Cuando reflexionamos acerca del animal más peligroso del mundo, es muy posible que pensemos en el tiburón o en el tigre. Dos especies que no cobran vidas de forma habitual, pero que provocan pavor entre una gran parte de la población. Sin embargo, dentro del grado de peligro se tienen en cuenta muchas cosas.
Si pensamos en la cantidad de víctimas que se cobran, podemos hablar del mosquito como el animal más peligroso de todos. No obstante, los riesgos también se miden por las habilidades que tienen estos mismos para convertirse en peligrosos, y a pesar de que en un enfrentamiento contra un tigre salgamos perdiendo, hay aves que también pueden ser una amenaza que nunca nos imaginaríamos.
A pesar de que el mundo de las aves sea muy amplia, y la más famosa de todas, como es el caso de la paloma, sea completamente inofensiva, existen otras como el casuario, que pueden convertirse en un tigre si se sienten amenazados. O peor, en un velociraptor.
El ave más peligrosa del planeta
El casuario es un ave no voladora de gran tamaño originaria de las regiones tropicales del norte de Australia, Nueva Guinea y las islas cercanas. Existen tres especies principales de casuarios: el casuario de casco, el casuario de Bennett y el casuario menor.
Estas aves están estrechamente relacionadas con los emúes y forman parte del grupo de aves conocidas como paleognatas, que incluye otras especies no voladoras como los avestruces y kiwis. Sin embargo, los expertos lo definen como un dinosaurio moderno, al ser considerado como el pariente más directo de los mismos.
El casuario de casco es la especie más grande y reconocida. Pueden alcanzar hasta 1.8 metros de altura y pesar más de 50 kilogramo, no obstante, su rasgo más distintivo es el casco óseo que tienen en la parte superior de la cabeza.
Este casco, cuya función exacta sigue siendo debatida por los científicos, podría ayudarles a abrirse camino entre la densa vegetación de la selva tropical al romper las ramas de los árboles o actuar como un símbolo de estatus social entre los individuos. Además, esta estructura también le protege la cabeza durante los enfrentamientos con otras especies.
El plumaje de los casuarios es negro y áspero, lo que les da un aspecto robusto y primitivo. Su cuello y cara son de colores vivos, generalmente azul y rojo, lo que es inusual en aves que habitan en ambientes tan densos y cerrados como las selvas tropicales.
Estas aves tienen patas extremadamente fuertes y poderosas, con tres dedos en cada pie. Uno de esos dedos, el interior, tiene una garra en forma de daga que puede crecer hasta 12 centímetros de largo. Tanto su longitud como la resistencia de la misma les sirve como arma y puede ser usada para defenderse si se sienten amenazadas.
Los casuarios son aves tímidas y solitarias que prefieren evitar el contacto con los humanos. Se alimentan principalmente de frutas caídas, lo que los convierte en dispersores de semillas cruciales para los ecosistemas de las selvas tropicales.
También pueden comer hongos, pequeños invertebrados y carroña ocasionalmente. Su papel como dispersores de semillas es vital, ya que muchas especies de plantas dependen de los casuarios para dispersar sus semillas a través de grandes áreas de la selva. Si los casuarios se extinguen, la selva tropical sufrirá las consecuencias.
A pesar de su timidez, el casuario es el ave más peligrosa del planeta. Cuando se sienten amenazados o acorralados, pueden volverse una amenaza real. Utilizan sus poderosas patas y afiladas garras para defenderse y, si bien prefieren escapar corriendo a gran velocidad, no dudarán en atacar si no tienen otra opción.
Tanto como si huyen como si atacan, cuentan con una rapidez que les hace comparables con el velociraptor: pueden alcanzar velocidades de hasta 50 kilómetros por hora y saltar hasta dos metros de altura. De hecho, hay reportes de incidentes fatales con humanos y animales domésticos.
Los casuarios juegan un papel cultural importante en las comunidades indígenas de Nueva Guinea, donde son valorados tanto por sus plumas como por su carne. Sin embargo, la caza, la pérdida de hábitat debido a la deforestación y la fragmentación de los bosques, así como la amenaza de los perros y otros depredadores introducidos, han puesto a estas aves en una situación vulnerable.
Las tres especies de casuarios están clasificadas en distintos grados de amenaza según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
La protección de su hábitat y la concientización sobre su importancia ecológica son esenciales para su conservación. A pesar de su naturaleza reservada, los casuarios son clave para el equilibrio de los ecosistemas de las selvas tropicales, y su pérdida podría tener consecuencias devastadoras para estos entornos frágiles.