En noviembre de 2020, el primer ministro etíope, Abiy Ahmed Ali, declaraba la guerra al Frente de Liberación del Pueblo de Tigray. Así, estallaba un conflicto en esta región del norte de Etiopía que, además, tendría consecuencias en sus provincias vecinas. Ese es el caso de Afar, donde ahora trabaja Ayuda en Acción para recuperar la normalidad en la vida de sus habitantes.
En 2022 se firmaba el alto al fuego que daría paso a una lenta reconstrucción de la paz. En un contexto de sequía extrema y desertificación, la oenegé trabaja en Afar con su socia AISDA y con el apoyo de la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo (AVCD). Su labor es remendar las heridas abiertas de un conflicto agravado por la crisis climática.
Ayuda en Acción, la AVCD y AISDA trabajan, en conjunto, para reforzar sobre el terreno el papel de las escuelas en la protección de la infancia, la reducción de las barreras que impiden a las niñas acceder y permanecer en el sistema educativo, y la promoción de una cultura de paz. Involucran, además, al profesorado, las autoridades educativas, los padres, las madres y los líderes comunitarios en la educación de los más pequeños.
El fotógrafo Iván Benítez viajó a Afar para conocer de primera mano el trabajo de la oenegé. Como resultado, ha creado Para ellas, una exposición fotográfica que muestra la realidad de cinco escuelas etíopes. "El conflicto puede leerse en los tanques que salpican el paisaje, las infraestructuras dañadas y los carteles de las minas antipersona", explican desde Ayuda en Acción.
También, dicen, "permanece su marca en las escuelas que fueron usadas por ambos bandos como hospitales y refugios. Los techos y paredes aún muestran el impacto de los ataques con mortero y falta mucho mobiliario que fue utilizado para hacer fuego".
La educación y la crisis climática son dos de los principales desafíos a los que se enfrenta este país, más allá de la reconstrucción. Por un lado, las familias nómadas dedicadas al pastoreo se ven obligadas a moverse constantemente para buscar agua, un recurso cada vez más escaso. Esto afecta a una educación ya de por sí frágil, sobre todo para las niñas.
"Barreras como la falta de acceso a productos menstruales y el matrimonio forzado impiden su continuación en la escuela", explican desde Ayuda en Acción. Por eso, buscan concienciar sobre la importancia de apostar por la educación de las nuevas generaciones, a través de kits menstruales, clubes de género, deporte, ocio o atención psicosocial.