Europa se enfrenta a una verdadera "crisis de semillas". O, al menos, en lo que a la "dispersión" de estas se refiere. Es decir, de cómo estas se distribuyen por el territorio para, luego, ser polinizadas y acabar floreciendo. 

Los cambios en las poblaciones de animales, especialmente de aquellos que están en peligro de extinción, son las principales amenazadas del paisaje europeo. Así, al menos, lo confirma un nuevo estudio de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés) publicado en la noche del jueves 10 de octubre en la revista Science. 

Liderado por Sara Beatriz Mendes, de la Universidad de Coimbra (Portugal), el texto reconstruye la primera red de dispersión de semillas europea a través de una amplia revisión de literatura sobre animales y plantas. La redistribución de simientes que llevan a cabo los polinizadores y otras especies, explican los autores, es "crucial" para la salud de los ecosistemas. Especialmente en aquellos más característicos en el Viejo Continente, como los "hábitats fragmentados". 

Lo que está sucediendo en Europa es sencillo. La paulatina desaparición de ejemplares de especies animales estaría detrás de esta "crisis de las semillas", pues son ellos los encargados de redistribuirlas para "conectar", a través de vegetación, la región. Así, se ponen en peligro una posible recuperación de las poblaciones de plantas en declive. 

Un 30% de plantas amenazadas

El estudio llevado a cabo por Mendes y su equipo revela que un tercio de las especies dispersoras se enfrentan a una "potencial extinción". Por consiguiente, al menos el 30% de las plantas zoocóricas (las que necesitan de animales para germinar) estarían "amenazadas".

La investigación utiliza datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) para evaluar el nivel de riesgo en el que se encuentra cada animal. El 11% de las especies que dispersan semillas se encuentran amenazadas, el 64% está fuera de peligro y del 25% no hay datos suficientes. Además, el 43% de las especies está sufriendo "una disminución" incipiente en sus ejemplares, mientras que el 35% está estable y el 22% aumentando. 

El problema radica en que las especies con "mayor capacidad de dispersión" son, a su vez, aquellas que más preocupan a los científicos, pues el riesgo de que acaben extintos es mayor. Algunos de los animales que menciona el estudio son aves como la curruca mosquitera, la graja o el zorzal alirrojo; mamíferos, como el bisonte europeo, el reno o el conejo; reptiles como la lagartija y hormigas, como la hormiga roja europea de los bosques o la roja sureña. 

"Nuestro estudio revela una crisis en desarrollo en la dispersión de semillas en Europa y destaca grandes vacíos de conocimiento sobre los dispersores y el estado de conservación de las plantas zoocóricas, instando a un mayor análisis y a tomar medidas para conservar el servicio de dispersión de semillas", escribe Mendes. 

Fragmentación de los ecosistemas

La pérdida de especies de dispersadores que juegan un papel clave en la red de vegetación europea "aceleraría la fragmentación de los ecosistemas", asegura el estudio. Esto provocaría un 'fallo en cadena' que se traduciría en la pérdida de biodiversidad en la flora europea.

Además, aseguran los autores, se produciría una "reducción genética y fenotípica de la diversidad de la vegetación". Todo ello, lamentan, es "especialmente preocupante" por la función clave que juegan las plantas en la mitigación del cambio climático. 

Según los datos recopilados por los investigadores, "la mayoría de las especies de planta nativas europeas tienen un dispersador [animal] en estado crítico". Lo más preocupante, dicen los autores, es que "al menos un tercio de las plantas tienen a la mitad de sus dispersadores naturales en riesgo". 

Esto, explican, pone en jaque el futuro del paisaje europeo. Este no desaparecerá de golpe en cuanto se extinga el último animal que dispersa una determinada semilla por el continente. Más bien, insiste el estudio, "se erosionará lentamente" hasta cambiar por completo el continente tal y como lo conocemos.