"En un día como hoy, 120 niños van a quitarse la vida en el mundo". El suicidio es la quinta causa de muerte infantil –y adolescente– en el mundo. Cada 11 minutos se suicida un niño.
Con esta dura cifra, Gustavo Suárez Pertierra, presidente de UNICEF España, recordaba ayer cómo "la salud mental es una asignatura pendiente de toda la sociedad de todo el mundo, y por supuesto también de la española".
Durante la presentación del informe anual sobre el estado de la infancia en el mundo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, se hizo hincapié en que los efectos de la covid-19 sobre la salud mental y el bienestar emocional de los niños y los jóvenes podrían prolongarse durante muchos años.
Gustavo Suárez Pertierra recordó que "la salud mental es una asignatura pendiente de toda la sociedad de todo el mundo"
La nueva edición del informe anual de la agencia de Naciones Unidas, titulado En mi mente: promover, proteger y cuidar la salud mental de la infancia, analiza el estado de la salud mental de los niños, las niñas, los adolescentes y los cuidadores en el siglo XXI. Y revela que este problema se venía dando antes de la pandemia sin que se hicieran las inversiones necesarias para solucionarlo.
El motivo, según Suárez Pertierra, está en que "la salud mental está estigmatizada y no se comprente adecuadamente, la confundimos con un aspecto 'desviado' que debe ocultarse y no cómo algo inherente a la salud humana".
Pero, "lo que no se cuenta no existe", recordó, y por eso la oengé que preside busca, con su nuevo informe, abrir los ojos a una realidad silenciada.
UNICEF calcula que más de 1 de cada 7 adolescentes de 10 a 19 años en todo el mundo tiene un problema de salud mental diagnosticado. Cada año, casi 46.000 adolescentes se suicidan. Al mismo tiempo, sigue habiendo grandes diferencias entre las necesidades relacionadas con la salud mental y la financiación que se le destinada.
El informe alerta: sólo alrededor del 2% de los presupuestos de salud de los gobiernos se destinan a la salud mental en todo el mundo. Por eso, el presidente de la agencia de la ONU dedicada a la infancia recuerda: "Es urgente la inversión en salud mental, como también lo es urgente romper el silencio" que rodea al bienestar psicológico.
El coste social
Los problemas mentales diagnosticados, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, ansiedad, autismo, trastorno bipolar, trastorno de la conducta, depresión, trastornos alimentarios, discapacidad intelectual o esquizofrenia, pueden perjudicar considerablemente la salud, la educación, las condiciones de vida y la capacidad para obtener ingresos de los niños y los jóvenes.
Aunque el impacto en la vida de los niños es incalculable, un nuevo análisis realizado por la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, que se incluye en el informe de UNICEF, revela que las pérdidas económicas debidas a los trastornos mentales que provocan discapacidad o muerte entre los jóvenes se estiman en casi 390.000 millones de dólares al año (unos 335.000 millones de euros).
Sólo alrededor del 2% de los presupuestos de salud de los gobiernos se destinan a la salud mental en todo el mundo
En España, según UNICEF, el 58,3% de los jóvenes de entre 15 y 24 años reconoce sentirse "preocupados, nerviosos o ansiosos" a menudo. Algo que para los expertos se debe, en parte, a la relación viciada que culturalmente se tiene con la salud mental.
El docente y neurosicólogo Raúl Bermejo señalaba ayer en la presentación del informe que "algunas de esas frases que culturalmente tenemos tan interiorizadas –como 'no llores que te poner fea' o 'los niños no lloran' o 'no te pongas triste por eso que es una chorrada'–, pueden llegar a hacer mucho daño en edades tempranas".
Bermerjo recordaba que, con ese tipo de expresiones, que parecen inofensivas, "lanzamos el mensaje de que expresar una emoción, como llorar, estar triste o tener ansiedad, es algo negativo", lo que provoca que "los niños interioricen que está mal expresar lo que sienten".
El tabú de la mente
Pero el lenguaje no es más que un reflejo de una sociedad que sigue entendiendo –aunque cada vez menos– la salud mental como un tabú. Tanto en España como en el resto del planeta, se habla poco del bienestar psicológico en el núcleo familiar. Tampoco se naturaliza en los centros educativos.
Cristina Junquera, responsable de Incidencia Política de Unicef España, ponía de relieve la importancia de "normalizar la conversación, el conocimiento, los datos… entender que la salud mental es imprescindible para ser una persona sana es clave".
En España, el 58,3% de los jóvenes de entre 15 y 24 años reconoce sentirse "preocupados, nerviosos o ansiosos" a menudo
Porque, a fin de cuenta, el tabú, como recordó ayer laprofesora de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Autónoma de Madrid María Ángeles Espinosa, "se deriva de que vivimos en una sociedad, una cultura, donde lo racional prima por encima de lo emocional".
Por tanto, todo lo que tiene que ver con el bienestar mental no dejará de ser tabú hasta que "no situemos en el mismo nivel lo racional y lo emocional", reivindicó Espinosa. A lo que añadía: "Somos cabeza pero también corazón".
Covid y salud mental
“Los últimos 18 meses han sido muy largos para todos nosotros, especialmente para los niños y niñas. Debido a los confinamientos nacionales y a las restricciones de movimiento relacionadas con la pandemia, los niños han perdido un tiempo valioso de sus vidas lejos de la familia, los amigos, las aulas y los lugares de recreo, que son muy importantes durante la infancia”, explica la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore.
De hecho, la pandemia se ha cobrado un alto precio. Según los primeros resultados de una encuesta internacional realizada por UNICEF y Gallup entre niños y adultos de 21 países una media de 1 de cada 5 jóvenes de entre 15 y 24 años encuestados dijo que a menudo se siente deprimido o tiene poco interés en realizar algún tipo de actividad.
