España se sitúa a la cabeza del desarrollo normativo en el ámbito europeo respecto de las especies invasoras. En 2007, promulgó una Ley sobre el Patrimonio Natural y de la Biodiversidad. Unos años más tarde, en 2011, aprobó un extenso catálogo de especies. Aunque WWF denuncia que poco después de esta iniciativa se rebajó sustancialmente el nivel de protección.
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El catálogo está actualmente compuesto por 205 especies, entre las que se incluyen hongos, algas, flora, invertebrados no artrópodos, artrópodos no crustáceos, crustáceos, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos.
Las especies invasoras exóticas son la segunda principal causa de pérdida de la biodiversidad en el mundo y en España. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), “una de cada tres especies en Europa está en peligro crítico de extinción por esta creciente amenaza”.
Este problema es extremadamente dañino para la biodiversidad, pero también para nuestros bolsillos. Según WWF, este problema supone para la Unión Europea una inversión de 12.500 millones de euros al año, además de diversos problemas de salud para la ciudadanía.
Reptiles y anfibios
Tortuga de Florida (Trachemys scripta elegans)
La moda de la tortuga de Florida como mascota doméstica en los años noventa introdujo esta especie en los ecosistemas españoles, amenazando directamente a especies autóctonas como el galápago europeo (Emys orbicularis) y la tortuga leprosa (Mauremys leprosa).
Entre otras razones, señala la Sociedad Andaluza de Herpetología y Terrariofilia, la tortuga de Florida es de mayor tamaño y suele ser más agresiva, lo que hace que se quede con las mejores zonas para tomar el sol o tenga un mayor control de los recursos alimenticios.
Rana toro (Lithobates catesbeianus)
La rana toro tiene su origen en América del Norte, aunque ahora está presente en muchas partes del planeta, especialmente en Europa occidental. Su gran expansión, según asegura la ONG SEO/Birdlife, se debe a la cría en cautividad para consumo humano, la acuariofilia (mascotas) o el intercambio de animales y plantas.
Esta especie posee una gran adaptabilidad a diferentes hábitats y se alimenta de un gran número de especies, provocando un importante impacto sobre las especies autóctonas. Además, es transmisora de enfermedades y parásitos que afectan directamente a los anfibios autóctonos. La propia SEO/Birdlife documentó la primera reproducción de esta especie en el Delta del Ebro en 2018.
Aves
Cotorra argentina (Myiopsitta monachus) y de Kramer (Psittacula krameri)
Estas dos especies son consideradas los dos tipos de loro con mayor éxito invasor del mundo. La primera es originaria de Sudamérica, mientras que la segunda procede del sur de Asia y del África subsahariana. Según datos de SEO/Birdlife, España es el segundo país del mundo con mayor número de cotorras argentinas del mundo, con cerca de 20.000 ejemplares.
Estas especies son peligrosas por los daños que ocasionan a la agricultura, pero también sobre la fauna autóctona. Por ejemplo, en Sevilla han reducido en un 70% el número de refugios del nóctulo gigante, el mayor murciélago de Europa.
Mamíferos
Mapache (Procyon)
Este mamífero estableció sus primeras poblaciones a principios del siglo XXI en Mallorca y en la Comunidad de Madrid. Desde entonces, se ha extendido por la práctica totalidad del territorio español.
Es una especie que tiene una gran voracidad, lo que amenaza a algunos animales autóctonos como la perdiz roja. También supone un peligro para la salud humana, pues es una potencial transmisora del virus de la rabia y es portadora de un parásito llamado Baylisascaris que puede afectar a las personas.
Visón americano (Neovison vison)
Su presencia se ha expandido por Europa y España durante los últimos años. Su origen son granjas de cría en cautividad para el comercio peletero. Tiene una gran capacidad para adaptarse a un nuevo hábitat y su presencia está afectando a algunas especies autóctonas, principalmente desplazando al visón europeo.
Crustáceos e invertebrados no artrópodos
Cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii)
Introducida en España en los años 70, esta especie tiene su origen en el sur de Estados Unidos y el norte de México. Tiene una gran capacidad de expansión y ya se encuentra en la práctica totalidad de los ríos españoles.
Según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), esta especie invasora tiene un alto impacto ecológico, económico –sobre las plantaciones de arroz, por ejemplo– y sanitario.
Mejillón cebra (Dreissena polymorpha)
Este molusco bivalvo es oriundo del mar Negro, Caspio y Azov. Según la Confederación Hidrográfica del Júcar, se trata de una “especie con una gran capacidad de modificar el ecosistema, generando importantes impactos ecológicos y económicos”.
Entre ellos, la presencia de este molusco modifica la estructura del hábitat y perjudica su equilibrio ecológico. También puede recubrir los cascos de embarcaciones, produciendo daños en el circuito de refrigeración.
Peces
Siluro (Silurus glanis)
Este pez, que puede alcanzar más de dos metros de longitud y más de 100 kilos de peso, se introdujo desde Centroeuropa en los años 70 para la pesca recreativa en ríos y embalses españoles.
El siluro es especialmente voraz. Devora el plancton cuando es joven y de adulto consume peces, anfibios, mamíferos e incluso aves. Su expansión ha afectado a otras especies autóctonas, impactando directamente en el sector de la pesca.
Gambusia (Gambusia affinis)
Esta especie se introdujo hace un siglo por su capacidad para comerse a los mosquitos y así evitar la propagación de enfermedades como el paludismo. Sin embargo, han acabado convirtiéndose en un gran problema para los ecosistemas acuáticos españoles.
Este pequeño pez de apenas 6 centímetros, según el Miteco, supone una gran amenaza para la conservación del equilibrio de los hábitats acuáticos debido a que contribuye a los procesos de eutrofización. Es decir, como explica el Ministerio, a la “reducción de la cantidad de oxígeno y la desaparición de organismos básicos de la biocenosis, produciendo el empobrecimiento de las comunidades acuáticas y la pérdida de biodiversidad”.
Insectos
Avispa asiática (Vespa velutina)
Esta especie invasora es originaria de países como China, India e Indonesia, y se introdujo en Europa en 2004 en un contenedor procedente del primero. Su expansión fue extremadamente rápida: en 2007 ya había miles de nidos por todo el sur de Francia.
Su presencia, según el departamento de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Generalitat de Cataluña, tiene un gran impacto en la biodiversidad de insectos nativos como las abejas, provocando daños económicos a los apicultores.
Mosquito tigre (Aedes albopictus)
El mosquito tigre, originario del Sudeste Asiático, es un insecto extremadamente molesto y es altamente peligroso porque es portador de enfermedades como la malaria, el virus del Chicungunya o el virus del Nilo occidental. Puede producir entre 30 y 48 picaduras cada hora. Su impacto ecológico radica en su capacidad para constituirse como competencia de los mosquitos nativos.
Flora
Ailanto (Ailanthus altissima)
Originaria de China y Japón, se introdujo intencionalmente para la jardinería y para el paisajismo por su rápido crecimiento y su resistencia a la contaminación. El problema surgió cuando se expandió, reduciendo significativamente “la diversidad de especies vegetales en parcelas invadidas”, según señala la Junta de Andalucía.
Camalote (Eichhornia crassipes)
También conocida como jacinto de agua, se la considera como la planta acuática más peligrosa a escala mundial. Según el Miteco, su capacidad de invasión de todo tipo de hábitats acuáticos representa una amenaza para las especies autóctonas y los ecosistemas acuáticos, además de dificultar la actividad humana en las zonas fluviales.