¿Sabías que además de pueblos aislados por España en tierra firme, nuestros océanos también esconden impresionantes y misteriosas ciudades submarinas? Ciudades que han quedado sumergidas para siempre bajo las aguas debido a inundaciones y otras que han sido resultado de cambios en los cursos del agua, tormentas o resultado de construcciones de civilizaciones antiguas. Este es el caso de la metrópoli napolitana que fue engullida por el mar hace más de 1.500 años y de la que vamos a hablarte.
Uno de los muchos tesoros arqueológicos que se esconde bajo las aguas en pleno mar de Nápoles y en la que no faltan villas, termas o mosaicos. Todo un museo de una antigua ciudad romana que podrás encontrar a 23 kilómetros de Nápoles y que en la antigüedad era conocida como Puteolise, pero que el paso del tiempo y el Mediterráneo se encargaron de absorber. Por suerte la posidonia oceánica ha permitido su conservación hasta nuestros días.
Qué es la Posidonia y cuál es su misión en el océano
La Posidonia, científicamente conocida como Posidonia oceánica, es una planta marina endémica que prospera en el mar Mediterráneo. Es una fanerógama marina que crece exclusivamente en estas aguas y es considerada uno de los organismos más cruciales y distintivos que habitan el lecho marino de la región. Su papel en el ecosistema mediterráneo es multifacético: actúa como protector del equilibrio marino y las costas circundantes y proporciona un refugio y hábitat para una amplia diversidad de especies marinas, como peces, crustáceos, moluscos y otros organismos.
Las raíces de la Posidonia se adentran profundamente en los sedimentos submarinos, tejiendo una densa malla que desempeña un papel esencial en la estabilización de los suelos bajo el agua. Esto evita la erosión y contribuye a mantener la integridad de las playas costeras.
Otro aspecto destacado de esta planta marina es su capacidad excepcional para capturar y almacenar carbono. A través del proceso de fotosíntesis, la Posidonia toma dióxido de carbono del agua y lo transforma en biomasa. Además de esta función, mejora la calidad del agua al actuar como un filtro natural, ya que sus hojas atrapan partículas en suspensión y materia orgánica, contribuyendo a la clarificación del agua y manteniendo un ambiente marino saludable.
Sin embargo, a pesar de su importancia en el Mediterráneo, la posidonia se enfrenta también a amenazas como la contaminación, la degradación del hábitat, el fondeo de embarcaciones y el cambio climático. Todos ellos, factores que ponen en riesgo su supervivencia y su importante papel en el ecosistema marino del Mediterráneo. De ahí, que la conservación de la posidonia se haya convertido en uno de los objetivos principales para la salud y el equilibrio del ecosistema marino.
Baia, una ciudad bajo el agua protegida por la Posidonia oceánica
A pesar de que esta especie endémica del mar Mediterráneo sea cada vez más escasa, su presencia en las profundidades del Mediterráneo ha sido la encargada de proteger durante miles de años los restos de esta ciudad bajo el agua que en el pasado llegó a ser un enclave vacacional para los romanos más poderosos. Una ciudad conocida bajo el nombre de Baia, que fue engullida por un lento pero implacable fenómeno volcánico que acabó por situarla bajo el mar de Nápoles hace ya más de 1.500 años.
Ha sido tristemente la desaparición en los últimos años de la posidonia oceánica, la que ha ayudado a descubrir nuevas zonas de esta ciudad romana escondida bajo el agua en el siglo III.
Los restos de una Metrópoli que todavía pueden ser admirados para aquellos que se atreven a sumergirse en el golfo de Pozzuoli en Nápoles. Un impresionante museo bajo el agua que cada año atrae a cientos de submarinistas llegados de todos los rincones del mundo. Y es que, sus restos pueden encontrarse visibles a unos 500 metros de la costa y cinco metros bajo el agua que baña el municipio de Pozzuoli. Una zona protegida del tránsito de barcos, a la que solo pueden acceder unas pocas empresas autorizadas para hacer submarinismo entre estas ruinas.
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Un lugar impresionante y capaz de hacer regresar al pasado a sus visitantes, que aún puede encontrarse entre arena y flora marina, donde todavía puede verse algunos de sus elementos originales y réplicas exactas de sus muros, pavimentos de mármol, columnas y restos de canalizaciones de lo que antaño fueron sus termas. En cuanto a los elementos originales, muchos de ellos pueden encontrarse en el Parque Arqueológico Campi Flegrei, donde se guardan a salvo del deterioro del agua.
Baia, una de las ciudades sumergidas por el Vesubio
En cuanto al hundimiento de esta ciudad romana, sus habitantes se vieron obligados a abandonar sus muros y viviendas ante el inevitable hundimiento de su territorio propiciado por el cercano volcán Vesubio. Y es que, esta ciudad se encontraba en el cráter de un terreno con una intensa actividad volcánica.
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A esto hay que sumarle el fenómeno conocido como bradisismo, un fenómeno bastante habitual en zonas volcánicas que hace que la altura del suelo cambie en función del magma acumulado en sus profundidades. Una situación que hizo que esta ciudad antigua romana ya estuviera sumergida bajo el agua y en el fondo del mar allá por el año 650 d.C.
Una interesante mezcla de historia, fenómenos volcánicos, acción de la naturaleza y ecosistema marino que cada día atrae a más visitantes. ¿Te atreverías a visitarla?