"A primera hora de la mañana, antes de que el viento despierte, antes de que el empuje de la marea cambie al tirón, nada perturba la niebla que flota sobre el agua. Nada más que yo". Este fragmento bien podría ser el relato de un marinero que navega por las inmensidades del océano en un buque mercante, pero no, se trata del comienzo de El canto de la orca (Errata Naturae, 2024).
En él, la escritora Rosanne Parry pone voz —o mejor dicho, palabras— a Vega, una joven orca que, aunque arranca narrando la mañana de un día cualquiera, pronto descubre que solo será el principio de una aventura —o pesadilla— en la que terminará por descubrir las amenazas que esconde el mar. Perteneciente a una manada en la que "apenas es una cría", pero sin tener la juventud para "deleitar a la familia como lo hacen los más pequeños", todos esperan que algún día sea una "magnífica rastreadora".
Hasta que ese día llegue, prefiere bailar con la bruma mientras su aleta dorsal atraviesa la piel del mar y parte la niebla en dos. A lo lejos observa la Gran Madre, que bien podría ser lo que en el mundo humano llamamos abuela, quien dice, como señala Vega, "cosas sin sentido" que más adelante se volverán importantes lecciones para esta joven orca.
Así, tras lo que podríamos denominar como una rutina mañanera al uso, comienza una nueva jornada en donde Madre, "la más sabia de las cazadoras", junto con el resto de la manada, tratará de encontrar algún que otro salmón para llevarse a la boca. A su paso, "los tiburones se ocultan en las sombras y las anguilas se internan aún más en sus cuevas".
Oscuras profundidades
Después de que Vega consiga una presa, como la "auténtica cazadora" que es, Madre decide que "ha llegado su momento" y le encomienda la misión de guiarles "ahora como rastreadora". Así, como describe su hermano Deneb, con solo "44 estaciones, ya es una leyenda".
Al poco de emprender el camino, un "terrible rugido de un transportador humano" llega a sus oídos y aunque Vega mantiene la calma, el miedo se puede notar en el resto de la manada. De un instante a otro, "el ruido hace que parezca que [su familia] está un océano de distancia".
Y es que, como bien indicó Carol Portabella, presidenta de la Fundación Príncipe Alberto II de Mónaco en España (FPA2E), en el Observatorio de los ODS, las especies marinas están "permanentemente en una discoteca". Los picos de sonido, explicó, "tienen el nivel de la explosión de una bomba".
Esto resulta en una desorientación que ya se ha traducido en la muerte de 77 ejemplares en una playa de Escocia o 160 ballenas piloto en las costas australianas, en algunos de los episodios más recientes.
En la historia de Parry, la protagonista, decepcionada por no haber sabido dirigirle a su familia hasta el lugar de reunión —entre el estrecho de Juan de Fuca y el de Georgia—, se separa del grupo en busca de comida para 'solucionar su error', pero su prima le "pilla haciendo otra tontería". Ahora, juntas, emprenden el camino de vuelta con la manada para llegar a tiempo del "gran baile" con motivo del regreso del salmón.
Duelo sostenido
Al caer la noche, Madre se pone de parto y aunque Vega intenta llegar a ella con todas sus fuerzas, los más veteranos se lo impiden. Cuando logra alcanzarla, se da cuenta de que "Capella —quien iba a ser su hermana— se ha ido, como muchos otros bebés antes que ella".
En ese preciso momento, "cegada por la rabia", Vega se lanza a nadar. Al detenerse para recuperar aliento, su hermano explica: "Aquí se libró una gran batalla. En los tiempos difíciles, cuando nuestra madre era tan pequeña como tú. Cuando los botes de redes humanos dispararon sus dientes de metal a nuestros costados. En aquella época, sacaban a los jóvenes del mar y se los llevaban".
Fue durante la Revolución Industrial cuando comenzó una caza masiva de ballenas, debido especialmente a la demanda de su aceite. Actualmente, pese a que hay territorios en donde esta práctica está prohibida, como es el caso de Europa, hay otros lugares como Japón, donde abogan por la revocación de la moratoria sobre la caza comercial.
Tras conocer la historia, la joven orca tarda días en volver a dormir mientras se dedica "a buscar por cada rincón de las islas los barcos libélula que recorren las costas, con la secreta esperanza de volcar uno y robarles sus crías a los humanos".
