El artista Mikel Urmeneta, director creativo del cortometraje Bulit, explicaba sonriente ayer, pantalla mediante y de la mano de Fundación "La Caixa", que “todos son unos magos porque tienen magia al trabajar”. Durante meses, Urmeneta –que lleva años realizando los pictogramas de la Asociación Navarra de Autismo, ANA– ha trabajado de manera altruista en este proyecto para "sensibilizar, concienciar y educar sobre el autismo a través de la animación”.
“Es increíble cómo me he comunicado con Joel [uno de los niños que ha participado en el proyecto]. Parecía magia”, remarcó. Y recordaba que “las personas con autismo pueden tener auténtica fijación por el detalle, hasta tal punto de que controlan mejor que nosotros la realidad. Se ha llegado a decir que en el cambio del arte rupestre fueron personas con autismo las que hicieron la revolución hacia un arte más realista”.
Para Mariló Montero, periodista y una de las caras conocidas que apoya esta causa, la fuerza personal de Amaya Ariz, presidenta de la Asociación Navarra de Autismo, es la razón fundamental de que este corto exista y esté incluso aspirando ahora a una nominación a los Goya.
Bulit, el personaje protagonista, es un animal con una sensibilidad especial que alerta a todo su pueblo de que corre peligro
“La conocí cuando le entrevisté por su libro La alegría muda de Mario, que me emocionó mucho por cómo explicaba el día a día de su hijo. Todo eso que aplica ella con su hijo puede luego trasladarse a los colegios, como el uso de pictogramas”.
Montero rememoró el éxito sin precedentes de la película Campeones y cómo en este caso “todo el corto está dibujado y doblado por niñas y niños con autismo, lo que ha sido un esfuerzo tremendo y admirable”.
Y describió a Bulit, el personaje protagonista, como un animal que “tiene una sensibilidad especial y alerta a todo su pueblo de que corre peligro”.
El periodista Juan Ramón Lucas, otro de los apoyos del cortometraje, citaba a Lope de Vega y su “en mi vida me he visto en tal aprieto”, para aludir a lo difícil que es traducir en palabras lo que significa para él su experiencia personal respecto a este proyecto. Después de alabar también la labor de Amaya Ariz, mencionó cómo se trata de “una historia deliciosa en la que por una vez humanizar a los animales sirve para humanizar a las personas”.
Se refiere así al protagonista (un torito humanizado) de 8 años con TEA (Trastorno del Espectro del Autismo) que descubre que la naturaleza puede comunicarse con él. “Una margarita le pide ayuda advirtiendo que llega una tormenta que asolará el bosque y el pueblo. Nadie presta atención a Bulit, excepto sus amigos, la oveja Karmelia y el mono Witib. Juntos, guiados por Bulit y la naturaleza, intentan que no suceda la catástrofe”.
La Asociación de Navarra lleva actualmente una década de actividad. Amaya Ariz, su enfática presidenta, explica el giro que experimentó su vida cuando su hijo Mario fue diagnosticado de autismo y cómo decidió “poner en marcha una asociación que ayudara a las personas que se encontraban en la misma situación a encarar el diagnóstico de la mejor manera posible”.
La entidad comenzó con cuatro familias y actualmente son alrededor de trescientas las que organizan “formación online, intervención terapéutica o escuela de verano”.
Por su parte, la Fundación La Caixa y CaixaBank, que presentó ayer el cortometraje de manera telemática, destinaron en Navarra más de 150.000 euros en los últimos cinco años a diversas iniciativas relacionadas con la inclusión plena de las personas con trastorno del espectro autista en nuestra sociedad.