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El pasado octubre Reino Unido cerraba la última planta eléctrica alimentada con carbón. La cantidad de energía que la planta Ratcliffe-on-Soar, en Nottinghamshire, volcaba en el mix energético británico era apenas residual, pero esa clausura tiene un gran significado, al menos como gesto simbólico. Que el país que fue cuna de la revolución industrial cierre una forma de entender la energía, justo el año más cálido desde que hay registro, es una pequeña gran noticia. 

Aunque no ha sido el primer país en cerrar las plantas de carbón, ese mérito fue Islandia que tenía la gran ventaja de la energía geotérmica, Reino Unido ha sido el primer país del G7 en eliminar completamente esta fuente de energía. El resto de naciones se han comprometido a su cierre antes de 2050, mientras tanto quedan plantas dependientes de carbón funcionando.

Es cierto que en el territorio nacional, y en la mayor parte de Europa, el peso del carbón es muy reducido. Según los datos de Redeia, la operadora de la red eléctrica, el valor del carbón de total del mix energético fue solo un 1%, frente al 10,3% del gas, el 18,6% nuclear. El total de las energías renovables, solar, eólica o hidráulica llegaron al 58,7%. 

España, por su parte, se ha prometido a cerrarlas a lo largo del próximo año 2025. Actualmente, hay cinco funcionando: tres en Asturias, una en Cádiz y otra en Mallorca.  La de As Pontes, en A Coruña, solicitó su cese al Ministerio de Transición Ecolológica y Reto Demográfico (MITECO) en 2019, sin embargo, durante la crisis energética provocada por la guerra de Ucrania, el Gobierno estudió si se podría extender la vida útil;', aunque finalmente terminó por cerrarse en 2023. 

Reducir emisiones

Las centrales de carbón mueren de forma natural, a diferencia de las nucleares que tienen programado su cierre. Las plantas de este combustible fósil dejan de funcionar cuando dejan de ser productivas y los propietarios deciden su cierre. 

En los últimos diez años, el coste de las actualizaciones que necesitan, junto al de los créditos de carbono, hacen que estas plantas sean cada vez menos rentables para las empresas energéticas.

La transformación

  • Central térmica de Aboño. Tiene como proyecto a partir de julio del año que viene el funcionamiento del gas natural en el grupo 2 de su planta y, más adelante, se centrará en avanzar en el desarrollo del valle asturiano del hidrógeno. La empresa encargada será Duro Felguera, en un proyecto adjudicado por parte de EDP y Corporación Masaveu.



  • Central térmica de Soto de Ribera. La estrategia de la empresa EDP ha sido cerrar los grupos 1 y 2, y el grupo 3 será clausurado en junio de 2025. El enfoque de esta planta será producir hidrógeno.



  • Central térmica de La Pereda. La central más pequeña que quedaba en pie (50 MW) pasará a generar electricidad utilizando biomasa forestal. Esta transformación será prevista para el año que viene y es el proyecto más relevante de la empresa Hunosa.



  • Central térmica de Los Barrios. Propiedad de EDP se suma a la conversión para producir hidrógeno verde a partir de 2026. Los hornos se sustituirán por electrolizadores, alimentados por energía solar y eólica. Además, forma parte de la iniciativa "Green H2 Los Barrios".



  • Central térmica de Es Murterar. Situada en Alcúdia, la planta es una de las instalaciones de Endesa. Solo está operativa dos de sus cuatro grupos y se espera que cierren definitivamente entre 2026 o 2027, cuando se complete la instalación del segundo cable eléctrico submarino que conecte la península con las Islas Baleares.

Lo que sí hay es una hoja de ruta para reducir las emisiones de gases de efecto  invernadero. Como el carbón es el combustible fósil que más emisiones tiene asociadas, su cierre es necesario para combatir la crisis climática. En los últimos diez años, la potencia instalada disminuyó un 63,2%.

El problema en los mix energéticos es la variabilidad en la demanda y cómo cubrirla según necesidades. En 2019 se vivió el primer hito en España en el que no se quemó nada de carbón y, desde entonces, cuando las condiciones lo permiten, ha habido varios momentos en los que se ha podido cubrir toda la demanda con energía renovable. Pero eso depende de que la producción y la demanda coincidan.

Gas natural e hidrógeno

El siguiente combustible más contaminante es el gas natural, principalmente metano, y se están buscando maneras de hacerlo más verde, mientras que a la vez se pueda aprovechar las infraestructuras ya instaladas. Ese es uno de los puntos fuertes del hidrógeno que lo hacen tan interesante; técnicamente puede circular por las mismas tuberías que el gas sin necesidad de un cambio integral.

En Mallorca, donde también hay una planta de carbón para cubrir la demanda de la isla, están probando a mezclarlo hidrógeno verde. Este proyecto está proveyendo a 115.000 hogares y cerca de 2.000 consumidores industriales, lo que reduce la emisión de 4.000 toneladas de CO₂ al año.  

Este modelo se ha conseguido con un pequeño 2%, pero se espera que sea escalable hasta el 20%. Además, es algo pionero en Europa, que se podrá reproducir en otras ciudades. Eso sí, la red de tuberías de Mallorca es una de las más modernas en funcionamiento en España

Según explicó Fidel López Soria, consejero delegado de Redexis, a elEconomista.es: "Seguimos trabajando en más de 15 proyectos de inyección y en otros relacionados con valles de hidrógeno donde conectamos la producción con el consumo".

El carbón en la COP29

El lunes 11 de noviembre empezó la conferencia por el clima en Bakú, Azerbaiyán, para acordar la lucha contra el cambio climático. En ese plan, la forma de generar energía y sus emisiones es una parte crítica.

El primer día, las negociaciones acabaron acordando los puntos claves sobre el mercado de créditos de carbono. Ese es un tema central a la hora de contar emisiones. Las críticas que se le hace a este sistema es que los grandes países contaminantes no tienen motivaciones para reducir las emisiones, por ejemplo, cerrando plantas de carbón, si pueden compensarlas en otro lado. Aun así, todavía quedan 10 días adelante de negociaciones, hasta el culmen final el día 22 de noviembre.

También abordarán otros temas como las medidas de adaptación, los planes de los países y sus logros, el papel de los pueblos indígenas como guardianes de la naturaleza o cuanto han avanzado en sus compromisos de descarbonización. El año que viene, en la COP30, será 'la gran COP' en la que los países tendrán que demostrar cómo van sus planes de descarbonización

En ese sentido, España está en una situación geográfica privilegiada para producir energía renovable. La transición energética empuja hacia la descarbonización de la economía. Las plantas de carbón, las que iniciaron la era industrial, están condenadas a desaparecer o transformarse y dejar paso a las renovables.