El salario de al menos 1.700 millones de trabajadoras y trabajadores de todo el planeta creció menos que la inflación entre diciembre de 2019 y el mismo mes de 2021. Esto ha provocado que su capacidad para comprar alimentos o pagar las facturas energéticas se redujese. Estas son las conclusiones del último informe sobre desigualdad realizado por Oxfam Intermón en 2022.
Como cada año, la organización publica, al tiempo que se reúnen los líderes mundiales en el Foro de Davos, un informe que denuncia el problema de la desigualdad y que plantea algunas soluciones. En el documento, titulado La ley del más rico: gravar la riqueza extrema para acabar con la desigualdad, se recuerda que la actual 'policrisis' global ha enriquecido aún más a las grandes fortunas.
De esta manera, la concentración de riqueza acumulada en manos de una minoría de ultrarricos, que ya alcanzaba niveles récord, se ha intensificado. Como explica Fran Cortada, director de Oxfam Intermón, "estamos viviendo un aumento desbocado de la desigualdad y de la pobreza sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial".
Según el análisis de Oxfam a partir de los datos de Credit Suisse, durante la última década, el 1% más rico de la humanidad ha acaparado más del 50% de la nueva riqueza global generada. Esto supone, a su vez, que por cada dólar de nueva riqueza obtenido por una persona perteneciente al 90% más pobre de la humanidad, un milmillonario se embolsa 1,7 millones de dólares.
Una 'policrisis' con ganadores
Tal y como asegura el texto de Oxfam, la actual crisis de coste de la vida, con la escalada de los precios de los alimentos y la energía, está generando asimismo enormes ganancias para gran parte de esta élite económica. Las empresas que se dedican a la alimentación y la energía han engrosado sus arcas, batiendo récords de beneficios y pagando dividendos históricos a sus ricos accionistas y sus propietarios milmillonarios.
Según Cortada, esto de muestra que "estamos ante una crisis alimentada y exacerbada por algunas empresas y superricos que se han aprovechado del contexto de incertidumbre de la pandemia y de la guerra en Ucrania y están sacando tajada, están inflando precios y márgenes a costa de una gran mayoría".
Mientras tanto, las instituciones financieras vaticinan un futuro muy negro. El año pasado, el Banco Mundial anunció que no se logrará cumplir el objetivo de poner fin a la pobreza extrema de cara a 2030, y que “se han frenado los avances mundiales en la reducción de la pobreza extrema”. Como explica Cortada, "la pobreza extrema crece de nuevo después de 25 años de descenso continuado". Por el contrario, recuerda, "la riqueza en manos de unos pocos superricos sigue creciendo sin freno".
Y es que la riqueza de los milmillonarios aumentó enormemente durante la pandemia del coronavirus, según Oxfam. Los grandes planes de estímulo que se activaron entonces, con la inyección de fondos públicos para paliar los efectos económicos de la crisis, han tenido como efecto colateral el repunte de los precios de los activos y la riqueza en manos de una élite. Así, al menos, lo denuncia la oenegé.
El informe recuerda que el aprovechamiento de las condiciones de mercado por parte de algunas empresas ha provocado, como mínimo, el 50% de la inflación en Australia, Estados Unidos y Europa. Esto, insisten, supone tanto una crisis del “coste del beneficio” como del coste de la vida.
Más impuestos para los ultrarricos
Además de señalar a los ganadores y perdedores de la 'policrisis', el informe de Oxfam pretende mostrar cómo una imposición adecuada a los ultrarricos podría ser la vía para lograr un mundo más justo, sostenible y sin pobreza. Si bien la riqueza conjunta de los milmillonarios ha decrecido ligeramente desde que alcanzara sus niveles máximos en 2021, siguen estando varios billones de dólares por encima de su valor anterior a la pandemia.
En 2022, según el texto, las empresas energéticas y de alimentación duplicaron con creces sus beneficios, distribuyendo 257.000 millones de dólares en dividendos a sus ricos accionistas. Todo ello, denuncia, mientras más de 800 millones de personas se iban a la cama con hambre cada noche.
La razón de esto, según la oenegé, está en la teoría 'del goteo' de la riqueza, muy defendida por Gobiernos, instituciones financieras internacionales y las élites que, como lee el informe, "han engañado al mundo". Esta teoría defiende que una
presión fiscal baja y unos elevados beneficios para unos pocos acabarán por enriquecer al resto.
Endeudados y más emprobrecidos
Algunos países, augura el informe, se encuentran al borde de la bancarrota por el descontrol del servicio de la deuda. Según Oxfam, "los países más pobres destinan cuatro veces más ingresos al servicio de la deuda (que a menudo deben pagar a acreedores privados, ricos y abusivos) que al gasto en salud pública".
Es tan grave la situación, que muchos Gobiernos están considerando recortes drásticos del gasto público. La organización no gubernamental ha calculado que tres cuartas partes de los Ejecutivos tienen previsto recortar el gasto durante los próximos cinco años, por un importe total que podría ascender a 7,8 billones de dólares a nivel mundial.
Desde la entidad, defienden que para romper este círculo de concentración de la riqueza sin fin en manos de los más ricos, "los Gobiernos deben abordar la legislación laboral, la privatización de los recursos públicos y la remuneración de los altos ejecutivos de las grandes corporaciones".
Y lo explican con ejemplos: "Es intolerable que, por ejemplo, Elon Musk y Jeff Bezos tributen a un tipo impositivo real menor al 3,3%, mientras Aber Aber Christine, una mujer ugandesa que se gana la vida comerciando en el mercado, pague en impuestos el 40% de lo que logra vender". Por esto, Oxfam concluye que la reforma, que debe realizarse en todos estos ejes y países, pasa por aumentar la presión fiscal sobre los más ricos.