"Los ministros tienen solo unos días para lograr un consenso en la financiación que permita avanzar en las negociaciones". WWF lo tiene claro. La recta final de la 29ª Conferencia de las Partes (COP29) ha comenzado y los ministros que están reunidos en Bakú se quedan sin tiempo.
Hoy, lunes 18 de noviembre, ha empezado una semana clave para que la cumbre del clima de Azerbaiyán llegue a buen puerto. Las próximas jornadas son, en palabras del propio presidente de la COP29, Mukhtar Babayev, "el momento de ser valientes".
Durante los próximos días, tendrán lugar las reuniones ministeriales con los representantes de las carteras de medioambiente o transición ecológica de cada país. Son ellos quienes tomarán el relevo de los delegados y, por tanto, quienes tomarán —o no— las decisiones necesarias para desbloquear las negociaciones climáticas.
Entre ellas está la financiación climática: ese billón de dólares anuales que necesitan los países más vulnerables para adaptarse a la situación climática actual. El problema radica en que, como sostiene Fernanda Carvalho, responsable mundial de política climática y energética de WWF, "la situación de las discusiones sobre financiación refleja la magnitud del reto al que nos enfrentamos para garantizar un resultado significativo".
Y es que, a pesar de que Babayev haya anunciado que los ministros de Brasil y Reino Unido han redactado ya un borrador para impulsar el "flujo de efectivo" que se necesita, aún queda mucho por hacer. "Fue frustrante ver que la negociación solo redujo de forma marginal el texto la semana pasada, en lugar de converger en opciones claras y viables", lamenta Carvalho. Y añade: "Un resultado sólido en materia de financiación es un requisito previo para conseguir Planes Climáticos Nacionales (NDC, por sus siglas en inglés) sólidos que queremos en 2025".
La experta de WWF recuerda que "necesitamos que todas las partes presionen para conseguir un objetivo de, al menos, 1 billón de dólares anuales en financiación pública, con fuertes salvaguardas para la transparencia, revisiones periódicas y submetas específicas para la mitigación, la adaptación y las pérdidas y daños". Porque "todo lo que no sea esto puede poner en peligro la acción climática necesaria para mantenerse en la senda de los 1,5 °C" de aumento de temperatura respecto a la época preindustrial.
"Vida o muerte"
El director ejecutivo de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés), Simon Stiell, ha urgido a los ministros reunidos en Bakú a actuar: "La adaptación es la diferencia entre la vida y la muerte".
Por eso, ha pedido que "se dejen de teatrillos", pues "la crisis climática está sucediendo aquí y ahora, y se lleva vidas y el sustento de la gente en todo el mundo". Ese es precisamente el motivo por el que ha insistido a los mandatarios en que es "crítico" que la COP29 acabe con un acuerdo sobre la financiación de la adaptación climática.
Y es que, como ha recordado Stiell a los ministros, "los costes de adaptación se disparan para todos, especialmente en los países en desarrollo. Podrían llegar a ascender a 340.000 millones de dólares por año para 2030" si no se implementan las medidas adecuadas ya.
Y el G20, ¿qué?
Stiell no ha sido el único que ha tenido palabras para los líderes mundiales durante este inicio de semana. El pasado domingo 17, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, se dirigía al G20, reunido en Río de Janeiro (Brasil), para llamar su atención sobre la cumbre del clima de Azerbaiyán.
Según la agencia de noticias AFP, Guterres habría intentado limar asperezas y devolver las negociaciones estancadas a buen cauce. "Aún es posible conseguir un buen resultado para la COP29, pero requiere liderazgo y compromiso expreso de los países del G20", dijo en Río.
El secretario general de la ONU también les recordó a los líderes mundiales que las conversaciones de Bakú se encuentran en "punto muerto", a mitad de camino. Y es que la mayoría de países no están más cerca de acordar esa financiación de 1 billón de dólares tan necesaria.
Quién tiene que pagar, cómo y cuál es la cifra total necesaria son los principales escollos a los que se enfrentan los negociadores de la COP. En esto, los países occidentales quieren incluir a China y los Estados del Golfo y que todos ellos se unan a la lista de pagadores.
41.000 millones
Por su parte, Estados Unidos —con la sombra de Donald Trump bajo sus pies— ha respaldado en Bakú una propuesta del Reino Unido, la UE y Canadá para eliminar de la financiación pública subvenciones a los combustibles fósiles por valor de 41.000 millones de dólares. Este podría ser uno de los últimos movimientos de la Administración Biden para adoptar medidas "a prueba de Trump".
La medida se aplicaría a futuras inversiones en petróleo, gas y carbón. La OCDE se reunió el lunes en París para debatir la cuestión. El G7 se ha comprometido a eliminar progresivamente las subvenciones a los combustibles fósiles para 2025.