Al alcanzar la Ensenada Sangrienta —cala de Penn—, "donde los huesos de héroes yacen bajo sus aletas", Vega toma la decisión de "dejar ir" el cadáver de su hermana. Porque, pese a que asegura que "podría cargar con ella el resto de su vida", la frigidez de su piel y su silencio terminarían acabando consigo misma. Pero, en ese instante, opta por alejarse con el cuerpo de Capella.
Madurez 'obligada'
En ese momento, su hermano decide lanzarse en busca de Vega. Sin embargo, no encuentra "ni rastro de ella". Deneb, con el único objetivo de alcanzar a su hermana, llega hasta el territorio del "clan de los comedores de focas". Allí conoce a una nueva manada y comienza a ver los peligros que esconde el océano. Atrapado entre cuerdas y una jaula para cangrejos, está uno de sus miembros al que la pequeña orca, muerta de miedo, no duda en ayudar.
Al poco tiempo, aparece un zumbido. Es un barco de vigilancia, piensa la orca. Aunque poco tarda en darse cuenta de que estaba equivocado: "¡Son capturadores!". Consigue salir indemne y, ahora solo, continúa su camino. Por su parte, Vega, aun sin superar el fallecimiento de su hermana, vaga por los mares sin rumbo hasta que, por sorpresa, se reencuentra con su familia.
En ese momento, un fuerte estruendo empieza a sonar y "el océano ruge" separándolos de nuevo, a ella y Deneb, del resto de la manada. A la mañana siguiente, arrastrados por las olas, amanecen al "borde del abismo submarino que marca el comienzo del océano abierto", donde "ninguna orca conoce a las criaturas que habitan en el desierto azul".
La falta de alimento es el primer desafío al que se enfrentan. En su búsqueda, se embarcan en una travesía hacia el fondo del océano mientras sienten "el frío de las profundidades". Al tiempo, descubren una enorme ballena que nunca habían visto antes y, según avanzan, coinciden con un nuevo clan —los desaparecidos— con el que no comparten idioma, pero deciden unirse a su viaje.
De pronto aparece un tiburón que se dirige hacia Vega, pero dos de los Desaparecidos "le muerden en el costado" mientras dejan al resto de la manada "deleitarse con su presa". Rápidamente, Deneb descubre que está herido, se ven obligados a continuar por su cuenta y, en ese instante, deciden que es hora de volver a casa.
El reencuentro
Son unos pocos días los que tardan en regresar, pero finalmente vuelven a 'las aletas' del clan de los comedores de salmón de las aguas cálidas. Pese a ello, el alimento sigue sin aparecer y el hambre cada vez es mayor.
Con una lección aprendida del 'exterior', Vega, junto a su prima Aquila, decide emprender un nuevo viaje en busca de salmón. Así, tras encontrarlo, se convierte en "la mejor de las rastreadoras".
Sin embargo, la joven orca sabe que realizar esta travesía no es lo habitual y descubre el motivo. "Los salmones van a las montañas a tener a sus crías", pero como consecuencia de un bloqueo en el camino, "no hay río y sin río no hay bebés". De este modo, todo lo que conoce Vega hasta ahora desaparece.
Con la idea de revertir ese posible futuro, la manada se une para limpiar el río. El caos se apodera del territorio, el miedo acecha y, en ese momento, dos humanos caen al mar. Deneb empuja a uno de ellos hasta tierra firme. Ahora solos, los hermanos, junto a su prima Altair, se embarcan en una nueva aventura.
¿Cómo ayudar a las orcas?
- Utilizar menos energía. Desplazarse a pie, en bici o patinando en lugar de recurrir al coche pueden ser opciones excelentes. Antes de subir la calefacción, póngase algo de abrigo. Apague las luces y los aparatos electrónicos cuando no los estés utilizando.
- Use menos cosas y recicle. El plástico es uno de los grandes enemigos de los océanos. No utilice productos de un solo uso o busque alternativas.
- Conozca su ecosistema local. Actuar desde casa puede ser muy eficaz.
- Alce la voz. Las criaturas y plantas de la Tierra necesitan que proteste por ellas.
- Respete a su comunidad indígena y local.
- Los problemas pueden resolverse.