Hace tan solo unos pocos miles de años, la Tierra era muy diferente a lo que conocemos hoy en día: los mares, desiertos y continentes tenían una distribución bastante diferente a la actual. Hace 66 millones de años, un cataclismo cósmico alteró para siempre su historia, y aquellos que convivían en ella se vieron extintos para siempre, incluso especies que hoy en día recordamos, como los dinosaurios.
Sin embargo, una explosión masiva no es lo único que ha acabado con especies para siempre, sino que nosotros como humanos también lo hemos hecho. Hace más de 12.000 años, los mamuts desaparecieron de la Tierra a causa de una combinación de caza por parte de los pobladores precolombinos, cambios climáticos y una pérdida del hábitat.
Estos enormes herbívoros de origen africano colonizaron el continente euroasiático durante casi cuatro millones de años. La última población de mamuts lanudos vivió en la isla de Wrangel hasta su extinción hace unos 4000 años; sin embargo, y aunque parezca imposible, la ciencia está buscando la forma de 'revivirlos' e investigando si es una buena opción devolverlos a la Tierra.
Una 'resurrección' de criaturas extinguidas
El proyecto de revivir a esta criatura prehistórica es uno de los esfuerzos científicos más ambiciosos de la biología moderna que cada vez está más cerca. En 2018, el explorador sueco Love Dalén encontró los restos de una hembra de mamut lanudo, encerrados en el suelo congelado desde hacía 52.000 años.
Lejos de ser un ADN nulo, el análisis genético ha revelado este mismo año que el cadáver del mamut que encontró Dalén conserva la estructura tridimensional, una característica jamás vista que permite incluso saber qué genes estaban activos. Para los investigadores, la muestra perfectamente preservada acerca a la posibilidad de la resurrección de estas especies.
El nuevo hallazgo, cuyos resultados se publicaron en la revista Cell, estaban tan bien conservados que los investigadores pudieron inferir por primera vez genes relacionados con la lanosidad o la tolerancia al frío del mamut. Para conseguir 'resucitarlo' habría que fusionar el ADN con un óvulo de elefante asiático, el pariente vivo más próximo a los mamuts y con el que comparte el 99'6% de su código genético.
La creación del embrión es solo el principio. El plan es implantar este embrión en una madre sustituta de elefante asiático o en un útero artificial en desarrollo. Si todo va bien, 22 meses más tarde nacería lo más parecido a una cría de mamut.
Más allá de la hazaña técnica, el proyecto tiene implicaciones ecológicas. Los científicos creen que la reintroducción de los mamuts podría restaurar los ecosistemas de la tundra y la taiga, contribuyendo a frenar el derretimiento del permafrost y, en consecuencia, la liberación de grandes cantidades de gases de efecto invernadero atrapados en él.
Al pisotear la nieve y derribar árboles, los mamuts ayudarían a mantener el suelo congelado, lo que podría ayudar a mitigar los efectos del calentamiento global. Sin embargo, el proyecto tiene grandes desafíos tanto éticos como prácticos. Por un lado, existe el debate sobre si es correcto revivir especies extintas o, también, las posibles consecuencias imprevistas para los ecosistemas actuales.
El debate sobre la 'resurección' de los mamuts
La resurrección de los mamuts es uno de los proyectos más complicados para la ciencia, no solo por el tiempo que han tardado en encontrar un ADN apto, sino por todo lo que conlleva la aparición de una especie que lleva miles de años extinta. A pesar de que tenga ventajas, también se enfrentan a diferentes riesgos.
Uno de los riesgos principales es el desconocimiento de las consecuencias ecológicas. La introducción de una especie extinta en un ecosistema moderno puede tener efectos imprevisibles. Los mamuts podrían alterar los ecosistemas de manera no deseada, afectando a las especies actuales y desencadenando cambios ecológicos inesperados. Esto podría causar daños a la flora y fauna locales, y el equilibrio de los ecosistemas podría verse afectado de formas que la ciencia no puede predecir completamente.
El proyecto también enfrenta desafíos técnicos y científicos. Aunque la edición genética ha avanzado enormemente, todavía hay muchas incertidumbres. Por ejemplo, la creación de un embrión viable, su implantación en una madre sustituta, y el desarrollo de un mamut saludable son procesos llenos de obstáculos. Además, la clonación de mamuts podría requerir muchos intentos fallidos, lo que plantea preguntas sobre el uso de recursos y la posible pérdida de vidas animales.