En las grandes urbes, no es raro observar una boina negra de contaminación sobre los edificios, pero que sea más fácil percibirla en estos lugares no quiere decir que solo exista ahí. De acuerdo a las cifras oficiales, la totalidad de la población española está respirando aire contaminado con partículas dañinas para la salud. Y el problema es que, en algunos casos, se superan los límites legales establecidos por la Unión Europea.
Así lo reflejan los últimos datos facilitados por las distintas administraciones a Ecologistas en Acción. En su informe recogen una buena noticia, y es que la calidad del aire en España en 2021 mantiene la mejora observada en el año anterior. Algo que, como señalan, puede derivarse de la restricción general de la movilidad y la contracción económica por la pandemia.
De acuerdo a los datos recopilados, los descensos en el consumo de combustibles fósiles y de electricidad alcanzaron el año pasado respectivamente el 9% y el 2,8% sobre 2019, debido a la caída del transporte aéreo y terrestre. Al tiempo, las fuentes renovables aportaron su máximo histórico a la demanda de energía, mientras en 2021 siguieron cerrando centrales térmicas de carbón, las más contaminantes.
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Tanto es así que la calidad del aire en nuestro país ha mejorado con respecto a años anteriores, pero desde Ecologistas insisten en que aún hace falta un mayor esfuerzo. Sobre todo desde que, en el último mes de septiembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) volvió a endurecer los niveles de contaminantes recomendables.
Estos nuevos estándares son mucho más exigentes con respecto a la presencia del dióxido de nitrógeno (NO2), de partículas en suspensión inferiores a 10 micras (PM10) o inferiores a 2,5 micras (PM2,5) y el ozono. Todos estos contaminantes suponen un riesgo para la salud humana y, en el caso del ozono, también para los cultivos.
De acuerdo al informe publicado por Ecologistas, y según la legislación vigente en la UE (Directiva 2008/50/CE y el Real Decreto 102/2011), las personas que respiraron aire contaminado en nuestro país fueron 5,4 millones, lo que supone uno de cada 10.
Ahora bien, si se toman en consideración los límites recomendados por la OMS, los datos no han mejorado en cuanto población y territorio afectados. De hecho, de acuerdo a este tope que marca la agencia de Naciones Unidas, toda la población española respiró en 2021 un aire con niveles de contaminación superiores a los recomendados. Esto son 3,1 millones de personas más afectadas respecto a 2019.
Contaminantes como el nitrógeno provocan cada año en España hasta 30.000 muertes prematuras, según los datos de la Agencia Europea de Medioambiente. Son dañinos y una exposición continuada puede acabar ocasionando enfermedades de tipo respiratorio como el asma, cáncer de pulmón o problemas cardiovasculares.
Del informe presentado por Ecologistas, es reseñable el caso de Madrid. Los niveles de NO2 se desplomaron en 2021, un 25% respecto al nivel medio entre 2012 y 2019, por el mantenimiento del menor tráfico urbano derivado de la lucha contra la pandemia. Sin embargo, la capital ha sido la única ciudad española que el año pasado siguió incumpliendo los límites legales de nitrógeno de la UE (más permisivos que los recomendados por la OMS).
La Comisión Europea ya abrió un expediente a España en 2014 por incumplir la normativa europea en cuanto a calidad del aire en tres puntos: Madrid, Barcelona y Baix Llobregat. Después de años de avisos, Bruselas decidió optar por la vía judicial y, en 2019, elevó el caso al TJUE para que valorase los incumplimientos continuados de la directiva europea en las tres áreas españolas. Será en las próximas semanas cuando el tribunal emita una sentencia, que según lo fallado podría derivar en multas millonarias.
Como recogen desde Ecologistas, la principal fuente de contaminación en las áreas urbanas, donde se concentra la mayor parte de la población, es el tráfico motorizado. En determinadas áreas fabriles y en el entorno de las grandes centrales termoeléctricas son estas fuentes industriales las que condicionan de manera decisiva la calidad del aire. Asimismo, el transporte aéreo y marítimo tiene gran repercusión en la calidad del aire del entorno de aeropuertos y puertos.
Además de los contaminantes clásicos, también supone un problema el cancerígeno benzo(a)pireno, relacionado con la combustión de la biomasa. En el 2021, superó el límite legal en la localidad jienense de Villanueva del Arzobispo. No obstante, también se han detectado niveles preocupantes para la salud en territorios rurales de Andalucía, Aragón, Castilla y León, Cataluña o Galicia, además de en el entorno de determinadas industrias siderometalúrgicas de Avilés, Gijón y A Coruña.
El ozono, un problema para los cultivos
La contaminación no sólo afecta a nuestra salud, también a la tierra y a todo lo que cultivamos en ella. De acuerdo a los últimos datos remitidos por las administraciones, la superficie expuesta a los contaminantes dañinos como el ozono troposférico alcanzó el 24,2% del territorio nacional. Esto es la mitad con respecto a 2019 y la cifra más baja registrada hasta ahora.
El ozono afecta de manera severa a la salud vegetal y a los ecosistemas, reduciendo la productividad de las plantas, aumentando su vulnerabilidad a las enfermedades y plagas o incrementando de manera excesiva los nutrientes presentes en el agua y el suelo (eutrofización).
Como recuerda el informe, la AEMA señala a Italia y a España como los dos países europeos con mayores daños de la contaminación por ozono sobre la agricultura, afectando en nuestro país, según esta fuente a dos terceras partes de la superficie cultivada.
Todos estos son costes que llevan aparejada una factura nada despreciable. Según recoge el documento, el coste sanitario y laboral derivado de la contaminación atmosférica ascendió a 38.000 millones de euros en 2013, un 3,5% del Producto Interior Bruto (PIB) español.
El informe de Ecologistas denuncia un problema de fondo, y es que a pesar de que la contaminación del aire debería abordarse como un problema de primer orden, son muchos los casos en nuestro país en los que faltan Planes de Mejora de la Calidad del Aire, a pesar de ser obligatorios.
Desde la organización aducen “falta de voluntad política” y lamentan que al menos una decena de Comunidades Autónomas siguen incumpliendo su obligación de elaborar planes de lucha contra el ozono en las zonas donde se exceden los objetivos legales.
Además de esto, la Ley de Cambio Climático obliga a que todas las ciudades de más de 50.000 habitantes cuenten con zonas de bajas emisiones antes de 2023. No obstante, la mayoría de las ciudades no están declarando estas zonas, pese a los abundantes fondos públicos que están recibiendo para su implantación.