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A finales de los 70, las empresas tabaqueras invirtieron dinero en estudios, universidades y científicos para despejar dudas sobre si era perjudicial o no. Hoy, el dinero negro de las petroleras contribuye al mismo lavado de cara, también conocido como greenwashing, a través del deporte.

El think tank británico New Weather Institute ha publicado un informe que revela cuánto dinero ponen los cuatro grandes gigantes de los combustibles fósiles. Los descubrimientos no dejan de ser sorprendentes por la cantidad de ceros. Aun así, los autores advierten de que los resultados son "conservadores" por la esperada falta de transparencia.

La organización calcula que en total invierten más de 5.000 millones de euros, y más de la mitad vienen de las cuatro grandes petroleras. Ineos, patrocinador principal del Manchester United, Saudi Aramco, relacionado con la FIFA, Shell, el tradicional compañero de carreras de Ferrari y TotalEnergies, que financió el mundial de rugby.

Los autores del informe dicen que si el deporte se usa como escaparate para estas compañías contaminantes, serán, en el mejor de los casos, un obstáculo para la acción climática y, en el peor, aumentarán las emisiones asociadas a todos estos deportes. "Se está usando la universalidad de los deportes para legitimar la expansión de torneos internacionales en vez de estimular conversaciones sobre cómo tratar la reducción de emisiones".  

Estas empresas están íntimamente relacionadas con los países del Golfo Pérsico, donde muchas tienen participaciones de los gobiernos o son directamente empresas estatales. En los últimos años, estos petroestados han sido sedes de eventos como la copa del mundo Catar 2022 o las carreras de la F1 de Baréin, Arabia Saudí o Emiratos Árabes.

Shell es el principal patrocinador del equipo Ferrari de F1.

Los estados del Golfo Arábico han conseguido incluso convertirse en sede de eventos donde se decide la acción climática, como la COP. Primero, Egipto, luego, Dubai, y este año, Azerbaiyán. En el Golfo Pérsico se mueve mucho dinero y los países están diversificando una economía altamente dependiente de un recurso que, según los expertos, ya ha tocado el pico en su producción. 

No es solo fútbol o motor

En esa estrategia de apertura a otros países y sus economías, tiene sentido que los países pérsicos inviertan en algo tan unido a los combustibles fósiles como las carreras de coches, en todas sus categorías, o el fútbol, el deporte rey. Según el reporte de New Weather Institute, en el primero, el sector con mayor inversión, suma más de casi 2.000 millones de euros y en el segundo, más de 900 millones.

Pero los tentáculos del dinero son largos y llegan a la mayoría de deportes: fútbol americano (589 millones), baloncesto (266 millones), béisbol (183 millones) o tenis (34 millones). En el informe, reconocen que los datos que tenían de motos y atletismo no llegan al criterio mínimo para estimar el cálculo. 

Y no solo atañe al patrocinio de los equipos, también a los mismos deportistas. Estos, con millones de seguidores en las redes sociales, son la forma más efectiva de llegar al mundo. Los casos que más atención mediática han tenido han sido el fichaje de la estrella del Madrid, Cristiano Ronaldo, por el equipo Al-Nassr de Arabia Saudí, o el boxeador británico Anthony Joshua, que defendió el cinturón de campeón de mundo, también en el país saudita.

Esto demuestra el hambre de los países de Oriente Próximo por abrirse al mundo occidental. De hecho, en 2023, la BBC recogía declaraciones del príncipe de la corona y primer ministro, Mohamed bin Salmán, que decía que "si el sportwashing va a aumentar mi PIB un 1%, lo seguiremos haciendo". Estas declaraciones vinieron después de acusaciones de la compra de un billete de entrada a Europa y su aceptación. 

El estadio del Manchester City lleva el nombre de la aerolínea de Emiratos Árabes Unidos iStock

Desde New Weather Institute, hacen varias recomendaciones, entre las que se incluyen adoptar políticas antipatrocinios inspiradas en las medidas contra las empresas tabaqueras y buscar nuevos patrocinios de fuentes acreditadas. Para eso, exigen que las compañías que se quieran anunciar en las diferentes ligas puedan demostrar con transparencia su impacto, al menos según el alcance 1 y 2.

La diligencia debida, reportar el impacto de las compañías en toda la cadena de valor, es uno de los puntos que más nerviosas pone a las empresas y que previsiblemente se aplicará en la regulación europea. Esto está íntimamente relacionado con los criterios ESG. 

Prohibir los anuncios

Los grandes eventos públicos, festivales de música, exposiciones universales y Olimpiadas, buscan patrocinadores. En todos, hay relaciones comerciales con marcas y empresas, y estas también están reguladas. Por ejemplo, las que afecten compañías de alcohol y tabaco. 

En junio, en el Día Mundial del Medioambiente, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, decía que era "el momento de la verdad" y llamaba por acción conjunta en todos los sectores para tratar la emergencia climática. También se lo pedía a las empresas privadas para cambiar la percepción social que hubiera de los productos nocivos. 

Ponía el ejemplo de restricciones que muchos gobiernos habían impuesto, como la prohibición de productos que dañan a la salud, como el tabaco, y afirmaba que algunos habían limitado a las empresas de combustibles fósiles. "Urjo a todos los países a prohibir los anuncios y patrocinios de las empresas de combustibles fósiles. También a los medios de comunicación y a las tecnológicas", dijo en su discurso.

Algunas ciudades han dado algunos pasos en esa dirección. La Haya en Países Bajos ha sido la primera ciudad que ha prohibido los anuncios de empresas de combustibles fósiles y otros productos con un alta huella de carbono. Esto incluye anuncios de coches, viajes en avión o cruceros en los carteles públicos o las marquesinas.

Hay otros gobiernos locales que están explorando fórmulas parecidas, como el gobierno de Escocia o el de Estocolmo, o en la vecina Ámsterdam. Pero todas son a nivel local y dentro de las limitadas competencias que tienen. Las grandes empresas seguirán intentando llegar al gran público de cualquier forma y de algún modo tiñendo el verde del campo de los partidos de un negro petróleo.