Durante los últimos 50 años, los seres humanos hemos cambiado los ecosistemas más rápida y extensamente que en cualquier otro período comparable de la historia de la humanidad. Aunque seamos nosotros los principales en disfrutar del medioambiente, sin darnos cuenta somos nosotros quienes, también, estamos acabando con él.
La contaminación, la caza, la pesca excesiva y la tala de bosques son algunos de los motivos que están acabando con no solo los ecosistemas, sino con otras especies que también habitan en el mundo. A pesar de que haya concienciación al respecto, todavía son los gobiernos y las autoridades los que deben poner restricciones para evitarlo.
En España, hay muchas zonas que están restringidas con el fin de que el ser humano no acabe con la biodiversidad y el ecosistema del lugar. Una de ellas está en Canarias, la isla de los Lobos, cuyas visitas están limitadas y numeradas.
La isla de Lobos, Fuerteventura
La isla de Lobos es un pequeño paraíso situado en el archipiélago canario, en el océano Atlántico, a tan solo dos kilómetros de Fuerteventura y ocho kilómetros de Lanzarote. Este islote, de origen volcánico, tiene una extensión de unos 4,5 kilómetros cuadrados y su costa está formada por escarpados acantilados.
Su nombre se debe a la presencia en el pasado de colonias de lobos marinos, también conocidos como focas monje. Estos animales habitaban en gran número la isla, pero con el tiempo fueron desapareciendo debido a la caza indiscriminada, ya que acababan con todos los peces del lugar.
La isla de Lobos es parte de la Reserva Natural del Islote de Lobos, una zona protegida que destaca por una rica biodiversidad. La flora del lugar es autóctona y adaptada a las duras condiciones del entorno volcánico, donde además de contar con especies emblemáticas como a tabaiba dulce y la uvilla de mar, tienen una fauna marina única en el mundo
La claridad de sus aguas y la abundancia de vida marina permiten la observación de diversas especies de peces, mantarrayas y, en ocasiones, incluso delfines. Por este motivo, el buceo y el snorkel son una de las actividades más demandadas entre los turistas que tienen la suerte de acudir.
En cuanto a la geografía de la isla, es de origen volcánico debido a la Montaña de La Caldera, un cono volcánico que alcanza los 127 metros de altura y desde cuya cima se puede obtener una vista panorámica espectacular de las islas cercanas, como Lanzarote y Fuerteventura, así como del inmenso Atlántico.
La montaña es una de las principales atracciones para los senderistas que visitan la isla, ya que ofrece una ruta relativamente fácil, pero con vistas de todo el territorio, incluida las playas de arena blanca, aguas cristalinas y terreno volcánico.
El Faro de Martiño es otro de los puntos icónicos de Lobos. Construido a mediados del siglo XIX, este faro fue durante mucho tiempo el hogar de los fareros y sus familias, que vivieron aislados en la isla para garantizar el correcto funcionamiento de la señal marítima. Aunque hoy es automático, su presencia añade un toque de nostalgia y simbolismo al paisaje de Lobos.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en 2021 la Isla Lobos tenía 1 habitante. Sin embargo, no hay información acerca de la única persona que reside e, incluso, se dice que oficialmente no existen residentes permanentes.
Las restricciones de la isla
Debido a la increíble belleza y biodiversidad, el acceso a la isla de Lobos está regulado y sujeto a ciertas restricciones con el fin de preservar su ecosistema. Por este motivo, las autoridades han implementado un sistema de control para limitar la afluencia de los turistas y visitantes.
El número de personas que pueden acceder a la isla está restringido a 400 por día, divididos en dos turnos: uno en la mañana y otro en la tarde. Cada turno tiene una duración máxima de cuatro horas, lo que permite un flujo constante de visitantes sin que el islote se vea desbordado por la presencia humana.
No solo eso, sino que los visitantes deben solicitar un permiso previo, que se obtiene por internet o a través de las oficinas de turismo locales. Este permiso es obligatorio y debe presentarse a las autoridades antes de embarcar hacia la isla.
El transporte hacia Lobos se realiza exclusivamente mediante barcos autorizados que parten desde el puerto de Corralejo, en Fuerteventura. Estas embarcaciones operan en horarios fijos y están sujetas a la regulación establecida para evitar un tráfico excesivo hacia el islote.
Una vez en la isla, los visitantes deben respetar estrictamente las normas establecidas. No se permite la recolección de plantas o animales, y está prohibido dejar residuos de cualquier tipo. En cuanto a la visita, existe un sendero marcado que recorre el islote, por lo que los turistas están obligados a mantenerse dentro para no dañar el entorno natural.
Las actividades recreativas, como el baño y el snorkel, están permitidas en las zonas designadas, pero se requiere que los visitantes mantengan una actitud respetuosa con la fauna marina.
Pasar la noche en la isla está prohibido, lo que garantiza que el islote se mantenga libre a esas horas, con el fin de que la fauna continúe desarrollando su actividad sin interferencias. Aunque existe un pequeño restaurante en la playa, se recomienda a los visitantes llevar consigo su propia agua y alimentos, ya que las instalaciones son muy limitadas y no se permite hacer fuego o barbacoas en ninguna zona de la isla.