Fotografía de un buque de arrastre recogiendo los moldes de pesca.

Fotografía de un buque de arrastre recogiendo los moldes de pesca. Melih Evren Burus Istock

Historias

Los barcos españoles, en el punto de mira: más de 1.769 horas en 428 incursiones hacen peligrar la vida submarina

Un nuevo estudio publicado en la revista 'Science Advances' ha destacado más de 400 casos de fraude por pesca de contacto de fondo en Europa. 

Más información: El acuerdo de la comisión de la UE: artes de pesca de arrastre menos agresivas y días de veda a cambio de jornadas de faena

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En 2022, tras muchos retrasos, la Unión Europea (UE) cerraba 87 zonas de 400 a 800 metros de profundidad a la pesca de contacto de fondo. Ahora, tres años después, la asociación BLOOM ha denunciado ante la Comisión Europea que Francia, España y Portugal no han controlado a sus flotas, lo que ha derivado en actividades ilegales en zonas protegidas. 

Esta medida fue considerada "una victoria para la conservación" o, por lo menos, así le gusta definirlo a Natasha Mallet, investigadora de BLOOM y coautora del estudio que se ha publicado en la revista Science Advances, donde se muestran más de 400 casos de fraude. Aunque, en el caso español, ya se habían mostrado reticencias a esta acción cuando "casi inmediatamente" a su aprobación, se presentaba un recurso en contra del reglamento. 

Precisamente con el objetivo de corroborar la eficacia de esta disposición, BLOOM y Deep Sea Conservation Coalition (DSCC) se lanzaron a averiguar si todos los Estados miembros la acataban o si, por el contrario, había buques que habían decidido evadir la normativa pese al daño que esto podría seguir causando a la biodiversidad marina. 

Efectivamente así fue. Identificaron, aproximadamente, 3.500 horas de pesca con artes de fondo en zonas protegidas entre 400 y 800 metros desde su cierre, mientras esta cifra debería ser cero. Determinaron que, además, se habían llevado a cabo 19.200 horas de pesca de arrastre de fondo a más de 800 metros entre los años 2021 y 2023. 

'Cazar' a los culpables

Fue gracias a los datos que obtuvieron de Global Fishing Watch que pudieron recopilar información sobre los buques que habían optado por saltarse la ley. Y es que esta organización utiliza los rastros producidos por los sistemas de identificación automática (AIS, por sus siglas en inglés) trasmitidos por los buques pesqueros para determinar su comportamiento, es decir, para ver si se encuentran pescando o arribados. 

Este programa que, explica Mallet, se emplea habitualmente "para evitar colisiones", está presente en todos los pesqueros de la UE de más de 15 metros de eslora. Y, ahora, ha servido para cazar a quienes estaban realizando prácticas ilegales

Fotografía del impacto de los fraudes pesqueros en zonas protegidas.

Fotografía del impacto de los fraudes pesqueros en zonas protegidas. Cedida

En total, señalan desde BLOOM, los ecosistemas marinos vulnerables (EMV) cerrados por la UE suponían 16.000 km² y, según han podido identificar, se ha destacado el "fraude masivo" de 306 barcos, así como 152 arrastreros de fondo que operaban por debajo de los 800 metros. De ellos, 183 buques fueron españoles, ocupando 1.769 horas distribuidas en 428 incursiones. 

Sin embargo, pese haber concluido la investigación con relevantes descubrimientos, el estudio no ha podido cubrir el impacto diferenciado que cada pesquero tuvo sobre las delicadas especies para cuya protección se creó esta veda. Y lo explica Mallet: "Los daños que infligen un palangrero de 16 metros y un arrastrero de fondo de 86 metros son incontrastables. Sería como comparar a un cazador que utiliza trampas con otro que emplea bombas. Ambos son furtivos, pero uno de ellos es una catástrofe ecológica". 

De hecho, solo 33 arrastreros de fondo han representado el 95% de las horas de pesca identificadas y, en lo que respecta a los EMV, 32 barcos acumulan el 50% de la actividad pesquera en zonas cerradas. 

La biodiversidad, en peligro

Como consecuencia a estas acciones, las especies de aguas profundas que viven en el fondo del mar y no pueden desplazarse, como podrían ser los corales, las plumas de mar o las esponjas, quedan aplastadas. Por su parte, indica Mallet, "los organismos sésiles —aquellos que no poseen algún medio de autolocomoción— proporcionan a criaturas móviles, como peces o crustáceos, zonas seguras donde esconderse, aparearse y poner huevos". 

Pero, aunque han registrado 19.200 horas de actividad en estas áreas, la investigadora de BLOOM menciona que "es probable que ni siquiera sean ilegales". Y es que el reglamento de acceso a aguas profundas de 2016 permite a los arrastreros de fondo faenar por debajo de los 800 metros siempre que no se dirijan a especies del anexo I". 

Si hablamos de la biodiversidad de los EMV, Mallet asegura que "muchos animales se ven afectados". El motivo principal se encuentra en que pierden "una fuente de alimento o un coto de caza", pero, además, "la propia composición química y biológica del sedimento que atraviesan las artes de pesca supone repercusiones sobre especies aún no conocidas por la ciencia" como, por ejemplo, los gusanos poliquetos.

Sin embargo, el mayor ejemplo para recalcar el impacto de las actividades pesqueras desmedidas es el efecto que ya ha tenido en otras áreas. Porque, según explica Mallet, "la pesca industrial no empezó a explotar las profundidades hasta que agotó las aguas costeras" y, de hecho, "las especies de los fondos marinos son incluso menos aptas para la explotación insostenible". 

Revertir la situación

Para poner fin a estas acciones, desde BLOOM proponen "vigilancia y aplicación de los reglamentos" porque, "si los países no controlan dónde faenan sus flotas y no fijan sanciones a quienes no respetan las zonas protegidas, la normativa perderá inevitablemente su eficacia". 

Y es que, tal como indican en el reporte, a partir de la implantación de las prohibiciones se produjo una reducción en la pesca de contacto del 81%, lo que ejemplifica, dice Mallet, que "las zonas vedadas y protegidas son un medido efectivo de gestionar el impacto de la industria pesquera". Sin embargo, no todos han decidido acatar esta legislación. 

La falta de voluntad política, señala Mallet, es una de las principales barreras que impiden lograr un 100% de cumplimiento en esta normativa. Y así lo afirma: "Es crucial que los gobiernos entiendan que las prácticas pesqueras destructoras no solo provocan el colapso de las poblaciones de peces, sino que también destruyen el patrimonio de los fondos marinos europeo". 

Por el momento, desde la asociación confían en que, cuando Francia acoja la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos —celebrada del 9 al 13 de junio de 2025—, "los países se comprometan a proteger la biodiversidad marina a través de políticas y medidas más concretas".