Desde hace más de una década, Venezuela vive sumida en una crisis económica y social sin precedentes. Con un salario mínimo de 130 bolívares —o 3,5 dólares—, las familias han visto cómo la comida, los medicamentos y los servicios básicos se convierten en lujos inalcanzables.
Cifras actuales de la ONU y organismos como ACNUR o la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reflejan la magnitud de esta crisis: el 94% de la población vive en situación de pobreza y el 76,6% está por debajo de la línea de pobreza extrema.
Se estima que, desde 2015 —dos años después de la llegada de Nicolás Maduro al poder—, alrededor de 7,7 millones de venezolanos han dejado su país buscando un lugar donde sobrevivir.
De ellos, los datos indican que cerca de 6,5 millones han encontrado refugio en América Latina y el Caribe. Así, los desplazamientos venezolanos se han convertido en una de las mayores del mundo en la historia reciente. Y precisamente de esta manera surgen los 'viajes de esperanza' como en los que se sumergieron Rosa y César, quienes aseguran que esta travesía comenzó desde su propio hogar en Venezuela.
El éxodo
Se estima que aproximadamente 200 venezolanos cruzan las fronteras de Colombia, Perú y Brasil diariamente en busca de una nueva vida. En concreto, la tierra de los incas se ha convertido en uno de los destinos preferidos, con más de 1,5 millones de desplazados en su territorio. Se posiciona así como el segundo país con más migrantes venezolanos gel mundo, después de Colombia, que alberga cerca de 2,5 millones.
Hay quienes en este recorrido atraviesan a pie rutas peligrosas durante meses, expuestos a altas temperaturas y enfrentando situaciones complicadas como la falta de alimentos, recursos y hogar.
Esta problemática se suma a la carencia del acceso a cuidados de la salud o el riesgo de sufrir violencia sexual. Un escenario controlado por grupos criminales y traficantes que, como en tantas otras situaciones, se aprovechan de quienes lo darían todo por una vida mejor.
Con "una bolsa llena de sueños" a la que tuvieron que aferrarse, como explica Francis, marido de Rosa, para Noticias ONU, comenzaba la que sería su nueva vida. En ella, la búsqueda de trabajo y la reconstrucción de sus vidas se convirtió en el primer pilar a tratar.
La ruta del migrante
Instituciones como la OIM y ACNUR han implementado puntos de asistencia en las fronteras donde miles de familias reciben ayuda básica. Y así explica en una de sus entrevistas Pedro Balladares, representante de la organización, su labor: "La gente no quiere venir a nosotros, nosotros vamos hacia ellos. Las personas están en una situación muy difícil. Han viajado muy lejos".
La frontera del norte de Perú, en concreto la situada en Aguas Verdes, es un punto de llegada común para muchos migrantes, en su mayoría provenientes de Ecuador y con la intención de continuar hacia Lima. De hecho, en 2023 más de 162.000 migrantes y refugiados ingresaron al país por medio de este paso y otras 120.000 personas se fueron por el mismo recorrido.
Para quienes logran cruzar las fronteras, la lucha apenas comienza. En Lima, el programa de regularización temporal lanzado en 2023 por el gobierno peruano ha permitido que unos 120.000 venezolanos obtengan permisos de estadía y trabajo, dándoles acceso a salud, educación y servicios públicos. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, cerca de la mitad de la población exiliada en Perú sigue en situación irregular, lo que dificulta su integración.
También existen historias de esperanza, como la de Karelys, quien dejó Venezuela en 2019 y encontró en la capital peruana una oportunidad para reinventarse. Era estilista en su país de origen, pero la crisis le obligó a buscar nuevos horizontes. Ahora, junto a Yerly, una podóloga peruana, ha logrado abrir un salón de belleza.
"Siento que verdaderamente he florecido. Cuando llegué a este país los desafíos eran abrumadores, pero ahora los beneficios son inestimables", asegura la venezolana en una entrevista para Noticias ONU. "Nos brindamos mutuo apoyo y estamos determinadas a devolver todo lo que Perú nos ha dado", continúa Yerly.
Solidaridad latina
En toda América Latina, los países han implementado políticas para apoyar a los migrantes venezolanos. Argentina, Brasil y Uruguay han facilitado procesos de regularización, permitiendo a los migrantes integrarse en la economía formal y acceder a los servicios básicos. Colombia, por ejemplo, implementó el Estatuto Temporal de Protección en 2021, que otorgó permisos de residencia a cerca de 1,8 millones de venezolanos.
Jorge Baca, jefe de la Misión de la OIM en Perú, destaca el valor de estos programas: "Las políticas públicas que promueven la regularización y la integración social facilitan el acceso a servicios y al ejercicio de los derechos humanos, contribuyendo con la seguridad y con los Objetivos 2030 de Desarrollo Sostenible, aumentando el potencial total del impacto de la migración".
Sin embargo, pese a que son muchos quienes tratan de hacer que esta situación sea "lo más leve" y tenga el menor impacto posible para los venezolanos, ellos ansían con volver a sus hogares. Y así lo explica Kevin para Noticias ONU: "Nuestras raíces están allí; es el lugar en el cual nacimos y en donde hemos vivido durante toda la vida. Es el hogar de nuestras familias y amigos de la infancia, y esperamos poder volver a encontrarnos algún día".