Publicada

Así como los periodistas son los cronistas de la actualidad, los artistas lo son del tiempo en el que viven. Su fuerza e impacto va más allá de lo que parece en un mundo de números y finanzas, porque todo, desde los cuadros de los museos a los posts de las redes sociales, siguen las líneas de la estética. 

Las galerías, tradicionalmente guardianas del arte y la cultura, reconocen su peso en el cambio de la sociedad y dan un paso adelante en materia de sostenibilidad, también valorando el suyo propio como entidad. 

Evelio Acevedo, director gerente del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, señala que las pinacotecas suelen ser edificios con una gran afluencia de visitantes, un uso de energía continuo y consumo de muchos materiales. "Los museos están claramente vinculados a la responsabilidad social. No se nos pide solo que expongamos arte de primer nivel y lo mantengamos en buen estado, sino que además tenemos la obligación de sensibilizar e informar". 

El Thyssen-Bornemisza ha aprobado su política de medio ambiente y sostenibilidad. Dicha política se incluye en su plan estratégico 2024-2028 para adaptarse a la Directiva europea sobre diligencia debida y sobre informes de sostenibilidad corporativa que previsiblemente será mucho más estricta. 

Esta nueva normativa se aplicará a todas las grandes empresas y organizaciones, entre las que se incluyen también los grandes museos españoles. La legislación se endurecerá en penas, pero lo que más nervioso pone al sector privado es la cantidad de nuevos informes y registros que tendrán que entregar, que ni siquiera está todavía claro cuáles son. Por eso las entidades culturales han querido ponerse a la vanguardia.

Museos, arte y negocios

En los museos se respira cultura y trabajo. Los maestros de la historia miran desde las paredes el bullicio de cientos de personas en sus quehaceres habituales: los trabajadores y proveedores, los artistas y galeristas, o los propios visitantes. Todos con una pequeña porción de la huella total. Y eso es lo que se intenta reducir. 

Además de ser centros que están abiertos casi todos los días, las cámaras donde se guardan las obras tienen que estar perfectamente climatizadas, con temperatura y humedad exacta, los transportes de obras arte se pueden organizar mejor en materia de logística sin sacrificar seguridad, y reutilizar lo que se use en las exposiciones para cerrar la cuadratura de la economía circular

Evelio Acevedo, director gerente del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.

Acevedo hace recuento de las prácticas que los museos llevan tiempo realizando en relación con el ahorro de energía, incluida la que tiene que ver con el consumo de agua, y aquellas que se refieren a la utilización de materiales reciclados. Todo eso, dice el directivo, "se implementa dentro de nuestro código ético y de buen gobierno". Ese compromiso, recuerda el director, lo lleva aplicando el museo desde 2017.

Red de museos

En Madrid, en un radio de menos de 500 metros, hay tres de los grandes museos de España: el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, el Museo del Prado y el Museo Reina Sofía. Estos y otros muchos están asociados al Consejo Internacional de Museos, una red de centros artísticos en los que compartir experiencias, prácticas y objetivos. También errores, de los que se aprende. El consejo admite que pueden, y deben, "ser más responsables, más sostenibles, más respetuosos con el medio ambiente". 

Muchos de los cuadros del barroco representan el invierno de la pequeña era glaciar. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza

Eso sin sacrificar el compromiso social de impulsar la diversidad e integración. En estos lugares de ilustración se abren ideas y debates constructivos para la sociedad. Los museos son para todos, y estos tienen programas de apoyo a aquellas personas que por cualquier razón ven limitado su acceso. Como dice la UNESCO, la cultura y el desarrollo sostenible tienen una relación cercana aun sin explotar.