Una de las premisas para conseguir alcanzar las emisiones cero en el año 2050 es la apuesta por una economía basada en las energías renovables. La ciencia pide que esta transición se produzca de manera rápida y contundente, pero es algo que todavía no se ha conseguido. Al menos así lo afirma el informe Breakthrough Agenda Report publicado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Este documento, solicitado por 45 líderes mundiales, concluye que el mundo debe cuadruplicar el ritmo anual de incremento de energías renovables –relacionadas con solar y eólica– para 2030. De lo contrario, el cero neto se retrasará décadas. La razón principal de que el camino esté siendo algo más pedregoso y lento de lo que debería es que existe una importante brecha de colaboración en materia energética a nivel internacional.
Con la Cumbre del Clima a la vuelta de la esquina –convocada para noviembre de este año en Egipto–, las conclusiones de este informe llegan para pedir, de nuevo, acciones contundentes y colaboración entre países.
De acuerdo al texto de la AIE, no todo es negativo. De hecho, reconoce el progreso en el despliegue de tecnologías necesarias. En 2021, se duplicaron las ventas de vehículos eléctricos con respecto al año anterior, alcanzando un nuevo récord de 6,6 millones.
Además, prevé un aumento en la capacidad renovable global del 8% en 2022, superando la marca de 300 GW por primera vez y equivalente a alimentar aproximadamente 225 millones de hogares. Con ello, se pronostica una reducción de los costes de generación de electricidad global de al menos 55.000 millones de dólares en 2022, según la nueva capacidad renovable agregada en 2021.
Sin embargo, aún hace falta pisar el acelerador. Como indica Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE, “estamos en medio de la primera crisis energética verdaderamente global, con consecuencias devastadoras en toda la economía mundial, especialmente en los países en desarrollo”. Por ese motivo, insiste: “solo acelerando la transición hacia una energía limpia y sostenible podremos lograr una seguridad energética duradera”.
En línea con estas conclusiones, el director de la AIE añade que es a través de la colaboración internacional como podemos hacer que la transición sea “más rápida, más barata y más fácil para todos”. Asegura que “sin esta colaboración, la transición a cero emisiones netas será mucho más desafiante y podría retrasarse por décadas”.
Desde la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA), Francisco La Gamera, su director general, señala que “la crisis energética y climática ha expuesto las debilidades y vulnerabilidades de un sistema que depende en gran medida de los combustibles del siglo XX”.
De hecho, añade que todo lo que no sea “una acción radical e inmediata” eliminará en última instancia la posibilidad de permanecer en el camino del límite de aumento de temperatura media global para este siglo de 1,5 grados.
“La Agenda Breakthrough y nuestro informe conjunto envían una fuerte señal antes de la COP27 de que una mayor colaboración internacional puede aumentar la ambición y acelerar el progreso”, comenta La Gamera. Por tanto, “avanzar en la transición a las energías renovables es una opción estratégica para brindar energía asequible, empleos, crecimiento económico y un medio ambiente más limpio”.
Urge una mayor colaboración
Los resultados de este informe con 25 recomendaciones sirve para que los líderes mundiales las discutan en el Foro de Acción Global de Energía Limpia y la 13ª Reunión Ministerial de Energía Limpia que se llevará a cabo en Pittsburgh, Estados Unidos, del 21 al 23 de septiembre de 2022.
Algunas como crear nuevas superredes transfronterizas esta década para aumentar el comercio de energía baja en carbono, reducir las emisiones, mejorar la seguridad energética y mejorar la flexibilidad del sistema. Asimismo, y entre otras medidas, acordar una definición común y fechas objetivo en las que todos los vehículos de carretera nuevos serán cero neto, con el objetivo de 2035 para automóviles y furgonetas y la década de 2040 para vehículos pesados.
No obstante, el estudio de la AIE insiste en que sin colaboración internacional la transición energética se puede retrasar durante décadas. Y esto a pesar de que los costes tecnológicos pueden disminuir hasta en un 18 % para 2030.
Las estimaciones de IRENA citadas en el informe sugieren que una transición energética alineada con la limitación del aumento de la temperatura global a 1,5 °C podría crear cerca de 85 millones puestos de trabajo adicionales para 2030 en comparación con 2019, compensando con creces las pérdidas de 12 millones de puestos de trabajo.
Mahmoud Mohieldin, encargado de Cambio Climático de la ONU para Egipto, asegura que hay “necesidad de garantizar un acceso asequible a fuentes de energía limpias y verdes para todos” e insiste en que “debe ser la prioridad a nivel nacional, regional y local, para tener el impacto necesario a nivel mundial, así como la necesidad de movilizar la financiación adecuada".