A medida que la covid-19 se acerca a su tercer año, las consecuencias para la salud mental y el bienestar emocional de los niños y los jóvenes siguen siendo enormes. Según los últimos datos disponibles de UNICEF, al menos 1 de cada 7 niños y niñas se ha visto directamente afectado por los confinamientos en todo el mundo.
Pero no solo eso, más de 1.600 millones de niños han sufrido alguna pérdida en su educación. La alteración de las rutinas, la educación y el ocio, así como la preocupación de las familias por los ingresos y la salud, hacen que muchos jóvenes sientan miedo, rabia y preocupación por su futuro.
Una encuesta online realizada en China a principios de 2020, que se incluye en el informe de UNICEF, indicaba que alrededor de una tercera parte de los encuestados afirmaba sentirse asustado o ansioso.
La alteración de las rutinas, la educación y el ocio hacen que los jóvenes sientan miedo, rabia y preocupación por su futuro
La situación en España
El impacto de la pandemia en la salud mental y el bienestar emocional de los niños, niñas y adolescentes que viven en España es innegable. Aunque si cuentan con el entorno y las herramientas adecuadas, la mayoría serán capaces de normalizar sus vidas y tener una evolución positiva.
Pero Rober Arriba, miembro del mismo grupo asesor de UNICEF ESPAÑA, puso el foco ayer en aquellos jóvenes cuyas familias "carecen de recursos económicos". Y alertó de que en nuestro país "la sanidad pública prácticamente no cubre la salud mental".
Desde UNICEF, además, inciden en que hay grupos especialmente vulnerables, como quienes ya tenían algún problema de salud mental previamente, las víctimas de violencia, los que han sufrido aislamiento, separaciones o duelos debido a la covid-19, los que están en riesgo de pobreza infantil o en familias en situación de desempleo, y los niños migrantes y solicitantes de asilo.
A pesar de que el estigma asociado a los problemas de salud mental sigue muy presente en nuestro país, Lara Padilla, miembro del mismo grupo asesor que Arribas, aseguró que, "poco a poco, cada vez hay más familias y más jóvenes que se animan a hablar de la salud mental".
Son los propios niños y adolescentes los que empiezan a hablar sin tapujos de cómo se sienten y de sus necesidades.
Para acabar con este tabú, así como para garantizar una atención adecuada y especializada a la salud mental de los niños, niñas y adolescentes en nuestro país, UNICEF España recuerda que se debe contar con una Política Nacional de Salud Mental de la Infancia y la Adolescencia, tal y como ha recomendado a nuestro país el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas.
“Pedimos que se apruebe cuanto antes la Estrategia de Salud Mental, y que tenga muy en cuenta a la infancia”, exigió Suárez Pertierra durante la presentación.
“Es necesario que se cree un grupo permanente de infancia y salud mental que concrete la implementación de esa estrategia abordando las principales cuestiones que afectan a la salud mental y el bienestar emocional de los niños, niñas y adolescentes. Además, deben aumentar los recursos especializados y los canales a través de los cuales puedan ser escuchados”, añadió.
La estigmatización y la falta de financiación impiden a demasiados niños gozar de una salud mental positiva
Recomendaciones
El Estado Mundial de la Infancia señala que una mezcla de la genética, experiencias personales y factores ambientales, como la crianza de los hijos, la escolarización, la calidad de las relaciones, la exposición a la violencia o los abusos, la discriminación, la pobreza, las crisis humanitarias y las emergencias sanitarias como la covid-19, conforman la salud mental de los niños y niñas, e influyen en ella a lo largo de toda su vida.
Aunque los factores de protección, como la presencia de cuidadores afectuosos, los entornos escolares seguros y las relaciones positivas con los compañeros, pueden reducir el riesgo de padecer problemas de salud mental, el informe advierte de que hay importantes obstáculos, como la estigmatización y la falta de financiación, que impiden a demasiados niños y niñas gozar de una salud mental positiva o acceder al apoyo que necesitan.
Por ello, UNICEF pide a los gobiernos y a los aliados de los sectores público y privado que se comprometan, comuniquen y actúen para promover la salud mental de todos los niños, niñas adolescentes y cuidadores, proteger a quienes necesitan ayuda y cuidar a los más vulnerables, entre otras cosas.
Para ello, el programa de Naciones Unidas exige invertir urgentemente en la salud mental y bienestar emocional de los menores en todos los sectores, no solo en el de la salud, para defender un enfoque basado en la prevención, la promoción y el cuidado que abarque a toda la sociedad.
Integrar y ampliar las intervenciones basadas en evidencias en los sectores de la salud, la educación y la protección social, incluidos los programas de crianza que promueven una atención sensible y enriquecedora, y apoyan la salud mental de los padres, madres y cuidadores; y garantizar que las escuelas protejan la salud mental mediante servicios de calidad y relaciones positivas.
UNICEF pide a los gobiernos a que se comprometan, comuniquen y actúen para promover la salud mental de los menores y sus cuidadores
Y romper el silencio que rodea a los problemas de salud mental, afrontando el estigma, promoviendo una mejor comprensión de la salud mental y tomando en serio las experiencias de los niños, las niñas y los jóvenes.
Desde UNICEF recuerdan que llevan "demasiado tiempo" observando, tanto en los países ricos como en los pobres, una falta de esfuerzos para comprender e invertir en salud mental, "a pesar de que desempeña un papel fundamental para el potencial de todos los niños".
Porque, como dice la directora ejecutiva de la oenegé, "la salud mental forma una parte integral de la salud física y no podemos permitirnos seguir considerándola de otra manera".