La 28ª Conferencia de las Partes de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) de este año no solo tiene ya sede –Emiratos Árabes Unidos–, también presidente. El ministro de Industria del país del golfo, Sultan Al Jaber, será, presumiblemente, el encargado de llevar la batuta de unas negociaciones clave.
Al Jaber, que ya ha representado a Emiratos en anteriores ediciones de la cumbre del clima como delegado, será el principal negociador de un encuentro que se torna decisivo en el futuro climático del planeta. Y es que esta COP está llamada a ser la aceleradora de la acción por el clima. Algo que, a priori, podría parecer complicado al tener como cabeza visible al presidente de la Abu Dhabi National Oil Company (Adnoc), una de las mayores productoras de petróleo a nivel mundial.
Tal y como adelantaba el miércoles 11 de enero el diario británico The Guardian, Al Jaber tiene todas las papeletas para presidir un encuentro que se centrará en hacer un "inventario global" que determine la situación y el progreso real de la acción climática y de los objetivos marcados en la cumbre de París de 2015.
Para ello, los planes nacionales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero son clave. Y aunque muchos países ya los hayan presentado, aún queda un grupo de países que aún no han hecho los deberes. La labor del presidente de la COP será precisamente convencer a los más reticentes de la urgencia de elaborar y presentar sus estrategias.
La COP del petróleo
El problema está en que muchos de los observadores, según han explicado al periódico británico, temen que Emiratos Árabes lleven a cabo la tarea encomendada. Porque, a fin de cuentas, se trata de uno de los principales productores de petróleo del mundo y mantiene lazos estrechos con sus vecinos petroleros, como Arabia Saudí.
Ya en la última cumbre del clima, celebrada el pasado año en Egipto, el país árabe contó en su delegación con 70 personas estrechamente vinculadas a sectores nacionales de combustibles fósiles. Incluso el propio presidente de Emiratos, Mohammed Bin Zayed Al-Nahyan, reconoció que "EAU es considerado un proveedor responsable de energía y seguirá desempeñando este papel mientras el mundo necesite petróleo y gas".
El emiratí llegó, además, a ofrecerse abiertamente a proveer de combustibles fósiles a los Estados que quisiesen "crear lazos" con el país del golfo.
Conflictos de interés
Según cuenta The Guardian, los veteranos de las cumbres del clima no se fían de lo que pueda ocurrir en Emiratos Árabes. Un experto, por ejemplo, asegura al medio que "Al Jaber está a caballo de dos mundos. Uno sería el de las negociaciones climáticas, donde tiene que promover un gran salto en la reducción de emisiones y en la financiación de la descarbonización. El otro, como cabeza visible de Adnoc".
Y añade: "EAU quiere que se le vea como pioneros en alimentación, tecnología, adaptación y finanzas innovadoras, pero ¿cómo van a hacer si siguen siendo grandes contaminadores fósiles?".
Tal y como aseguran desde el medio británico, algunos activistas de la sociedad civil incluso han asegurado que, antes de ponerse al frente de la presidencia de la COP28, Al Jaber renuncie a cualquier puesto que ostente relacionado con la industria de los combustibles fósiles. "Si se convierte en presidente, es imperativo que dimita como CEO de Adnoc", reclama la directora ejecutiva de Climate Action Network International (CAN), Tasneem Essop en The Guardian.
El conflicto de interés, explica la portavoz de una de las redes de organizaciones climáticas más revelantes, es obvio: "No puede presidir un proceso en el que se ataja la crisis climático dirigiendo una empresa responsable de dicha crisis". En caso de no hacerlo, advierte Essop, "una petrolera nacional de un 'petroestado' estará secuestrando en toda regla las conversaciones climáticas de Naciones Unidas".