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"Es inaceptable que la transición de la calefacción siga estancada por políticas obsoletas". Así de contundente se muestra Davide Sabbadin, responsable de política climática en la Oficina Europea del Medio Ambiente (EEB, por sus siglas en inglés), cuando habla de la situación española.

El mercado, dice, está "preparado para el despliegue masivo de bombas de calor" y los consumidores "deseosos de cambio". Sin embargo, España es uno de los países europeos más rezagados en esta transición, que tiene mucho que ver con la eficiencia energética de la Unión. 

Al menos, así lo concluye el último estudio realizado por el think tank polaco Reform Institute, titulado Is Europe on track to deliver a heat pump roll out? (¿Está Europa lista para desplegar las bombas de calor?). Esta investigación, publicada en la madrugada del lunes 21 de octubre, sitúa a España en el penúltimo lugar de los países analizados, con una puntuación de 51 sobre 100. 

Junto al nuestro, Reform Europe analiza las políticas de transición de calderas a bombas de calor de Alemania, Francia, Italia, Polonia, Países Bajos, Rumanía, República Checa, Suecia y Reino Unido. Países que, en su conjunto, consumen el 81% de la energía de los hogares de la UE y Gran Bretaña combinados. 

Eso sí, el estudio reconoce que la de España no es la única situación reprobable. En realidad, concluye el texto, las políticas de implementación de bombas de calor "no son lo suficientemente buenas" en ningún país

A pesar de ello, como asegura el texto, "los gobiernos pueden revertir la situación mejorando las políticas relativas a las bombas de calor, lo que también desbloquearía beneficios climáticos y prepararía el camino para reducir las facturas de energía de los hogares".

Una transición turbulenta

"La transición de Europa hacia la calefacción sostenible se está estancando a medida que las ventas de bombas de calor se derrumban", afirman los autores del estudio. En la primera mitad de 2024, según el ranking de subsidios a estos aparatos del propio Reform Institute, la venta de este tipo de sistemas de calefacción ha caído un 47% respecto al año anterior.

Esto, insisten desde el think tank, pondría "en riesgo" la competitividad del continente y, sobre todo, "los 170.000 puestos de trabajo del sector". El problema, según Maria Niewitala-Rej, analista de política climática y energética de Reform Institute y coautora del informe, radica en "la diversidad de los programas de ayudas" que existen en los países analizados y en especial en España. 

El "punto flaco" español

Del caso español, Niewitala-Rej apunta a las subvenciones como "el mayor punto flaco", pues se ven "influidas por las ideologías políticas regionales y los distintos niveles de accesibilidad e información". 

Además, la experta señala que "los anuncios descoordinados de financiación disponible por parte de cada comunidad autónoma dificultan el acceso a la información en todo el país". Por eso, la principal recomendación para España sería la comunicación y la "previsibilidad" de los programas de financiación.

"La armonización de las normas en todo el país puede ayudar a mejorar la comprensión del sistema de ayudas y, por tanto, aumentar la adopción de bombas de calor en el mercado de la calefacción", insiste Niewitala-Rej.

Los autores del informe también aconsejan a los gobiernos de España —cada uno en su competencia— un aumento de los importes de las subvenciones disponibles para los hogares. Pues, según el Ministerio para la Transición y el Reto Demográfico (MITECO), cerca del 55% del parque edificado en España es anterior al año 1980.

Y no solo eso; aproximadamente el 21%, además, lleva más de 50 años en pie. Y es que alrededor del "58% de nuestros edificios se construyó con anterioridad a la primera normativa que introdujo en España unos criterios mínimos de eficiencia energética (la norma básica de edificación NBE-CT-79 sobre condiciones térmicas de los edificios)". Esto provoca que la eficiencia energética de un gran número de hogares esté en entredicho.

Una oportunidad

A pesar de todo, Aleksander Śniegocki, CEO de Reform Institute y coautor del texto, insiste en que "el informe pone de relieve una importante oportunidad para que los gobiernos europeos colaboren en el intercambio de buenas prácticas y lecciones aprendidas para acelerar el desarrollo del mercado de las bombas de calor".

Desde la UE, dice, se puede desempeñar un "papel clave" si se aplica "el tan esperado Plan de Acción Europeo sobre Bombas de Calor". Por eso, insta a la nueva vicepresidenta de la Comisión Europea, Teresa Ribera, a liderar "una transición justa y a impulsar la industria europea de tecnologías limpias".

Para ello, las bombas de calor son clave. Como explica Richard Lowes, del think tank Regulatory Assistance Project, son esenciales "para reducir las importaciones de combustibles fósiles y la contaminación". E indica que es bien sabido que, "para que el número de estos aparatos crezca a la velocidad necesaria, es preciso adoptar medidas políticas coordinadas que reduzcan los costes de funcionamiento, ayuden a los propietarios de edificios con los costes iniciales y muestren al mercado la dirección a seguir".