El uso frecuente de teléfonos móviles se asocia a una menor concentración y cantidad de espermatozoides en el semen de los hombres. Estas han sido las conclusiones de un extensivo estudio realizado por investigadores suizos de la Universidad de Ginebra (UNIGE) y el Instituto Suizo de Salud Pública y Tropical (STPH) que estudiaron la asociación entre los parámetros del semen de casi 3.000 hombres y el nivel de uso de sus teléfonos móviles. S
Los investigadores suizos, siguiendo la estela del primer estudio nacional sobre calidad del esperma realizado en 2019, han revisitado la cuestión y analizado los datos de 2.886 hombres suizos de entre 18 y 22 años, reclutados entre 2005 y 2018 en seis centros de reclutamiento militar. Los resultados han sido publicados en la revista Fertility and Sterility.
"Los hombres rellenaron un cuestionario detallado sobre sus hábitos de vida, su estado general de salud y, más concretamente, la frecuencia con la que utilizaban sus teléfonos, así como el lugar en el que los colocaban cuando no estaban en uso", explica Serge Nef, profesor titular del Departamento de Medicina Genética y Desarrollo de la Facultad de Medicina de la UNIGE y del Centro Suizo de Toxicología Humana Aplicada (ST), que codirigió el estudio.
La concentración media de espermatozoides fue significativamente mayor en el grupo de hombres que no usaron su teléfono más de una vez a la semana (56,5 millones/ml) en comparación con los hombres que usaron su teléfono más de 20 veces al día (44,5 millones/ml). Esto se traduce en una diferencia del 21% en la concentración de esperma entre ambos grupos.
Según los valores establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), un hombre tardará más de un año en concebir un hijo si su concentración de espermatozoides es inferior a 15 millones por mililitro. Y el porcentaje de posibilidades de embarazo disminuirá si la concentración de espermatozoides es inferior a 40 millones por mililitro.
Una tendencia global
Desde hace algunos años se viene advirtiendo de la pérdida de calidad del semen. Este estudio se suma a la lista de investigaciones que tratan de arrojar luz sobre la nocividad de los campos electromagnéticos de radiofrecuencia ionizantes (RF-EMF) procedentes de los teléfonos móviles en la fertilidad masculina.
Hace un año, se publicó otra investigación en la revista Human Reproduction Update que analizó muestras de esperma de todas las regiones del mundo. Y los resultados fueron escalofriantes: se encontró que el recuento de espermatozoides se ha reducido a la mitad en los últimos 50 años. Y una investigación en personas infértiles en nuestro país reveló que si bien no se identificaron diferencias significativas en la concentración, sí había alteraciones en la motilidad —la habilidad de moverse espontánea e independientemente— y la morfología —la forma y el tamaño— de los espermatozoides.
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Este tipo de estudios han apuntado a una combinación de factores ambientales (disruptores endocrinos, pesticidas, radiación) y hábitos de vida (dieta, alcohol, estrés, tabaquismo) como responsables de la disminución de la calidad del esperma. Lo que no había explorado tanto, es la relación de la variable del uso del teléfono móvil con la calidad del semen, que se mide sobre la base de la concentración, la movilidad, la morfología y la vitalidad de los espermatozoides.
Además, los estudios anteriores que evaluaban la relación entre el uso del teléfono móvil y la calidad del semen, tal como afirma Rita Rahban, primera autora y codirectora del estudio de la UNIGE y el SCAHT, "se realizaron en un número relativamente pequeño de individuos, rara vez tenían en cuenta información sobre el estilo de vida y han estado sujetos a sesgos de selección, ya que se reclutaron en clínicas de fertilidad. Esto ha dado lugar a resultados poco concluyentes".
¿Es peligroso llevarlo en el bolsillo?
Los investigadores suizos también se fijaron en la posición del teléfono. Los hombres podían elegir si llevaban el móvil en el bolsillo del pantalón, en el del pecho, en el cinturón o en cualquier otro sitio, pero más del 85% de ellos colocaba el teléfono en el bolsillo del pantalón cuando no lo utilizaba. Llevarlo en el bolsillo del pantalón no se asoció con parámetros seminales más bajos.
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No obstante, Rahban reconoce que este descubrimiento no es concluyente, puesto que "el número de personas de esta cohorte que indicaron que no llevaban el teléfono cerca del cuerpo era demasiado pequeño". Otra de las limitaciones asumidas por el equipo de investigadores de la UNIGE y el STPH tiene que ver con la calidad de los datos: el estudio analizó datos autoinformados sobre el uso de los teléfonos (y la exposición a la radiación electromagnética). Para hacer frente a esta limitación, en 2023 se puso en marcha un estudio financiado por la Oficina Federal de Medio Ambiente (FOEN).
Los resultados ayudarán a desentrañar algunas cuestiones que han quedado pendientes de resolver. "¿Las microondas emitidas por los teléfonos móviles tienen un efecto directo o indirecto? ¿Causan un aumento significativo de la temperatura en los testículos? ¿Afectan a la regulación hormonal de la producción de esperma? Todo esto está por descubrir", explica Rahban.
Del 2G al 5G
Al tomar en cuenta el factor temporal, se identificó que la mayor asociación entre el bajo recuento y concentración de espermatozoides y el uso del teléfono se produjo entre 2005 y 2007. Estas fechas coinciden con el despliegue de las tecnologías 3G. A medida que las empresas pasaron de 2G a 5G, la asociación se debilitó. Esto confirmó las sospechas iniciales: la disminución de la potencia de salida se traduce en una mejor calidad del esperma.
En los periodos posteriores (2008-2011 y 2012-2018) disminuyó gradualmente con el tiempo. ''Esta tendencia corresponde a la transición de 2G a 3G, y luego de 3G a 4G, que ha provocado una reducción de la potencia de transmisión de los teléfonos'', explica Martin RÖÖsli, profesor asociado del STPH.
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Este descubrimiento ha inquietado a algunos científicos, como a Allan Pacey, profesor de Andrología de la Universidad de Manchester. "Me intriga la observación de que, al parecer, el mayor efecto se observó con los teléfonos 2G y 3G más antiguos en comparación con las versiones modernas 4G y 5G. Esto no es algo que yo pueda explicar y habría que hablar con un experto en radiación electromagnética para entenderlo mejor", señala en un comunicado.
Pero advierte que hay que ser cautos con la interpretación. El estudio "sólo muestra una asociación entre el uso del teléfono móvil y la calidad del semen", explica. Y añade que "no podemos estar seguros de que el teléfono móvil no sea un marcador sustitutivo de otro aspecto del estilo de vida o la ocupación de los hombres que sea la causa real de cualquier cambio en la calidad de su esperma".
En la misma línea que Pace, Alison Campbell, directora científica de Care Fertility, declara en un comunicado que el estudio "no debe causar alarma ni cambios drásticos de hábitos". Pero aconseja que "los hombres que deseen concebir, o que quieran mejorar la salud de su esperma, deben hacer ejercicio (pero sin sobrecalentarse en la zona inguinal), seguir una dieta equilibrada, mantener un peso saludable, evitar el tabaco y limitar el alcohol, y buscar ayuda si tienen problemas para concebir".