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La Antártida se tambalea. Un reciente informe advierte que ese continente helado, ese "lugar de belleza incomparable" y "uno de los más primitivos del planeta", está en camino hacia un punto de no retorno. Mientras el cambio climático se abre paso y el impacto de la actividad humana aumenta, el ecosistema antártico, en apariencia inmune, comienza a mostrar fisuras. 

A pesar de ello, la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR, por sus siglas en inglés) ha asegurado en el reporte que aún se puede actuar, llegando a proteger casi un tercio del océano Austral mediante la designación de cuatro Áreas Marinas Protegidas (AMP). Aunque, subrayan, el tiempo apremia y el futuro de la Antártida depende de las decisiones que deben tomarse hoy. 

Pero, ¿por qué es tan importante? Obviando el hecho de que es vital prevenir la desaparición de cualquier ecosistema, este territorio en concreto actúa como regulador global, conectando los océanos Atlántico, Pacífico e Índico y distribuyendo nutrientes y oxígeno que sostienen la vida marina a escala mundial.

 Sin embargo, "el Austral está mostrando cambios sustanciales en sus ecosistemas". El informe destaca los registros mínimos de extensión de hielo marino en 2022 y 2023, alterando el hábitat de especies clave como el kril y algunos pingüinos. 

Además, sus aguas están entre las más ácidas del mundo. Esto se traduce en que la absorción del CO₂ provoca un cambio químico en el océano que afecta a especies dependientes del carbonato, como corales y moluscos, esenciales para la cadena alimentaria.

Por otro lado, a esto se suma un "ambiente de estrés compuesto" que combina la presión humana y el impacto del calentamiento global, generando "alteraciones profundas" en la biodiversidad.

Cuatro áreas protegidas

Desde hace más de una década, la CCAMLR prometió crear una red representativa de Áreas Marinas Protegidas en el Océano Austral. Y es que, a pesar del amplio respaldo científico y de las propuestas avaladas por el Comité Científico para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (SC-CAMLR), cuatro de las AMP sugeridas aún no han sido aprobadas, dejando amplias zonas sin protección. 

La primera, en la península Antártica (dominio 1), se propuso en 2017, cubriría 670.000 km² y protegería zonas críticas para especies emblemáticas como el pingüino emperador, además de servir como terreno de cría para el kril, fundamental en la dieta de especies depredadoras. 

La segunda y la tercera, en el mar de Weddell (fase 1 y 2), sería una extensión combinada de casi tres millones de km². Esta AMP albergaría complejos ecosistemas de fondo marino "comparable a los arrecifes de coral". Incluiría áreas donde se encuentran la tercera parte de los pingüinos emperador y la mitad de la población de petreles antárticos. Su designación lleva años en discusión, pero sigue sin progreso. 

Por último, la Antártida Oriental. Propuesta en 2012 y que con sus 970.000 km² incluiría zonas de alta diversidad biológica, con hábitats de esponjas y corales de aguas frías. Así, su designación ayudaría a frenar la degradación de los ecosistemas vulnerables. 

De este modo, tal como indica el informe, la implementación de estas AMP protegerían un 26% del Océano Austral, una contribución crucial para alcanzar el objetivo global 30x30, que busca proteger el 30% de los océanos para 2030.

Territorios sin protección

El conocido como 'dominio 9', una gran región de este territorio que alberga ecosistemas marinos vulnerables como polinias productivas de hielo, corales de aguas frías, montes submarinos y fuentes hidrotermanles, permanece sin protección formal. Motivo por el que, desde el reporte, señalan la "grave falta" de una propuesta de AMP en este dominio, un vacío que compromete la promesa de la CCAMLR. 

Y es que preservar este territorio no solo sería sinónimo de una correcta —o por lo menos, mejor— protección de los ecosistemas que existen allí, sino que también podría actuar como refugio climático para especies en desplazamiento por la modificación de las condiciones ambientales.

Porque, como advierte el informe, "la designación de un AMP en el dominio 9 es imperativa para asegurar una red representativa y equitativa de áreas protegidas en el océano austral". Razón por la que instan a Australia a "ampliar significativamente los límite de la reserva marina en las islas Heard y McDonald".