La escasez de agua está siendo especialmente notoria este último año en países como España, pero lleva tejiéndose una larga temporada. Así lo demuestra la última investigación que publica la revista científica Nature Communications. Tras analizar el agua acumulada en embalses de todo el mundo, las conclusiones son claras: no han dejado de perder agua en los últimos 20 años.
Hasta ahora esta información no se había analizado a escala mundial, pero es de gran importancia conocerla, sobre todo en un contexto de sequías y falta de agua como el que se pronostica bajo un escenario de cambio climático. Para ello, investigadores de la Universidad de Texas utilizaron imágenes satelitales para analizar 7.245 embalses ubicados en todo el mundo entre 1999 y 2018.
En base a esta información, los autores Yao Li, Huilin Gao y sus colegas descubrieron que el almacenamiento total del embalse a nivel mundial aumentó a un ritmo de unos 28 kilómetros cúbicos por año. Este dato se explica por la construcción de nuevas reservas en los últimos años. Sin embargo, ni siquiera bajo estas condiciones se están llenando como se esperaba.
Los investigadores no solo analizaron la capacidad de estos embalses, sino su relación con lo que tienen almacenado en realidad. Como recoge el artículo, esto hace comparables las regiones con diferentes capacidades de almacenamiento y no se ve afectado por el aumento del almacenamiento de los nuevos embalses.
"Nuestro análisis revela que el almacenamiento normalizado de reservorio global ha disminuido significativamente en el siglo XXI, a pesar de un aumento en el almacenamiento total debido a la construcción de nuevos reservorios", recoge la investigación.
Estos resultados se deben, en general, a dos cuestiones principales: una disminución del agua de escorrentía en las últimas dos décadas y un aumento de la población y, por tanto, de demanda de agua.
Los mayores cambios se dieron, sobre todo, en América del Sur, Asia y África, a los que los investigadores califican como "los puntos críticos" donde se planean la gran parte de actuaciones de construcción de represas, con Brasil, China y la República Democrática del Congo a la cabeza.
Sin embargo, es probable que el desarrollo futuro de nuevos embalses no alivie el estrés hídrico causado por la creciente demanda de agua municipal e industrial en el sur de Asia (por ejemplo, India) y el sureste de Asia (como en China). Por su parte, en América del Sur y África, las disminuciones en las reservas se asocian principalmente con una menor escorrentía.
Para los otros tres continentes, que están dominados por países desarrollados y tienen pocos reservorios posteriores a 1999, las tendencias de almacenamiento real y capacidad coinciden. De hecho, en América del Norte y Europa se observan tendencias significativas de aumento que, en conjunto, compensan la tendencia general global decreciente. No obstante, los autores puntualizan que estos datos son "conservadores", porque no se han considerado los impactos de la sedimentación.
Los lagos más grandes pierden agua
La sequía que afecta a gran parte de los embalses a nivel mundial también afecta a los lagos. Otra investigación reciente publicada en la revista científica Science daba un dato demoledor: la mitad de los más grandes del mundo se están secando.
Esa disponibilidad cada vez menor de agua es preocupante. En lo que se refiere a los lagos y embalses, ya que, aunque cubren aproximadamente el 3% de la superficie terrestre mundial, almacenan el 87% del agua del planeta. Esto les convierte en un recurso muy valioso para los ecosistemas humanos y terrestres.
El equipo que ha publicado la investigación creó una técnica para medir los cambios en los niveles de agua en un total de 250.000 imágenes satelitales –tomadas entre 1992 y 2020– de los 1.972 lagos más grandes a nivel mundial. Las conclusiones fueron sorprendentes.
Comprobaron que hasta un 53% de ellos habían perdido agua a un ritmo de unas 22 gigatoneladas por año. Los autores del estudio equiparan esta pérdida con la del lago Meads, la reserva de agua más grande de los Estados Unidos. Y detrás de estos resultados, los investigadores encontraron dos claros culpables: el cambio climático y el consumo humano de agua descontrolado.
Este trabajo incluía también una gran evaluación sobre los embalses. Según la investigación de Science, casi dos tercios de las reservas hídricas de la Tierra experimentaron pérdidas significativas de agua. Aunque, en este caso, señalan a la sedimentación como la culpable principal de esa disminución de agua en las reservas.
Por este motivo, los autores que publican ahora en la revista Nature Communications apuntan que la resolución de los desafíos asociados con los recursos hídricos finitos no se puede superar solo mediante la construcción de nuevos embalses, y que se necesitan nuevas estrategias de gestión (particularmente con respecto a la regulación de los embalses).
Además, los hallazgos también ofrecen una nueva perspectiva para reevaluar los beneficios socioeconómicos de construir nuevos embalses y dan una idea de la tensión entre la creciente demanda de agua y la disminución de la disponibilidad de agua en los países en desarrollo.