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A pesar de lo que pueda haber dicho su cuñado estas Navidades, ni el cambio climático "es natural", ni "un poco más de CO₂ es bueno". Los científicos siguen un método muy estricto en sus estudios, y cuando dicen que los eventos meteorológicos extremos están alimentados por la mano del hombre, no lo dicen a la ligera. 

La institución académica World Weather Atribution (WWA, según sus siglas en inglés), dependiente del Imperial College London, ha publicado un informe en el que indica que 26 de los 29 eventos meteorológicos más dañinos no hubieran sido posibles sin la influencia del ser humano

La directora de WWA y profesora titular en el Instituto Grantham de Investigación sobre el Cambio Climático y el Medio Ambiente, Friederike Otto, señaló: "Nunca había sido tan evidente el impacto del calentamiento por los combustibles fósiles, ni más devastadores. Estamos viviendo una época peligrosa".

Según ella, no hay ninguna duda sobre el potencial calorífico que tienen los gases de efecto invernadero expulsados a la atmósfera. Por eso pide, como propósito de 2025, "completar la transición de los combustibles fósiles, lo que hará el mundo más seguro y estable". Aun los combustibles fósiles tienen un peso muy importante en la generación de energía. 

Este año se registrará como el más cálido, y se han roto récords de los meses con temperaturas más elevadas. El día más caliente de todos fue el 22 de julio. Todos estos hitos han conseguido que, según WWA, el año 2024 haya sido 'premiado' con 41 días más de "temperaturas peligrosas" que 2023.

Ola de calor en Sevilla, 10 de agosto. Europa Press

Estos datos ponen de relieve que millones de personas sufren todos los años condiciones que son una amenaza para la salud. Cosa que solo empeorará si no se pierde el enganche al carbón, gas y petróleo.

Las altas temperaturas son solo uno de los síntomas. Estas además son las que generan las tormentas, las lluvias torrenciales, y la acidificación de los océanos. Todo está conectado en el medioambiente, y los gases de efecto invernadero solo son una cara más del caleidoscopio climático.

Y además, El Niño

Muchos de los eventos de principios de año estuvieron influenciados por los efectos de El Niño, la oscilación de temperaturas en el pacífico sur, que tiene consecuencias en todo el globo. Una de las tareas de WWA es discernir, con el menor margen de error posible, qué probabilidades había de que un mismo evento se produjera en diferentes escenarios.

Por ejemplo, la sequía que sufre el Amazonas era 30 veces más probable en un escenario de altas emisiones de gases que en los niveles que había en el periodo preindustrial. No lo atribuyen directamente, sino que le da probabilidades para llegar a la conclusión de que se están produciendo daños irreversibles en los ecosistemas.

El Amazonas es crucial para la estabilidad del planeta, pero las condiciones en las que se encuentra están empujando la selva a una situación de estrés hídrico que favorece la muerte masiva de la vegetación y grandes incendios. Esto provocará la emisión de grandes cantidades de gases, que solo servirán para empeorar la crisis climática. 

Incendio en la selva de Porto Velho, Brazil: Europa Press

En este contexto, Joyce Kimutai, investigadora de política ambiental asociado al Imperial College London, dice que, en 2025, las naciones ricas tendrán que diseñar nuevos sistemas de financiación para los países en desarrollo. Es necesario que estos últimos puedan financiar las medidas de mitigación y adaptación a las consecuencias del calentamiento global que se les prometieron. 

"África se lleva lo peor del cambio climático, y eso que son los que menos ha contribuido en las emisiones", dice Kimutai. Y añade: "Este año no ha sido diferente, los gobiernos africanos tienen que buscar fondos para reparar los daños de los desastres, que cada vez son peores". 

Tras el fiasco de Bakú, donde se reunieron los líderes mundiales, los ojos están puestos en Belén (Brasil) donde se celebrará la COP30. En este encuentro se espera que los países evidencien los avances en sus compromisos climáticos para cumplir con el Acuerdo de París. 

Los países europeos, y España entre ellos, han minimizado sus emisiones asociadas, pero principalmente por la deslocalización de su industria más contaminante. Esto es que las emisiones solo se han movido de un país a otro, pero siguen estando en el cómputo global. Esto no pronostica un próspero año nuevo climáticamente hablando.