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Claudia Sheinbaum llegó con aras de cambio a la presidencia de México. Además del enorme valor simbólico de que fuera la primera mujer para impulsar la igualdad de género, también se presentó con una promesa de acción climática que pusiera al país a la cabeza en la transición de LATAM.

Sin embargo, la realidad demostró que no era tan fácil. En el último trimestre de 2024, Petróleos Mexicanos (PEMEX) aumentó la extracción de crudo en un 15%; esto es, más de un millón de barriles diarios. Aun así, el país necesitó importar productos petrolíferos por valor de 32.000 millones de dólares (31.000 millones euros), según el Banco de México. 

Actualmente, la producción de la petrolera es de 1,71 millones de barriles al día, y el objetivo es llegar a los 1,89 millones. Esto es un aumento del 10%. La meta es ambiciosa, ya que no se había llegado a esos niveles desde 2018. 

Aunque la gasolina es el combustible que más se produce, es importante recalcar que las refinerías mexicanas han aumentado sobre todo la producción de fueloil, de menor calidad y más contaminante. Se usa para la generación de electricidad en locomotoras y barcos. Para almacenarlo se debe mantener en tanques con altas temperaturas. 

Asociaciones ambientalistas, como Greenpeace, denunciaron que las emisiones de las refinerías y la quema de fueloil que se propone pone en riesgo a 22 millones de personas que viven en el valle del Estado de México. 

Deuda de PEMEX

El problema al que se enfrenta la petrolera estatal es la deuda que arrastra. En los presupuestos de 2025, se destina un 7,5% menos a PEMEX, esperando que generara recursos propios con la apertura a inversión privada. 

Los costes habituales de la petrolera son los dedicados a la extracción, los procesos de refinación y elaboración de los combustibles y los proyectos petroquímicos. En 2025 tendrá una línea de financiación estatal de unos 6.600 millones dólares (6,41 millones de euros); sin embargo, solo los compromisos financieros ascienden a 9.000 millones (8,74 millones de euros).

En este contexto, el gobierno mexicano ha presentado el Plan Nacional de Energía 2024-2030, con cuatro ejes centrales: incrementar la inversión privada, fortalecer la planificación del sistema eléctrico, la justicia eléctrica para que llegue a todos los mexicanos y mejorar las infraestructuras

El sistema eléctrico de un país es esencial para el desarrollo económico y social. También es el sector con más emisiones de gases de efecto invernadero asociadas. Según un estudio de BBVA, el 63,3% de las emisiones de México fue la producción de energía; tanto electricidad como calor. 

Compromisos políticos

Cuando Sheinbaum llegó al poder se comprometió a elevar a un 45% el porcentaje de energía renovable. La presidenta tiene formación académica en este terrano, con un máster en energías y un doctorado en ciencias ambientales. Por tanto, tiene conocimiento de las causas del cambio climático y la necesidad de una transición energética.

Al llegar a la presidencia declaró su compromiso de impulsar la transición energética con los ojos puestos en las renovables. Especialmente en la solar. México, como España, tiene un gran potencial de energía fotovoltaica y es una de las grandes apuestas del país.

Esta es la primera vez que el país tiene un plan federal dirigido a su transformación energética. Se espera que se reduzcan los gastos de electricidad de la población y traiga beneficios para el medioambiente. 

México es uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero. La administración del predecesor, López Obrador, fue ampliamente criticada por impulsar el control de la PEMEX. Con López Obrador, solo el 24,3% de la electricidad fue generada de fuentes renovables, aunque el objetivo era llegar al 35%.

Durante su mandato priorizó la extracción de combustibles fósiles en un intento de mantener la independencia energética. El actual gobierno culminó el proceso de nacionalización en octubre. El Plan Nacional firmado por Sheinbaum sella la propiedad estatal del 54% de la petrolera

Ahora el objetivo está en eliminar esa dependencia de los hidrocarburos. Por un lado, quieren que la producción sea para consumo interno y por otro limitar la producción de barriles a 1,8 millones. En México la transición ha empezado lenta, pero con un Gobierno encabezado por alguien con el conocimiento científico necesario, ya no volverá atrás.