede ser más dolorosa y causar una mayor reacción inflamatoria en comparación con las picaduras de otras avispas debido a la composición de su veneno. Además de que pueden picar varias veces antes de perder la vida.

Una especie invasora

En España, la presencia de este insecto está representándose como pérdidas económicas y daño ecológico causado por la reducción en las poblaciones de abejas debido a la vespa.

En respuesta, las autoridades locales y los apicultores han implementado diversas medidas para controlar y reducir la población de la Vespa velutina, como la colocación de trampas para capturar reinas y obreras, y la destrucción de los nidos cuando son localizados.

Sin embargo, la detección y eliminación de los nidos es un proceso complicado debido a que suelen construirse en lugares altos y de difícil acceso, como copas de árboles o estructuras elevadas, y su tamaño puede llegar a ser muy grande, albergando miles de avispas.

Esto ha llevado a que se intensifiquen las investigaciones para desarrollar métodos de control más efectivos, como la utilización de cebos específicos que afecten solo a la especie invasora o la introducción de depredadores naturales que puedan mantener bajo control a sus poblaciones.