Bernard-Henri Lévy (Béni-Saf, Argelia, 1948) sube al escenario con una sonrisa y las manos entrelazadas en señal de agradecimiento. Acaba de finalizar la proyección de Otra idea del mundo, su nuevo documental, el cual ha estrenado en CaixaForum de la mano de Fundación "la Caixa" y ENCLAVE ODS. El público aplaude el trabajo del filósofo y escritor argelino-francés mientras el director y presidente de EL ESPAÑOL, Pedro J. Ramírez, aguarda a escasos metros dispuesto a lanzarle una batería de preguntas.
El ambiente está cargado de una mezcla de admiración, emoción y rabia. Admiración ante el valor que ha demostrado el veterano pensador al viajar a zonas calientes de conflicto con su cámara para retratar las miserias de los débiles.
Emoción por las hermosas reflexiones con las que ha elegido acompañar este durísimo viaje a los infiernos del fanatismo, origen de lo que Sartre llamaba "la gran cólera de las cosas". Y rabia ante la inevitable impotencia sentida al contemplar de brazos cruzados el sufrimiento y la injusticia que generan la barbarie y el poder sobre los más vulnerables. No es un documento apto para todos los públicos. Contiene imágenes de gran dureza.
"Uno de los combates de mi vida, desde luego el más importante y al que más tiempo he dedicado, ha sido el de luchar por la victoria del islam virtuoso e iluminado frente al islam oscurantista", explica Lévy durante el coloquio posterior a la proyección de Otra idea del mundo.
Haberse jugado la vida para rodar este documental, confiesa, ha merecido la pena sólo por ser un altavoz de quienes parece que "sobran"; por tratar de llevar "el ave de la filosofía" sobre el terreno antes de que irrumpa la oscuridad y el silencio propios de la barbarie.
"No creo en el choque de civilizaciones ni que existan bloques de naciones cerrados e impenetrables, pero sí en un futuro para nuestros hijos y nietos. Eso pasa por priorizar un islam moderado", argumenta el protagonista de la velada, y llama a tender un puente "entre el islam y la democracia", única alternativa posible para lograr la paz en zonas en las que cada día se producen auténticas aberraciones que violan todos los principios recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
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En Otra idea del mundo Lévy hace un repaso por algunos de los conflictos bélicos olvidados por la opinión pública y los medios de comunicación occidentales. No todos pertenecen al mundo islamista, aunque sí su inmensa mayoría. Tiene especial prioridad la guerra del Donbás en territorio ucraniano, de eminente actualidad tras la invasión expansionista de Vladímir Putin en Ucrania.
"Estamos en una encrucijada. Hoy debemos tomar lado por Putin o por Zelenski. El mundo se divide entre esas dos figuras. No porque sean dos hombres, sino porque representan dos sistemas de pensamiento", señala el auteur. "Es una lucha entre democracia y fascismo. Creo que, si el fascismo es una categoría de la historia que toma diferentes rostros, Vladímir Putin es hoy el rostro del fascismo".
Los otros conflictos
La película, además, retrata las insoportables matanzas de Boko Haram en Nigeria; el delirio talibán inspirado en la sharía en Afganistán; el terrible olvido que padecen los refugiados sirios, afganos o eritreos en la isla de Lesbos, donde malviven hacinados en condiciones infrahumanas; o la incierta supervivencia de los últimos batallones que combaten a Al-Shabab en Mogadiscio (Somalia), una de las ciudades más peligrosas del mundo.
"Todas las religiones tienen pasajes que no son compatibles con los derechos del hombre moderno. Sin embargo, la nobleza de una religión reside en cómo interpreta sus textos. Ahí está el corazón del judaísmo: el Talmud. O la exégesis de las glosas cristianas. O los musulmanes que reinterpretan sus propios textos", y cita al admirable pueblo kurdo, a Bosnia-Herzegovina o a Marruecos, uno de los pocos ejemplos de África en los que las mujeres "son iguales a los hombres".
Esa búsqueda de igualdad, de democracia participativa, de nexo entre la religión primitiva y la modernización de las sociedades, tiene su máximo reflejo en los peshmergas, los combatientes kurdos situados en ese pequeño "terreno de nadie" que hace frontera con Siria, Irak y Turquía.
Ellos, recuerda Lévy, son un dique de contención contra el terrorismo yihadista. A pesar de todo, "Europa los ha olvidado" y las fuerzas de Erdogan, al que el pensador se refiere como "uno de los hombres malos" de nuestro tiempo, los ha perseguido y tratado de aplastar.
Liberté, ante todo liberté
"Conciencia, fuerza y humildad", sentenció Sergi Loughney, director de Relaciones Institucionales de Fundación "la Caixa", para referirse a Benard-Henri Lévy durante la presentación de Otra idea del mundo. Son las tres palabras que mejor definen el trabajo del filósofo, también articulista de EL ESPAÑOL y autor de libros como Este virus que nos vuelve locos, La barbarie con rostro humano, Enemigos públicos, El siglo de Sartre o La pureza peligrosa.
"Conocerlo es todo un orgullo", continuó el representante de Fundación "la Caixa" tras hacer un llamamiento al público para que despertara su "conciencia social" y evitara así "perder todo lo que tenemos como sociedad, tal y como está ocurriendo en Ucrania".
Estas palabras estuvieron en sintonía con las del periodista Daniel Ramírez, quien recordó la insigne trayectoria de Lévy y se refirió a él como "uno de los pensadores más importantes de nuestro tiempo". Aprovechó el momento para recordar aquel episodio televisivo de La Clave, de José Luis Balbín, misteriosamente desaparecido tras su grabación, en el que el filósofo francés cargó ferozmente contra Santiago Carrillo hasta desarmarlo. Todo bajo el pretexto de que el marxismo, tomado el poder, sólo traía "hambre y violencia". Hoy es inencontrable. ¿Por qué? No se sabe.
Cruz Sánchez de Lara, editora de ENCLAVE ODS y vicepresidenta de EL ESPAÑOL, también subió al escenario para deshacerse en halagos hacia Bernard-Henri Lévy. "Es un gran escritor, un gran filósofo y un reportero de guerra. Se trata de la conjunción más estelar que yo he visto nunca: un intelectual de acción por la paz y por la libertad que supone la encarnación de todos los valores de la sostenibilidad desde un momento en el que ni siquiera este término se utilizaba", relató.
"Bernard-Henri Lévy es una de las personas más impactantes que he tenido la oportunidad de conocer. Atesora una brillantez innegable, un compromiso inagotable y un tesón que le hacen acudir en favor de la libertad y de la paz allá donde se tornan imposibles", remató Sánchez de Lara. "Quienes lo conocemos sabemos que su último estertor sonará como liberté".
Finalmente, Pedro J. Ramírez, presidente de EL ESPAÑOL, quien moderó el coloquio a la finalización de la proyección, se refirió a Lévy como un hombre "comprometido con la defensa de todas aquellas causas asociadas a la libertad" y agradeció públicamente la inmensa labor que ha hecho por la sociedad a través de "sus reportajes, películas y trayectoria vital".