La proliferación de gatos callejeros en las calles de España ha desencadenado serios problemas para la salud pública y la biodiversidad. Esta 'invasión felina' no solo afecta a los entornos urbanos, sino que también plantea graves desafíos ecológicos y sanitarios.
Ante la preocupante situación, varias localidades españolas han implementado estrictas normas, incluyendo elevadas sanciones para quienes alimenten a estos animales sin autorización.
En ciudades como Arrecife, en Las Palmas, la presencia descontrolada de gatos callejeros ha obligado al ayuntamiento a tomar medidas drásticas. Recientemente, se aprobó una normativa que busca controlar y gestionar las colonias felinas. Esta ordenanza municipal incluye un programa de captura, esterilización y retorno (CER) de los gatos, junto con la identificación mediante microchip y la gestión diaria de las colonias.
El concejal de Sanidad y Bienestar Animal de la ciudad, Jacobo Lemes, ha señalado que esta normativa representa "un avance significativo" en la lucha contra la proliferación descontrolada de gatos en Arrecife.
Además, la ley exige que cualquier persona que quiera alimentar a los gatos callejeros debe obtener un permiso especial del Ayuntamiento. Quienes incumplan esta normativa pueden enfrentar multas de hasta 1.500 euros.
El problema de las colonias felinas
El descontrol en la población de gatos callejeros no solo genera problemas de convivencia en las ciudades españolas, sino que también supone un riesgo considerable para la salud pública.
La acumulación de restos de comida y pienso en las calles atrae a otros animales indeseados, como ratas y palomas, que pueden ser portadores de enfermedades. Pero no solo ellos, los gatos pueden transmitir zoonosis, enfermedades que pueden pasar de animales a humanos, aumentando el riesgo de infecciones entre la población.
Miguel Clavero, investigador de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), advierte que los gatos callejeros también representan un problema ambiental significativo, puesto que son depredadores eficientes y su acción puede tener un significativo impacto en la fauna local.
Sanciones y medidas preventivas
La normativa en Arrecife es similar a la de otros ayuntamientos españoles, que buscan evitar los problemas asociados con la alimentación indiscriminada de animales callejeros.
Las multas por alimentar a los gatos, sin permiso, no son un caso aislado. En Santa Cruz de Tenerife, una mujer fue sancionada con 1.500 euros por dar de comer a las palomas de manera recurrente. Estas medidas buscan disuadir la alimentación no controlada y fomentar la adopción de prácticas responsables.
Para aquellos interesados en colaborar con el control de las colonias felinas, es fundamental seguir los protocolos establecidos. Los voluntarios deben obtener una acreditación que les permita alimentar a los gatos de forma organizada y en lugares específicos, minimizando así los riesgos para la salud pública y para los propios animales.
Impacto ambiental
La presencia de gatos callejeros no solo afecta la salud humana, sino que también tiene un impacto negativo en el conjunto de la biodiversidad. Según un estudio de la Universidad de La Laguna (ULL), los gatos (domésticos y callejeros) en España matan millones de animales al año.
En Baleares, por ejemplo, la situación es especialmente grave, ya que muchas especies endémicas se ven amenazadas por la depredación de los gatos. Del mismo modo que en Canarias, los gatos, han contribuido a la disminución de especies endémicas de reptiles y aves marinas, algunas de las cuales están en peligro de extinción.
El biólogo Miguel Clavero, por ejemplo, propone dos soluciones para abordar este problema: la adopción de gatos callejeros y, en casos extremos, el sacrificio de aquellos ejemplares asilvestrados que no pueden ser reintegrados en un hogar. Aunque esta última medida es controvertida, Clavero enfatiza que es necesaria para proteger la biodiversidad de algunas áreas vulnerables.
La proliferación de gatos callejeros en España es un problema complejo que requiere un enfoque multidisciplinar. Las normativas municipales adoptadas en algunos puntos del país buscan equilibrar la necesidad de proteger la salud pública y la biodiversidad con el bienestar animal. Sin embargo, la clave para resolver este problema radica en la colaboración entre las autoridades, los voluntarios y la comunidad en general.
Las multas por alimentar a los gatos sin permiso son una medida necesaria para controlar la situación, pero también es crucial promover la adopción y la esterilización de estos animales. Solo a través de un esfuerzo conjunto podemos garantizar una convivencia armoniosa y proteger tanto la salud pública como nuestro entorno natural.
* Para más información sobre cómo obtener un permiso para alimentar a los gatos callejeros o sobre programas de adopción y esterilización, visita la página web de tu ayuntamiento local.