La segunda ola de calor llegó el pasado 10 de julio, pero no lo ha hecho sola. El polvo en suspensión sahariano también la acompaña y afectará a la calidad del aire en gran parte del Mediterráneo occidental, especialmente en España. Se prevé que las partículas sólidas PM10 cubran gran parte del país. Y hoy es precisamente cuando alcanzan su punto más alto.
El Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus (CAMS) ha realizado un seguimiento del transporte del polvo sahariano en el último fin de semana. El CAMS predice, a través de sus imágenes satélites, que las concentraciones de partículas PM10 en sur del Mediterráneo aumentarán debido al polvo procedente del Sáhara. Alcanzarán la península ibérica, Córcega, Cerdeña, el sureste de Francia y el norte de Italia.
En las regiones más afectadas, se sobrepasará el umbral de exposición media diaria de 50 µg/m3. La Organización Mundial de la Salud (OMS) sitúa el nivel diario máximo en 45 µg/m3 y el nivel promedio anual en 15 µg/m3.
"Este episodio de transporte de polvo coincide con las condiciones de ola de calor experimentadas en España y el Mediterráneo occidental relacionadas con los orígenes de la masa de aire sobre el Sáhara", señala Mark Parrington, científico principal del Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus.
La NASA, en una nota informativa, reconoce que "el desierto del Sahara es, con mucho, la mayor fuente de polvo en suspensión de la Tierra". Y el polvo puede llegar desde África hasta el Caribe y el golfo de México. En mayo del año pasado, los penachos alcanzaron algunos estados de EEUU.
Un peligro climático
Esta no es la primera vez que llega a España una intrusión de polvo mineral del desierto del Sáhara. Estos fenómenos "se repiten con frecuencia en nuestro entorno geográfico", señalan desde la AEMET. Y el impacto de la calima no sólo se limita a la salud humana, también tiene consecuencias significativas en la agricultura, el transporte terrestre y aéreo o la energía solar.
Las partículas en el aire absorben y reflejan la luz solar, alterando la cantidad de energía solar que llega a la superficie. Además, pueden favorecer o reducir la formación de nubes y tormentas, dependiendo de otras condiciones atmosféricas. Puede ser muy peligroso para las personas con problemas respiratorios, pero proporciona fertilizante natural, gracias a sus propiedades ricas en hierro y otros minerales, a los ecosistemas oceánicos y terrestres.
"Estos episodios de polvo sahariano en las primeras semanas de 2022 han degradado gravemente la calidad del aire en las islas Canarias y han sufrido un transporte de largo alcance hacia el Atlántico Norte", dijo Parrington.
Un fenómeno recurrente
A principios de año, el territorio español sufrió varios episodios de calima. Entre mediados y finales de enero se produjeron tormentas de polvo en la región de las islas Canarias, que también tuvieron su origen en el Sáhara. Y, al igual que la nube de calima de esta semana, estuvieron acompañadas por fenómenos de transporte de polvo hacia el Atlántico Norte.
Y poco después, en febrero, el polvo sahariano llegó a la península ibérica —y el Mediterráneo—, por culpa de una DANA o gota fría. En ese caso, hubo un aumento significativo de las partículas PM2.5 y PM10. Y a finales de mayo también hubo otro episodio. Pero el cóctel de calor y polvo que se está produciendo ahora, según las previsiones del CAMS, "muestran concentraciones más elevadas de partículas en la superficie y en las capas altas de la atmósfera".
Predecir la dirección en la que viajarán estas nubes de polvo es importante para planificar estrategias para contrarrestarlo. El polvo está a merced del viento y las condiciones meteorológicas. Las tormentas de polvo pueden elevar el material hacia la atmósfera, lo que facilita su dispersión por otras zonas del planeta.